Stigma in the Finder I (Finder no Rakuin)

Stigma in the Finder I
(Finder no Rakuin)

Hola a todos,

Hace un tiempo me enviaron un link de una traducción que habían hecho de la novela «Finder no Rakuin» de Satoko Ai basado en el queridísimo manga «You’re my loveprize in viewfinder» de Yamane Ayano.

Antes de nada, quisiera que apoyaran al creador o creadora del post original (http://feishuanghua.tumblr.com/post/137186436357/stigma-in-the-finder-i-finder-no-rakuin), yo sólo traduciré su versión y la publicaré. Recuerda que puede tener errores ortográficos o gramaticales.

No siendo más, espero que lo disfruten.

CuteMonster.


ATENCIÓN NSFW (+18)

CONTENIDO YAOI (HOMBRE x HOMBRE)

Si no te gusta, por favor no lo leas


Stigma in the Finder I
(Finder no Rakuin)

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I

Las noches en Taiwán están llenas de tentaciones y encantos.

El país moderno está salpicado de rascacielos, montones de personas y vehículos que recorren sus caminos a través de las estrechas calles. Sin embargo, si salen de la carretera principal, se abre un pasaje íntimo, diseminado con viejos mausoleos y templos, una vista que está a la altura del segundo nombre de Taiwán: el ilustre pájaro.

En una esquina de esos enredados callejones existe un mercado donde hay bullicio y bullicio toda la noche. Los puestos, también llamados Lubiantan, permanecen brillantes, como si ahí existieran festivales todo el tiempo. En estas calles comerciales, las cuales también son visitadas por muchos turistas, se hablan idiomas diferentes a las lenguas asiáticas y el aroma de la comida se mezcla con el opresivo sudor.

En un puesto de comida de este mercado nocturno, un  huésped se levantó de su silla. Con su billetera en la mano, llama a la cocina: -«Me gustaría pagar, por favor».

En el menú de la tienda, dirigido por un matrimonio taciturno y anciano, se encontraban los típicos platos: fideos con carne, carne picada y arroz.

-«Vendré de nuevo», dijo. Después de que pagó, dejó la tienda, pasando por encima del viejo perro mestizo que estaba en la salida, el cual se despertó con el fuerte grito de agradecimiento de la dueña de la tienda. El viejo perro levantó su cara y soñolientamente meneó la cola, bostezó y jadeó, su gordo vientre se arrugó. Sólo en los casos más raros éste perro amado por lo humanos ladraba. El huésped desapareció mientras el fuerte chisporroteo del aceite de las ollas sonaba, entonces el perro echó su cabeza en sus patas delanteras, miró la gente que pasaba a su lado y lentamente quedó dormido de nuevo. Un día como cualquier otro en esta tienda.

Poco tiempo después, la puerta trasera de la cocina se abrió y un joven cargado de bolsas de basura salió. Parecía pertenecer al personal. Además de su ordinaria vestimenta, compuesta por una camiseta de polo y pantalones de algodón, usaba el delantal de la tienda alrededor de sus caderas. A diferencia del lado luminoso y ruidoso de la calle, la parte trasera de la tienda estaba aislada y desierta. Como si el hombre se fusionara con el aire subtropical y el aire húmedo, éste se dirigió hacia adelante apuradamente con su espalda encorvada; con esa actitud parecía un gato, con su zumbido silencioso y su cabello tan negro como la tinta.

Se dirigió directo a los contenedores gigantes de basura y tiró las bolsas adentro en un sólo movimiento lleno de habilidad junto a un ruido fuerte, el olor penetrante de podrido llegó a su nariz. La tienda era, obviamente, prospera ya que el contenedor estaba lleno de residuos de cocina. Una vez que acabó, el hombre suspiró brevemente y se quitó el delantal, luego lo colocó casualmente debajo de su brazo y se detuvo al lado del ventilador. Antes de regresar a la tienda, se permitió él mismo tomarse un descanso. Inclinó su espalda contra la pared, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo puso directamente en su boca. Mientras miró hacia arriba, su cabello, que antes cubría su rostro, cayó hacia un lado para que se revelaran sus estrechos ojos a través de un hueco. Brillantes chispas se reflejaban en sus oscuros ojos como relámpagos brillantes. Un destello rojo iluminó la oscuridad como una luciérnaga, y con un suspiro de placer tomó lentamente su cigarrillo, pero en éste momento, su aliento vaciló. Notó que había otra persona ahí, sus sentidos repentinamente estaban en alerta.

-«Así que es aquí donde andabas, Yoh» Una voz sonó.

Lentamente, una silueta apareció. Cuando el hombre al que acababan de referirse como Yoh, reconoció la figura que aparecía en el aire, el cigarrillo cayó en silencio de su boca al suelo, a la vez del delantal que estaba en su brazo. El ambiente ruidoso pareció, por un momento, quedar en total silencio.

-«Tiempo sin vernos», la silueta continuó: -«¿Perdiste peso?»

La persona sonrió sabiendo que estaban burlando de él. Era un hombre alto y esbelto. Tenía una sudadera con capucha, que lo hacía lucir como un adolescente del área, y probablemente ese era su propósito, no atraer atención. La capucha colgaba tan bajo que su rostro no era reconocible, aunque su largo cabello se asomaba, eso hablaba mucho de él, así como su manera tranquila de hablar.

-«Maestro Feilong» Yoh, se presionaba más y más contra la pared, a la vez que apretaba sus sudorosas manos.

Liu Feilong, oficialmente es un exitoso hombre de negocios de Hong Kong, pero en cubierto es el joven jefe del sindicato de drogas «Baishe» que no sólo se propaga en China, sino en toda Asia. Era conocido por controlar el mundo bajo de Hong Kong, pero raramente actuaba en persona. Sólo hace unos meses, Yoh recibía órdenes de Feilong.

-«¿Quién creería que estuvieras en un trabajo tan humilde de Taiwan después de que dejaras mi lado?»

Con sus delgados dedos, Feilong agarró el borde de su capucha y la dejó deslizarse sobre sus hombros. En el crepúsculo apareció un rostro pálido.

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Había pasado un rato desde que Yoh había visto por última vez esas hermosas facciones. Esa apariencia tan elegante le hizo tragar saliva, no había pensado que volvería a ver a Feilong de nuevo. ¿Quién se daría cuenta que ese hombre con esa vestimenta que se funde en la oscuridad, es el jefe de Baishe? A pesar de su descontento, Yoh se quedó a una distancia segura de Feilong y sólo lo miró.

-¿Qué pasa, Yoh? Parece que hubieras visto a un fantasma». Feilong se detuvo ante él, sonriendo.

Yoh reunió su ingenio y finalmente encontró su voz de nuevo. -«No es nada… Sólo que no esperaba encontrarte aquí»

Cuando notó como el humo subía por debajo de sus pies, pisó el cigarrillo con su talón. Los dos hombres estaban cara a cara. Un viento tibio sopló a través del callejón y la brisa onduló el cabello de ambos.

«Diría lo mismo de ti. No me digas que Asami no te recibió bajo su ala»

Asami Ryuichi, un mediador que hala las cuerdas en el fondo de la politiquería japonesa y en su economía. El recuerdo de la fatídica pelea a bordo del barco del casino estaba aún fresca, la mafia rusa también había estado involucrada en el incidente. Después de que Chou le arrebatara la carga de un gran negocio de drogas bajo la nariz de Beishe, él huyó a Japón. Ese fue el inicio de todas las disputas. Feilong le siguió a Japón y se las arregló para eliminar a Chou, quien a su vez le había pedido a Asami que lo introdujera al contrabando en Europa; pero, inmediatamente después ocurrió un tiroteo ocurrió entre en el mediador, Asami y la cabeza de Baishe, Feilong.

Feilong hirió a Asami, y a pesar de su propia herida secuestró al amante de Asami, quien había estado presente durante todo el tiroteo. El nombre del amante de Asami, es Takaba Akihito, un fotógrafo. Para tenerlo de vuelta, Asami llevó los títulos del casino, robados de la mano de Feilong como apalancamiento. Sin embargo, Takaba hizo que Feilong aceptara el trato en un lujurioso barco-casino en el mar de Hong Kong. Pero la mafia rusa, oliendo el dinero y el poder, tomaron parte del debate, y por un momento, la cubierta del barco se convirtió en una sangrienta muestra de guerra. Eventualmente, Feilong cambió a Takaba como decía el trato y todo llegó a su fin. Pero Feilong no había pasado por alto que Yoh, en el fondo, tenía que ver con todo lo sucedido. Por siete años había sido engañado por su hombre más leal, pues Yoh había sido enviado en nombre de su adversario japonés (Asami) para supervisar cada movimiento de Feilong. Cuando Feilong se enteró que el hombre en el que había confiado, era en realidad espía de Asami, se llenó de rabia, Yoh, sabía del temperamento oculto de Feilong y tragó saliva de nuevo.

-«¿Y qué haces aquí ahora? ¿Te desharás de mí?»

El castigo para los traidores era duro. Cuando se descubrió la traición de Yoh hacia Feilong, él había sido capturado por Baishe y puesto en la picota por alta traición. Pero él no podía morir aún, no hasta que no trajera de nuevo a Takaba al lado de Asami sin daño alguno, de lo contrario los previos siete años no hubieran valido de nada. Conducido por su deber, se las ingenió para liberarse y aprovechando los disturbios, rescató a Takaba Akihito. Esa era la prueba de que había sido leal a Asami durante siete años y al mismo tiempo era la prueba para que recibiera la penitencia por haber engañado a Feilong durante tanto tiempo. Pero esos no habían sido sus únicos pensamientos, si él fuera a morir de todas maneras, quería poner su destino en manos de Feilong, porque después de que se solucionara todo, él tenia el poder de decidir sobre la vida de Yoh; sin embargo, éste no había pronunciado su veredicto. Lo que sea que estuviera pasando dentro de Feilong, que ahora tenia el poder en sus manos, no tenía que ver con Yoh, pues éste pudo salir desapercibido de la cubierta del barco, se distanció de Baishe y se fue a Taiwan por su cuenta. Con la ayuda de algunas conexiones, se mezcló con la gente del mercado nocturno y ahora trabaja en un puesto de comida, aún sabiendo que había sido, en su mayoría, asesinatos los que mantenían su cabeza por encima del agua. No importa donde uno esté, uno siempre pone primero el pie en la puerta de los caracteres oscuros. No era fácil blanquearse, incluso después de darle la espalda a una organización.

-«¿Qué significa que hayas venido aquí? Apenas habrías venido a saludarme.

Los ojos de Feilong le miraron fijamente ante ésta pregunta. -«¿Te da curiosidad?»

Las mafias no tienen enemigos. A menos que sea un negocio muy serio, Feilong sólo saldría de la casa acompañado de sus subordinados. Y ahora está parado aquí, en ropa casual, fusionándose con la oscuridad. La suposición de que algo estaba mal, llegó rápidamente.

-«Me pregunto qué estás haciendo aquí, sin compañía alguna…»

Y aunque Yoh, no quería admitirlo, él no podía negar el hecho que la situación actual con Feilong le causaba mucha curiosidad. En realidad, un traidor no debe preocuparse por algo así, pero no sabía que tipo de estado de ánimo había llevado a Feilong a pasar por alto su traición, pero sí sabia lo despiadado que podía ser. Durante los siete años bajo su comando, él había presenciado cosas terribles y brutales que le ordenaban hacer sin que los que le comandaban movieran un ojo. Si alguien se dejaba engañar por su belleza exterior y olvidaba el veneno oculto dentro de Feilong, una lección le esperaba.

Sin incrementar la distancia, respondió la pregunta de Yoh. «¿No se te pasa por la cabeza el por qué vine a verte?»

-«Nunca, ¿qué tan orgulloso crees que soy?» Yoh, respondió rápidamente, aunque hubiera sido una mentira el decir qué no había pensado en esa posibilidad cuando había visto a Feilong en frente suyo. Feilong era capaz en todos los sentidos posibles de entender los sentimientos de otros, pero él no era sentimental. Tampoco le sorprendería que tomara su vida por capricho, ya que dejó ir la oportunidad cuando Yoh escapó del barco. Después de todo lo que había sucedido, Yoh no lloraría por su vida, pero la visita de Feilong era tan repente que no podía ignorar su inquietud.

Feilong dio un paso hacia él. Yoh, estaba preparado, bajó su mirada y sintió su mano en su hombro, el líder de la mafia susurró a su oído, -«¿Entenderías si te digo… que quiero que mates a alguien por mí?»

Yoh abrió los ojos y miró a Feilong. Incluyendo a las filas más bajas, Baishe tenía miembros en toda Asia, sin importar en qué parte del mundo uno se oculte, para Baishe es una tarea simple el buscar el paradero de alguien, por lo tanto, no era de extrañar que Feilong supiera de su oscura línea lateral. Sin embargo…

-«¡Espera! ¡¿Por qué me preguntas esto?!»

-«¿Quieres escuchar una razón?»

-«Si el jefe de Baishe viene personalmente a Taiwan encubierto para matar a un objetivo específico, soy el contacto incorrecto.»

-«Sólo tú puedes llevar a cabo esta tarea.»

Esas palabras resonaron en el corazón de Yoh en una placentera pero extraña manera, y aún así su confusión no desaparecía, ni podía imaginarse que objetivo podrían asignarle. Todos los subordinados de Feilong eran hombres fieles y excelentes, casi podrían ser llamados ciegos fieles. Una sola palabra del era suficiente para aniquilar cualquier molestia, por más pequeña que fuera. Pero aquí estaba, y viajó especialmente desde de Hong Kong. Yoh miró fijamente a Feilong con una mirada indagadora -«¿Quién es?», preguntó.

-«Te daré esa información después de haber aceptado la misión» Su respuesta fue sin vacilación, pero no era suficiente.¿Era el sujeto una persona a la que no podía nombrar, o había otra razón especial para su reserva? Yoh, no confiaba en el asunto, así que intentó sacar las verdaderas intenciones del otro hombre.

-«Por favor, perdóname, ¿pero no crees que es una orden incorrecta? ¿Y qué si me rehúso?»

Él ya no pertenecía más a Baishe. Que aceptara la misión o no era enteramente a su decisión, sin embargo, Feilong le hizo un gesto de asentimiento con absoluta confianza.

-«No rechazarás. No, no puedes negarte… Yoh… ¿lo harías por mi?»

Al igual que ese día, la mirada sombría y exigente de Feilong lo atravesó. No era la primera vez que le daba la orden de poner a un alborotador fuera del camino. Dentro de él, los recuerdos de hace siete años vinieron vívidamente. Cuando conoció a Feilong en la prisión de Hong Kong, sus ojos no tenían vida, Yoh se había infiltrado en la prisión para vigilar y proteger a Feilong como ordenes de Asami, pero siempre se había preguntado si era realmente necesario. Feilong había perdido su organización, así como su propia carne y sangre. No podía regresar a nadie y había escapado de la muerte. Incluso si sus heridas habían sanado tiempo después, la cicatriz quedaría. Sin embargo, como había llegado a los oídos de Feilong que uno de los jefes formales de Baishe reconstituiría la organización e hizo contacto con Asami, el dragón dormido dentro de él despertó de nuevo.

-«Tengo que asegurarme de que este hombre desaparezca, Yoh… ¿harías eso por mi?» Feilong había dado una orden. Ni siquiera le importaba el asesino que mandó tras ese hombre. Irónicamente de todas las personas, Asami, quien lo introdujo en toda esta situación, había sido el que hizo que las llamas en sus ojos brillaran una vez más. Yoh, aún ni podía olvidar el momento en el que los ojos de Feilong le habían hecho temblar, ésta había sido la primera vez que se sintió atraído por él.

Respondió, -«¿Así que éste hombre está causándole problemas como jefe de Baishe, pero aún así, es alguien a quien puede dejarme? Y por lo tanto, debo matarlo.»

-«Aceptas rápido» Feilong le sonrió y se echó atrás un poco.

Sin embargo, había la pequeña posibilidad de usar esta información. Era cierto que Feilong sentía extrema precaución hacía esa persona. Para los directores, los asesinos por contrato profesionales son como una especia de peón que pueden sacrificar en cualquier momento, y si Yoh fallaba la misión, ya no era parte de la organización, así que Feilong podría fácilmente pretender que él no estaba conectado de ninguna manera con Baishe. A primera vista, puede verse como un negocio unilateral, pero cuando se inspecciona de cerca, se trata de una situación equitativa: una negociación entre el principal y el agente y no entre el jefe y el subordinado. No era una tarea que Feilong le hubiera confiado a una persona cualquiera.

-«Está bien», respondió Yoh. «Aceptaré la misión.»

Y aceptó no porque sintiera que su orgullo estaba siendo desafiado por el poder de Feilong. Debió ser sido asesinado por su traición, por su conexión con Asami que ya había salido a la luz. Prácticamente ya se había resignado a morir. Sin embargo, Feilong, aún no lo había matado, por lo que estaba en deuda con él, y cualquiera fuera su criterio de selección, solo Yoh, calificó.

-«Si puedo pagar mi deuda con esto…»

Feilong asintió a esta respuesta con satisfacción y ocultó su rostro con la capucha de nuevo. -«En este momento, esta área está demasiado ocupada. Volveré mañana por la noche, antes de que se abra el mercado nocturno, entonces razonaremos otras condiciones.»

Yoh, asintió. Le hubiera gustado saber más, pero si permanecía ausente del trabajo por mucho tiempo, habría una posible sospecha y ya era hora de volver a la tienda. Pero sólo a ese momento, Feilong se inclinó hacia su oreja y le susurró con una voz tranquila: -«Una cosa más… me siguieron hasta aquí esta noche.»

El cuerpo de Yoh se puso tenso. Por más desapercibido que quisiera pasar Feilong, no podía ocultar el aura que le rodeaba, así que el perseguidor sabría perfectamente quién era. Enojado por su propia negligencia de no haber notado esa sed de sangre, miró a su alrededor.

-«¿Desde cuándo? ¡¿Tienes idea de quién…?!»

Sin embargo, sus preguntas susurradas se desvanecieron. De alguna manera, Feilong, estaba demasiado calmado.

-«¿No sabes quién?» preguntó, Feilong, de manera extraña.

De repente, parecía una persona diferente. Yoh, inmediatamente supo quien era el «perseguidor» cuando vio a Feilong encogiendo los hombros con una sonrisa ligeramente agónica. Tocando sus propias sienes, Yoh susurró: -«¡Tao! ¡¿Él te siguió?!»

Tao, era el chico de confianza de Feilong, Probablemente había extrañado tanto a su señor que no pudo evitar ir tras él, pues aunque Feilong lo cuidara todo el tiempo, no siempre podía estar con él. Hasta ahora, Tao siempre había esperado juiciosamente el regreso de Feilong, pero parecía que ya había pasado esa edad.

-«Ya no se puede hacer nada por hoy, pero por favor insístele en volver a casa mañana. No tienes que decirle que ya me había fijado en él.»

Cuando se trataba de Tao, raramente ponía una mirada estricta. Ocasionalmente, mostraba su rostro despiadado, pero hacia Tao actuaba cariñosamente. Aunque ya tenia casi trece años, probablemente todavía era un pequeño niño para Feilong. Pero, no se escapó de la atención de Yoh,que aparte de que debía cuidar a Tao, una sombra oscura apareció en la cara de la belleza pálida. Al parecer, él realmente quería evitar que Tao se enterara de la misión, incluso cuando Tao creció bien protegido, debe haber comprendido lo que implica la labor de su tutor. El hecho de que Feilong le pidiera que hablara con Tao, implicaba circunstancias inusuales.

-«Entendido. Hablaré con él.»

No, las circunstancias de su cliente no eran interés para Yoh. La única cosa importante para él, era la eliminación del objetivo.

-«Cuento contigo.» Feilong se volteó para irse. Simultáneamente, la puerta trasera de la cocina se abrió.

-«¿Por cuánto más piensas relajarte?» Alguien gritó desde la cocina. Ya que Yoh no había vuelto, el dueño de la tienda probablemente quería chequear que todo estuviera en orden. De repente los gritos de los vendedores y del montón de gente, que parecían haberse silenciado con la apariencia de Feilong, volvieron a Yoh de nuevo.

-«¡Ya vooy!» Respondió Yoh. Cuando se volteó de nuevo, Feilong ya se había ido. De la misma manera sigilosa en la que había aparecido, se desvaneció y al parecer ni siquiera pensó necesario decirle adiós a Yoh. La elegante y repentina desaparición lo sorprendió.

-«Hah…»

En contraste de su aire frió como líder, Feilong daba una sonrisa más profunda a sus subordinados. Incluso si uno supiera exactamente, que su naturaleza era calculadora, uno había podido ganar su atención por un momento. Yoh lo había observado indiferentemente como los otros, pero ahora que había dejado el clan, se dio cuenta que se había enamorado de él.

-«Lo siento, jefe»

Una vez que Yoh volvió a su puesto, el dueño de la tienda señaló con su barbilla hacia la entrada, tras su mirada, pudo ver el chico que se detenía en la parte delantera de la tienda e inspeccionaba el lugar. El pequeño visitante había seguido a Feilong, pero debió haberlo perdido de vista en ese distrito. Su rostro parecía como el de un niño perdido.

-«Está bien vestido, pero ha estado actuando de esa manera todo el tiempo. -«¿Ese es tu chico?»

Yoh, puso su mano en su frente debido al horrible malentendido. -«¡Por supuesto que no!» «Es el hijo de… un conocido».

Dudo un poco de lo que estaba diciendo, pero no sabia como más explicarlo, incluso su jefe no pareció creerle mucho. Se excusó brevemente y abandonó la tienda. Caminó directamente hacia el muchacho y los ojos de Tao comenzaron a brillar cuando lo vio.

-«¿Yoh? Eres tú, ¿no?, ¿Eres Yoh? ¡No nos hemos visto por un largo tiempo! ¿Pero qué haces aquí?» Tao, probablemente no esperaba volverlo a ver de nuevo y menos en Taiwan. El niño mostraba alegría en sus ojos mientras corría hacia Yoh. -«¡Sólo desapareciste cuando estaba en el hospital!. Estaba muy preocupado, ¡es bueno saber que estás bien!» Al final de su inundación de palabras, inclinó su cabeza y empezó a murmurar a sí mismo con curiosidad, «hm, ¿el señor Fei vino aquí a ver a Yoh? Pero…»

Su voz sonó un poco como si se quebrara, pero no parecía molestarle. Parecía estar haciendo bien. Yoh tambaleó ante la inmutable inocencia de Tao, -¿no te dijeron nada?- preguntó.

-¿Eh? ¿Decirme qué?- contestó Tao, confundido. Hacia unos meses, Yoh había dejado la organización, se las había arreglado para sacar, con la llave que tenia Tao, las acciones contenidas para el casino de Macao de la caja fuerte, las cuales Feilong había heredado de su padre. Yoh había traicionado a Tao y le había quitado el tesoro que Feilong le había confiado, y sin embargo, el chico le sonreía como de costumbre. Feilong le había ocultado el secreto probablemente a propósito. Yoh, trató de sacudirse esos pensamientos y agarró el brazo de Tao -«¡Olvídalo, dime que estas haciendo aquí, Tao!»

-«¿Huh? Uhm… yo sólo quería mirar…adentro.

Quizás estaba a punto de decir la verdad, pero su mentira de emergencia fue interrumpida por su estómago gruñendo, puso una mano sobre su vientre y sonrió a Yoh un poco incomodo. Parecía hambriento.

-¡Entra!» dijo Yoh y volvió a la tienda con él. Cuando ya sentó a Tao en una mesa en la esquina, entró a la cocina. Quería preparar algo simple y miró alrededor. En ese momento, la mujer de la tienda le entregó una bandeja con un plato de arroz y sopa, y le indicó que se la llevara al niño.

-«Está hambriento, ¿no?»

-«Sí, ¡muchas gracias!»

Yoh, había conocido a la pareja dueña del negocio poco después de haber llegado a Taiwan. Yoh, era es un asesino, pero también era un refugiado y para establecerse en un país discretamente, había decidido buscar un trabajo especialmente apretado y sucio en los puestos que se apiñaban. Quería vivir lejos del radar, evadiendo el contacto con las personas. Estaba agradecido con sus colegas ya que nunca interferían en nada. Ambos tuvieron una infancia difícil, y su profunda compasión fue quizás lo que ayudó tantas veces a Yoh.

Inclinó un poco su cabeza como agradecimiento y llevó la bandeja a la mesa de Tao. Tanto como el plato de arroz con el tocino agridulce, como la sopa de tofu frito con fideos, arroz y verduras eran platos típicos de Taiwan.

-«Come antes de que se enfríe» dijo Yoh, mientras dejaba el plato de comida en frente de Tao.

Los ojos de Tao empezaron a brillar de nuevo. -«¿De verdad puedo?»

Aparentemente, había estado tan ocupado siguiendo a Feilong que no había tenido tiempo ni para comer. No gastó mucho tiempo en discursos de agradecimientos y empezó a devorar la comida humeante. Cuando la anciana vio su gran apetito desde la cocina, sonrió. Yoh, exhaló, cogió una silla y se sentó frente a Tao.

-«Quiero que regreses a Hong Kong tan pronto hayas acabado de comer y estés satisfecho, mañana en la mañana…»

-«¡No quiero!»

Ante esta pronta negativa. Yoh no pudo evitar parpadear, nunca había visto ese comportamiento en Tao antes, al menos no cuando era miembro de Baishe. Miró automáticamente de cerca al chico y llegó a la conclusión de que era probable que la pubertad fuera la culpable, por lo tanto su voz ligeramente raspada, debía atribuirse también a la pubertad. Mientras trataba de recordad su propia pubertad, el sabor de una mandarina inmadura entró en su mente y de inmediato apartó su pensamiento. Pero ahora sabia que tendría poco efecto regañar a Tao, así que re formuló su orden -«Has prometido al señor Feilong no comprometerte demasiado, no deberías ser una carga para él con tus acciones»

-«¡No lo hago! ¡Estoy aquí por mi cuenta!» Tao tomó con orgullo un trozo de papel de su bolsa mientras masticaba y lo revoloteó en la nariz de Yoh, así que éste aprovechó la oportunidad y sin más preámbulos se lo arrebató.

-«¡¿Cuál es la gran idea?! ¡Devuélvemelo!»

Yoh, esquivó las manos de Tao, que intentaban atrapar de nuevo el pedazo de papel robado y dejó que sus ojos vagaran por la dirección impresa en el mapa. Aparentemente, Tao había reservado una habitación en el mismo lugar donde se alojaba Feilong. Durante su crecimiento había adquirido también ciertas actitudes problemáticas.

Yoh, le devolvió el pedazo de papel y jadeó «¡Ese no es el punto! Si algo te pasara, haría triste al señor »

Feilong quizá amaba más al chico que el chico a él. Se hizo evidente cuando tras la consternación de Feilong, el mismo Tao tuvo que ser hospitalizado porque él quería proteger a su amo. Los miembros de Baishe le dieron a su beneficio, la máxima prioridad. Era difícil imaginar la carga que debía ser mantener una organización  de delincuencia que suele ser dispersa, junta a sus 29 años de edad. Tao estaba rodeado de inhumanidad y brutalidad, sin embargo no sabía lo que significada ser traicionado. Para Feilong, él era el que lo calmaba. Hace siete años Feilong había perdido a toda su familia de un sólo golpe, y Tao era el único que consideraba su familia y que estaba bajo su cuidado.

-«¡No dejaré que eso pase! ¡Porque protegeré al señor Fei!»

Tao sorbió la sopa del plato y orgullosamente se dio un golpe en el pecho. El respeto se reflejaba en los ojos del puberto chico. Él admiraba mucho a Feilong, quién era como un padre y un hermano para él. Aún así, su vida no estaba sucia, pero ¿seguirá el mismo camino de Feilong algún día? Yoh, descartó ese pensamiento rápidamente, no era asunto suyo.

-«Tú puedes decir muchas cosas, pero si algo te pasa, meterás en problemas al señor Feilong. ¿Cómo piensas protegerlo si desprecias su voluntad? ¡Sé un poco más maduro!»

Esta reprimida hizo que Tao hiciera pucheros, quizás se consideraba adulto, sin embargo, en algunas situaciones el niño dentro de él todavía sale a la superficie.

-«¡¿Entiendes lo que digo, Tao?!»

-«¡Está bien! Me iré ya, ¿feliz?» Dio a la última palabra un énfasis especial, luego frunció los labios y asintió a regañadientes. Independientemente de si era consciente de ello o no, probablemente por su naturaleza y su inocencia pura, la cual es difícil de creer ya que había crecido entre la mafia, ¿cuándo se daría cuenta este chico inocente de lo que especial que era la posición en la que estaba?

-«Chīhǎo le» *(¡Gracias por la comida!)

Y aunque el chico sabía que le iban a enfatizar que debía regresar a Hong Kong al día siguiente, sólo se levantó de su asiento y se limpió la boca con satisfacción.

-«¡Tao!»

Sin prestarle atención a Yoh, agradeció a los dueños de la tienda y siguió derecho hacia la salida. Yoh rápidamente fue tras él, pero justo cuando estaba a punto de agarrar su brazo, Tao se detuvo abruptamente.

-«Yoh…» Lo miró con una expresión madura en su cara. En este momento, a pesar de que es más alto que él como por dos cabezas, Tao de repente le pareció más alto que él, lo cual era muy confuso.

-«Me alegra que te hubiera encontrado aquí, Yoh» le dijo seguido de -«Desapareciste tan de repente que realmente estaba muy preocupado por ti. Es bueno saber que estás bien.»

-«Tao…»

-«¡Gracias por todo! Me iré entonces» La tímida sonrisa de Tao hizo callar momentáneamente a Yoh, y mientras seguía luchando por las palabras, Tao se dio la vuelta y corrió al bullicio del mercado.

-«Este pícaro…»

Miró los pasos de Tao y suspiró. Parecía que Tao lo sabia todo, pero al final no sabía nada. No tenía idea de cuántas personas estaban añorando la atención de Feilong todos los días, y sin embargo, Tao era el único en el que Feilong confiaba. En algún momento y de un momento a otro había estado al lado de Feilong y desde entonces había llevado a cabo algunas tareas de casa. Había gente en el clan que se molestaba por ese comportamiento de Feilong hacia Tao, pero nadie parecía preguntar sobre la razón, por lo tanto era mejor no abordar ese tema. Sea como sea todo, ya no tenía que ver con Yoh.

 

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FIN DEL CAPÍTULO

II

Sus pómulos hundidos, su mirada aguda e intrépida, incluso la marca de cigarrillos que fumaba, no habían cambiado. Quizá sólo era un poco más audaz que antes. Mientras Feilong se abría camino a través de la multitud en la calle del mercado, pensó en el hombre con el que se acababa de encontrar. Yoh, no le exigió ninguna información. Las personas que no hacen investigaciones innecesarias pueden ser confiables, porque es el gato paciente el que atrapa a la presa. Feilong, pensó en lo que había dicho a Yoh.

«Quiero que mates a alguien por mi….»

Dejó pasar estas palabras por su mente de nuevo.

Había una razón tras su visita secreta a Taiwan. Si los miembros de Baishe supieran quién era el objetivo, no sólo desestabilizaría su posición como líder, sino que sacudiría toda la organización hasta sus cimientos. Todo comenzó hace siete años, en una noche lluviosa. Liu Talen, el ex líder de Baishe y el padrastro de Feilong, fue baleado. Ese día, la organización cayó en un estado de caos. Su hermanastro mayor, Yan Tsui, resultó gravemente herido a mano de Asami Ryuichi; y Feilong que había escapado por poco de la muerte, fue arrestado y enviado a la cárcel: su padre biológico, To, también había muerto a tiros, y así, en una sola noche, perdió a todos los que podía llamar parientes. Sólo en la prisión había entendido que la bala que se había llevado la vida de Liu Talen no provenía de la misma arma a la que había disparado; había sido asesinado por Asami, pero Liu Talen había sido asesinado por su propio hijo, Yan Tsui.

Asami tuvo gran influencia en la policía de Hong Kong por lo que Yan Tsui no sólo había salido sospechoso del asesinato de Liu Talen , sino también del asesinato de To, sin embargo, la verdad parecía muy diferente. El conocimiento de este terrible hecho estaba profundamente enterrado en el corazón de Feilong aún, y la verdad, nunca podría aceptar la verdad. Yan Tsui, que ahora estaba siendo procesado como culpable, había desparecido sin dejar rastro alguno, incluso se rumoreaba que había muerto, pero en realidad sólo había huido. Después de un moverse de un lugar a otro, eventualmente llegó a Taiwan. Yan Tsui todavía estaba vivo. Aún así, Feilong se había enterado de esto después de haber sido liberado de la cárcel, reconstruir Baishe y convertirse en su nuevo líder. Pero decir que Yan Tsui estaba consternado por esta circunstancia era sólo un eufemismo,  pues éste había asesinado a su benevolente padre y ahora estaba viviendo su despreocupada vida nueva. La sangre de Feilong empezó a hervir.

¿Por qué había asesinado a su padre? Feilong habría preferido salir en ese instante para enfrentarse con su hermano, incluso había pensado tomar el asunto en sus manos, pero forzó esos pensamientos, porque, a pesar de todo, Yan Tsui era el hijo biológico de Liu Talen, el ex jefe de la organización, y en China, el asesinato dentro de familias es condenado. Inclusive, y sin tener en cuenta las ultimas palabras de su difunto padre, no se permitió poner un arma en contra de su hermano, por más razones que tuviera. Recordó la urgente petición de Liu Talen a la hora de su muerte, le había pedido que perdonara a Yan Tsui.

«Debes perdonar a Yan…»

Estas últimas palabras hicieron el corazón de Feilong sangrar. Liu Talen había perdonado a Yan Tsui, aunque lo hubiera matado. Feilong decidió cumplir el sueño de su padre, pero no para proteger el honor de su hermano. Y entonces, llegó a sus oídos el rumor de que Yan Tsui, quien voló de Hong Kong, estaba ahora viviendo en Taiwan bajo un nombre falso y hasta lideraba una mafia. Probablemente quería purgar su pasado pecaminoso, el de llevar a Baishe directo a su muerte a través de un extraño. Era difícil compararlo con Asami, pero parecía que para Yan Tsui también la avaricia era un impulso agradable. Y aunque Feilong, hubiera sabido exactamente lo que su hace actualmente, siempre era capaz de contenerse al actuar, y fuese lo que fuese que estuviera planeando en éste momento, incluso fuera inofensivo, Feilong lo dejaba pasar por alto. Esto hasta que un espía le trajo noticias de que la mafia rusa estaba dando apoyo a su hermano, y aunque el último deseo de su padre había sido otro, Feilong ya no podía ignorar las acciones de Yan Tsui. Además no se sabía hasta que punto el mafioso ruso Mikhail Arbatov estaba trabajando con la mafia taiwanesa; y por otro lado, si dentro de Baishe sus subordinados vieran que Yan Tsui, el hijo biológico del ex líder y sucesor legitimo estuviera vivo, era imposible predecir lo que podría suceder, pero de seguro habría un golpe y los que se atrevían a perturbar la armonía de la organización eran echados, por eso como jefe de la organización había aceptado ese veredicto despiadado. La relación con su hermano había jugado con esta resolución hasta cierto punto.

Feilong, que paseaba por la calle del mercado, se detuvo abruptamente. Dirigió su mirada hacia una de las mesas que se encontraban desordenadas al lado de la calle. Ahí, se encontraban dos hermanos sentados, juntando sus cabezas y leyendo un libro escolar que tenían en frente con la pobre luz que emanaban los puestos. Quizás, sus padres estuvieran trabajando en uno de esos puestos. Parecía que realizaban una tarea, uno de ellos se veía inquieto, pero dejaba que su hermano mayor, de aproximadamente trece años, le mostrara como buscar palabras en un diccionario. Les rodeaba un montón de gente que acababa de llegar del trabajo. En las mesas había una cálida cena. La gente charlaba y era muy animada, una escena cotidiana y común en Taiwan.

De repente a Feilong se le vinieron los recuerdos de su propia infancia, cuando había sido niño, respetaba a Yan Tsui como su hermano mayor, habían vivido y aprendido juntos con el padre de Yan. No podía sacar de su cabeza la sensación de como Yan Tsui acariciaba tiernamente su mano cada vez que le habían cortado su amado cabello color ébano.

-«¿Quizás aún estoy dudando?» Pensó Feilong.

La misión para Yoh sería matar a Yan Tsui en secreto.

A pesar de que así iba a vengar la muerte de su padre, mentiría si dijera que no sentía indecisión frente al asunto. Su vacilación no sólo se debía hacía sus recuerdos del pasado sino hacía su estima hacía él como hermano.

Tao… Pensó en la inocente sonrisa del muchacho que cuidaba de él en Hong Kong, que además era el hijo natural de Yan Tsui. Feilong, era el único que conocía ese secreto muy bien guardado, y nunca debía salir al aire. Nadie, ni siquiera los miembros de Baishe, mucho menos Tao, sabían nada al respecto.

Había odio que la madre de Tao, era la esposa de un miembro común de Baishe. En algún tipo de capricho, Yan Tsui había puesto las manos sobre ella, y quedó embarazada de Tao, pero por complicaciones en el parto, ella murió. No había forma de averiguar que había pasado con el esposo de la madre de Tao, y la pareja de ancianos que se habían hecho cargo del recién nacido, fallecieron también, por lo tanto, Tao era el único que quedaba.

No es algo común en una organización criminal, sin embargo, al niño estaba relacionado con la sangre de Yan Tsui, lo cual cambió la situación. Para Feilong, que había sido adoptado por la familia Liu, era un sobrino, aunque no tuvieran lazos de sangre. En aquel entonces los caminos de Feilong y de Yan Tsui estaban separados por siempre, pero Tao no tenia la culpa. Y si él se hiciera cargo del hijo de Yan Tsui, que era su pariente, podría darle también consuelo a su desgarrada alma.

Cuando ya había tomado a Tao bajo su ala, sólo sentía que había recogido un gato callejero de la carretera, pero si Feilong no hubiera tenido ese estado de ánimo en ese momento, Tao no habría sobrevivido de ninguna manera, incluso el estrato social normal es difícil para un huérfano, pero en mundo de la mafia las cosas son aún más rudas.

Los lazos de sangre de Tao habían permanecido ocultos, y Feilong le dio trabajo de salón provisionalmente. Sin embargo, Tao se convirtió eventualmente en un refugio de cariño. Detrás de la franqueza de Tao, no había malas intenciones. Todos los días Feilong esperaba ser traicionado, pero Tao jamás le traicionaría, sólo le respetaba. Para Feilong, se convirtió en una persona insustituible . De vez en cuando también sentía desagradable que Tao no supiera nada, pues ya que Tao pertenecía a la familia Liu, debería ser bien recibido, con privilegios por su estatus, no merecía pasar su vida en un salón. Sin embargo, aparte de todo, Feilong desarrolló sentimientos de amor paternal, que no querían hacer de Tao un mafioso. Posiblemente, era muy egoísta mantener al chico de trece años a su alcance, pero la forma en que crecía inocente y alegremente, le daba paz a Feilong. Sin embargo, también surgía un inmenso conflicto cuando Tao le miraba con su afectuosa mirada . ¿Realmente era bueno dejar que permaneciera en el mundo bajo? Feilong sabía de la hipocresía, la conducta explotadora y las personas que conspiraban contra él, y precisamente porque él había crecido entre esos conflictos, pensó que no era demasiado tarde para Tao.

Y si descubriera el secreto de Yan Tsui…

Pensó aún más. Cuando Tao se enteró de que Feilong viajaría a Taiwan por su cuenta, insistió tenazmente en acompañarlo. No era sólo el deseo infantil de no querer quedarse atrás, esta vez estaba dispuesto seriamente en ir como escolta de seguridad para Feilong porque consideraba demasiado peligroso que no llevara ningún hombre consigo. Si hubiera sido un asunto más limpio, Feilong lo habría considerado, pero el objetivo de este viaje era el asesinato de su hermano Yan Tsui. Para Feilong, no era más que un factor de riesgo puesto que no podía cambiar el hecho de que él era el padre de Tao y por eso Tao no debía conocer el verdadero propósito del viaje. Cuando Feilong llegó a Taiwan, se dio cuenta de que el niño, a quien en un principio había dejado, le había seguido de alguna manera.

Él no se quedaría como un niño ignorante para siempre, con el tiempo se ha distinguido por su alta aptitud de aprendizaje y su capacidad de poner en práctica sus ideas. Poco a poco, se estaba convirtiendo en un hombre adulto. No estaba enteramente libre del mundo criminal, pero hasta el momento Feilong siempre había intentado alejarlo. Ahora, ya no estaba seguro si realmente había sido buena idea el haberlo retenido en ese sangriento mundo por trece años.

-«No… eso es una falacia», se dijo a sí mismo. La posibilidad de que en algún momento se produjera una situación espantosa debido a la ingenuidad y vacilación de Feilong, no era pequeña. Para liberarse de la maldición de su hermano y unificar a Baishe de nuevo, era necesario deshacerse de los problemas. Estaba dispuesto a aceptar cualquier derramamiento de sangre, siempre y cuando esto permitiera fortalecer al grupo. Antes de que Tao se enterara del secreto, Yan Tsui debía ser erradicado. Feilong apartó sus ojos de la pacifica escena familiar y desapareció de nuevo en la oscuridad y el bullicio del mercado.

La mañana siguiente, Feilong dejó su habitación del hotel silenciosamente y salió a visitar la tienda de Yoh según lo acordado. Se metió en el ascensor vacío y presionó el botón para ir al vestíbulo. Esta vez, no llevaba disfraz, sino su traje habitual sin corbata y camisa blanca, cuyos dos botones superiores estaban abiertos, la puerta del ascensor se cerró. Mientras el ascensor bajaba, el teléfono en el bolsillo de su camisa empezó de repente a vibrar. Con un movimiento fluido lo sacó, miró la pantalla y no pudo contener una sonrisa sin palabras, de una manera irónica murmuró para sí mismo: «¿qué tal un poco de información a cambio de algo…?»

Era un e-mail de Takaba Akihito de Japón. Era difícil saber si el texto corto era un lamento o un simple monólogo, al menos estaba lleno de sonrisas. Quizá, para Akihito posiblemente era muy importante, aunque sonara trivial para Feilong. Cuando guardó el teléfono en el bolsillo de su camisa, dejó que los recuerdos del lejano Japón despertaran.

Eso me recuerda… Tao, siempre quiere ir a Japón de nuevo, pensó.

Se supone que Tao volvería a casa ayer, seguramente ya habrá llegado al cuartel general en Hong Kong sano y salvo. Feilong, era consciente que Tao ya no era un niño pequeño, y un niño lleno de curiosidad no debería estar confinado todo el tiempo. Ciertamente no sería una mala idea llevarlo en el próximo viaje a Japón, incluso si aún era una idea.

Un débil sonido indicó que había llegado al piso solicitado y la puerta se abrió. El personal de la recepción lo observó atentamente y se le acercó mientras caminaba por el vestíbulo afuera, donde el aire caliente de la tarde lo rodeaba abruptamente.  Las nubes negras se empujaban por el cielo, según el pronostico del tiempo, se suponía que habría tormentas hasta la media noche. La limusina del hotel, barnizada en negro, se deslizó hacia la entrada con neumáticos suaves y se detuvo frente a Feilong. Se sentó en el asiento trasero, y el portero cerró la puerta delicadamente.

El motor del auto aceleró incansablemente por las calles de Taiwan, llenas de colores y olores. Si su objetivo no fuera tan peligroso, podría haber ido de excursión a través de ese ambiente exótico, con el fin de variar. Era consciente de que Tao le seguía sin ningún permiso. Cuando Asami le disparó en Japón y regresó herido en Hong Kong, Tao lo saludó con lagrimas como si fueran sus propias heridas. La situación era difícil para Feilong, porque sólo le decía al pequeño que iría a trabajar, pero en realidad él no sabía dónde ni que estaba haciendo exactamente. Probablemente, Tao constantemente sólo podía temer y esperar el regreso de Feilong.

«Lo traeré aquí en un mejor momento. A Tao seguro le encantará»

Y porque casi nunca lo había llevado a un verdadero viaje, Tao se emocionaría por ello. Se imaginó la cara de felicidad de Tao, y su corazón se volvió un poco más ligero.

Mientras dejaba sus pensamientos girar sin parar, el coche ya se había acercado al destino. Feilong activó el botón de intercomunicación. -«Déjeme salir aquí»

Llegar con una limusina atraería demasiada atención, así que salió del coche lejos de la zona del mercado y caminó un camino poco. Tal vez, porque no era hora de cenar, la zona en comparación de la noche anterior, habían muy pocas personas en la calle; en su lugar, los gritos agitados del personas de la tienda preparándose para abrir eran audibles de vez en cuando. Justo como el día anterior, se dirigió a la parte trasera de la tienda, donde Yoh le esperaba. Tenía una expresión inexpresiva, estaba apoyado en la pared fumando un cigarrillo. Al parecer Yoh creía que se había instalado discretamente en Taiwan, pero al examinarlo a través de los ojos de un experto, se podía ver de inmediato que siempre estaba alerta.

-«¡Feilong!» le llamó en cuanto lo vio. Tiró el cigarrillo al piso y lo apago con su pie. El calor que el asfalto había acumulado durante el mediodía estaba surgiendo y se reflejaba en Yoh, como fuera una Fata Morgana.

-«¿Te hice esperar?», preguntó Feilong.

-«No, sólo llegué temprano», respondió Yoh.

Como si fuera una cita secreta, Feilong le hizo señas en las sombras del edificio, porque en la tienda de Yoh los preparativos se hacían a toda velocidad. Mientras ambos caminaban por el estrecho callejón, Feilong se dirigió a un tema que le molestaba mucho: -«¿Fuiste capaz de persuadir a Tao?

-«Él dijo que entendía. Aunque no parecía muy feliz por ello»

-«Ya veo…»

Siempre y cuando Yoh hubiera sido capaz de convencer a Tao, Feilong estaba satisfecho con ello. Ese mismo día tampoco había observado ningún seguidor, ciertamente Tao ya había llegado con seguridad a Hong Kong. Feilong se quitó las gafas de sol teñidas y las guardó en el bolsillo de su camisa. Sin embargo, de repente algo sucedió, en el momento justo en que se iba a plantear el tema principal. Fuertes pasos hizo que ambos se callaran. La tienda no estaba abierta todavía, por lo tanto no tenía por qué haber alboroto en las puertas trasera del negocio. Una niña de cinco a seis años rompió la tensa atmósfera asomando su rostro entre el estrecho pasadizo de las dos tiendas, mirando inquietamente a su alrededor como si buscara algo.

-«Parece que alguien se perdió…»

Pero esas palabras apenas salieron de la boca de Yoh cuando la chica se volvió hacia ellos. Aparentemente, había encontrado lo que había estado buscando, porque una sonrisa se extendió a través de su rostro redondo. Sin vacilación la niña se acercó a los dos hombres y se detuvo frente a Feilong.

-«¡Aquí!» Sin más preámbulos, ella le entregó un sobre blanco. Yoh y Feilong intercambiaron miradas. Los ojos de éste último parecían preguntar si Yoh conocía a la pequeña. pero parecía ser un extraño para ambos. Quizá sólo era una niña del barrio, una simple, linda y vestida ordinariamente.

-«‘¿Qué con eso?» Feilong cogió el sobre dudando, pero cuando lo giró su rostro se puso pálido. Un emblema que era familiar para sus ojos apareció. Rápidamente abrió la carta.

Un rizo negro cayó al girar la carta. Le quitó el aliento a ambos.

-«Feilong…»

Pero la voz tranquila de Yoh no alcanzó a Feilong. La mano de Feilong empezó a temblar inconscientemente. De inmediato supo de quien era el cabello que le caía sedosamente entre los dedos. Adjunto a la carta estaba la dirección de un puerto cercano, el número de un almacén y una nota que demandaba venir si no quería que el dueño del mechón de cabello fuera asesinado. Feilong miró a la niña.

-«¿De dónde sacaste esto? ¿Quién te lo dio?»

Aunque lo evitaba, la ira en su tono de voz era inconfundible. El rostro inocente de la niña cambió de repente, y dio un paso tembloroso para atrás.

-«Me.. me dijeron que había un hombre con cabello largo detrás de la tienda y debía entregarle el sobre…»

– «¿Cómo lucia ese hombre? ¿Lo conoces?» Feilong cavó más profundo.

La pequeña estaba a punto de llorar. Sacudió su cabeza de lado a lado vigorosamente.

-«N… Nunca le he visto» «Era un hombre que no conozco, me dio dinero de su bolsillo»

Yoh no podía quedarse a ver más esa escena y lo retuvo. Feilong suspiró y apartó la mirada de la chica.

Probablemente no era más que un transeúnte, era demasiado improbable que hubiera información útil de la persona que había jugado a ser mensajero por propina. Una vez que la mirada de Feilong fue interrumpida, la niña se dio la vuelta rápidamente y huyo como un gato. Sus pequeños pasos se alejaron más y más hasta que desaparecieron. Yoh se acercó a Feilong con un gesto serio.

-«¿Qué hay en la carta?»

-«Locuras obsoletas de un secuestrador. Incluso pide que vaya solo» murmuró, Feilong con una pizca de sarcasmo y entregó el trozo de papel a Yoh.

Un sólo pelo no podía probar que Tao estaba vivo, e incluso si seguía vivo, no podía descartarse la probabilidad de que hubiera sido maltratado por el uso de drogas o violencia. Yan Tsui no sabía que Tao era su hijo biológico.

Surcos profundos aparecieron en la cara de Feilong. Yoh hizo una llamada telefónica.

-«¿Por qué… acaso lo sabe?» El viaje a Taiwan fue secreto y por ende también sus verdaderas intenciones. No le cabía en la cabeza que Tao, que no tenía nada que ver con este asunto, pudiera ser secuestrado. Se negó a creerlo, pero se le ocurrió que Yan Tsui, a su vez, estaba también supervisando sus acciones.

-«Fui demasiado descuidado»

No debí haber dejado a Tao solo. Feilong no hubiera sido presa fácil, pero no parece que no fue mayor problema tomar como rehén al pequeño niño que lo seguía. ¿Por qué no lo llevó con él al hotel la noche anterior? Lo hubiera llevado al aeropuerto en la mañana. Feilong maldijo su propia negligencia y dejó que este amargo sentimiento se marcara en lo más profundo de su mente.

Yoh, terminó su llamada telefónica.

-«¡Por favor perdóname!» «Yo asumo la responsabilidad de todo esto, debí asegurarme que Tao realmente se subiera al avión»

Tao había salido de su alojamiento en la mañana, por lo que debió haber sido secuestrado en el transcurso del día, y Yoh, que había descubierto estas cosas, no podía dejar de plagar penas en su conciencia. Pero, Feilong respondió: -«No, éste no es momento para culparnos, tenemos que ayudarlo rápido»

No tenían tiempo para perder, desde el secuestro podría haber pasado cualquier cantidad de tiempo, quizá unas horas, quizá medio día. Mientras estaban ahí, la vida de Tao estaba en peligro.

-«Esta insignia…»

El emblema ominoso representado en el papel, era similar a una llama negra. Era el emblema de una organización de la mafia taiwanesa, encabezada por Yan Tsui. Como Yoh había estado viviendo el mundo de la mafia, reconoció la insignia que era visible en la carta, pero no podia comprender porqué una pequeña organización quería desatar la ira del líder de la mafia de Hong Kong. Pero, a pesar de que Yoh estaba conectado con el mundo criminal, la información de que esta organización estaba dirigida por el ex jefe de Baishe, y el hermanastro de Feilong, no parecía haberle llegado aún. En otras palabras, Yan Tsui había ocultado su pasado hábilmente y logró establecerse en el mundo criminal de Taiwan. Feilong, no puedo evitar sonreír y murmurar: -«Él jefe de esta organización debería haber sido eliminado por ti. Su nombre es Yan Tsui»

En esta declaración, los ojos de Yoh se abrieron de par en par, probablemente porque ni siquiera había empezado a pensar que Feilong visitaba Taiwan para matar a su hermano, Yan Tsui.

-«¡¿Yan Tsui?!» ¡¿El hijo del anterior líder de Baishe… pero…?!»

-«Tiene un nombre de cubierta. Yan Tsui no es un idiota»

Yoh no esperaba que Yan Tsui, quien había desaparecido sin dejar rastro, hubiera ganado terreno en el mundo mafioso de Taiwan. Se podría decir que sólo con mirarlo se notaba que estaba interesado en las futuras circunstancias, pero en este momento, cada segundo era importante.

-«Me arrepiento tanto, pero no hay tiempo para detalles» «La situación cambió, voy a ocuparme de este asunto por mi cuenta. Olvídate de nuestra conversación de ayer…»

Pero antes de que Feilong pudiera terminar de hablar, Yoh le agarró, y su expresión se oscureció.

-«Espera, no planeas ir allá, ¿verdad?»

-«¡Claro que iré!» «Él se atrevió a tomar algo de mí, el líder de Basihe» «¿Crees que saldrá de esta como si nada?»

-«¡Es una trampa!»

Feilong miró a los inteligentes ojos de Yoh y no pudo evitar reír.

-¿Y?

Era obvio que Feilong era consciente de eso. Recordó que Asami lo había retenido en una situación similar, y que sido influenciado por el mensaje acerca de la condición critica de su padrastro, y finalmente, cayó en la trampa de Yan Tsui.

Pero esta vez, iba a probar que no estaba siendo manipulado. No era ni el peón de su hermano ni una marioneta oprimida.

-«Si algo le pasa a Tao, mataré a ese hombre.»

Y con estas palabras que se deslizaron por sus labios repentinamente, se dio cuenta que la decisión la había tomado hace un tiempo. No actuaba por vanidad o por orgullo, sólo no podía soportar que alguien importante para él, pudiera ser lastimado. No perdonaría a nadie por eso.

-«Muy bien, entonces» dijo Yoh, consciente de que podía retener a Feilong, que caminaba deliberadamente hacia la guarida del león. Con suavidad soltó el brazo de Feilong y habló en voz baja:

-«Recopilaré información. Actúa de manera prudente.»

Su mirada era seria. El lugar que había agarrado con sus manos ahora estaba caliente. Feilong asintió sin decir una palabra y se dio vuelta. Se dirigió a la carretera principal a un buen paso, a esa hora del día conseguiría taxi fácil. El día lentamente llegó a su fin, y la ciudad estaba envuelta en olores nocturnos. El olor a polvo húmedo llegó a la nariz de Feilong, probablemente se debía a la lluvia que vendría.

Levantó una mano para pedir el taxi y alzó su mirada. El color rojo de la tarde brillaba a través de una brecha en las nubes grises, como si un demonio de pesadilla estuviera a punto de abrir la boca y devorar la ciudad. Esta visión se hizo más aguda en su interior y le agitó.

Dejó que el taxista siguiera la dirección anotada en el trozo de papel y le hizo una señal para que se diera prisa. El conductor quedó perplejo ante el aura inusual que rodeaba a Feilong. El conductor aún no maneja muy bien, pero aún así se apresuró. Feilong sólo se sentó en el asiento trasero y cruzó sus manos sobre sus piernas. Rezó para que Tao estuviera a salvo. No poder hacer nada le ponía más nervioso. Sin embargo, trató de manejar sus emociones inquietas y reflexionó sobre cómo pudo haber ocurrido esta situación. ¿Cuáles eran las verdaderas intenciones de Yan Tsui?

Apenas podía imaginar que Yan Tsui descubrió el complot del asesinato.

También cabía la posibilidad de que Yan Tsui utilizó a Tao para que saliera de su concha, pues no existía duda de que era él el objetivo. Yan Tsui aún no sabía que Tao era su hijo. Quizás creía que era más difícil secuestrar a Feilong y por ende secuestró el preciado Tao.

«Tomó ventaja del hecho de que Tao me siguió», pensó. No podía lamentarlo lo suficiente. Hasta el día de hoy, Yan Tsui todavía estaba lleno de odio hacía a él. Feilong se había ocupado en que Baishe naciera de nuevo y, por lo tanto, se levantó como líder, pero Yan Tsui se sentía despojado de su posición. Durante la vida de su padre, a Feilong se lo obligó incluso a seducir hombres, por consiguiente era típico de su hermano reprochárselo siempre. Yan Tsui también le había presionado para que usara su cuerpo con el objetivo de ganarse a las personas. Siempre habían sido las ordenes de su hermano, bajo el pretexto de que era para el clan, y que debía hacerlo si quería ser amado por su padre.

Feilong sacudió su cabeza y se secó el sudor de la frente. Lo que pasó ya no tenia importancia, sólo le preocupaba Tao. La disputa entre él y su hermano enredó involuntariamente a Tao y tenia que hacer todo lo posible para liberarlo, de lo contrario el daño seria irreparable.

El servicio meteorológico terminó siendo correcto, en el camino empezó a llover. Ocasionalmente los truenos hacían iluminar y temblar la ventana. Las luces de las lámparas de las calles brillaban a través de las grandes gotas de agua.  Poco después, el taxi llegó a su destino. La vista de la ciudad era monótona de alguna manera, había algo desolado en el entorno. En el muelle, donde las fábricas y los almacenes estaban unidos entre sí, habían pocas personas, por lo que un grito o un tiro no despertaría sospechas por aquí, era el lugar perfecto para torturar un rehén. La localización propuesta por Yan Tsui era un almacén que sirvió a una compañía de distribución de mercancías.

Un poco retirado al punto de encuentro, Feilong se bajó del auto y siguió su recorrido caminando bajo la lluvia. No había ni un alma por ver y todo el entorno era extremadamente silencioso. La pequeña luz roja en la entrada era quizás una cámara. Probablemente el lugar funcionó como un punto de transbordo para mercancías de contrabando, como uno de sus escondites, o posiblemente ambos, aún así Feilong se mostró, nadie salió. La puerta trasera del almacén no estaba cerrada con llave, como si lo estuvieran invitando a entrar a la sala. No se podía excluir la idea de que era una trampa y querían engañarle, pero no tuvo tiempo de dudar.

«Tao»… pensó.

Su corazón estaba a punto de perder su ritmo. Trató de mantener la calma y entró. Sólo la luz de emergencia iluminaba la habitación. En el interior estaba oscuro y el aire estaba seco. Feilong apretó la espalda contra la puerta que había cerrado y contuvo la respiración. Aparte de las carretillas elevadoras para el transporte de materiales, los contenedores apilados llenaron el pasillo. Se acercó a uno de las inmensas cajas con pasos silenciosos.

-«Pero eso es…»

La inscripción que ya se desprendía mostraba sellos rusos para Vladivostok, por lo que supuso que los contenedores se utilizaban para el transporte de armas o drogas de contrabando de Rusia. Se adentró más en el pasillo, ahora era visible el taller junto a la cinta transportadora para el movimiento de mercancías. Una luz brillante entró por las grietas de la ventana y la puerta. Siguió y se aventuró a echar un vistazo por la ventana de recepción. En la sala, algunos hombres robustos disfrutaban de una apuesta, y parecía que para ellos era más importante el juego que la custodia del escondite. Cinco o seis hombres estaban reunidos alrededor de un sofá y una mesa baja. Las pantallas de las cámaras de seguridad sobre la mesa en la parte trasera de la habitación casi parecían decoración, ya que eran ignoradas por completo.

Respetar las reglas no parecía una prioridad en ese lugar. Cuando la puerta se abrió, los hombres se levantaron abruptamente.

-¡¿Quién está ahí?!

Encerraron a Feilong mientras masticaban nueces de palma, entre ellos había un hombre fuerte con un tatuaje desde el hombro hasta la muñeca, este examinó a Feilong con aprecio.

-«Que hermosa Shao Ji»* «¿Qué estás haciendo aquí?! *Termino para una prostituta. 

El hombre cruzó sus brazos delante de su pecho y escupió en el suelo sucio. Parecía más una asamblea de ladrones que de mafiosos reales. Cada vez que abría la boca, sus dientes de color rojo por las nueces aparecían. Feilong frunció las cejas.

-«Estoy aquí para encontrarme con Yan… Quiero decir, tu jefe» «¡Llévame a él!»

-«¡¿Escuchaste eso?!» «¡Quiere ver al jefe!»

Se cagaron de la risa. Si Feilong estuviera en Hong Kong, ya les habría arrancado el cerebro, pero difícilmente podría hacer eso aquí. Probablemente, los hombres no sabían quien tenían delante. Lo miraron con sonrisas burlonas y miradas condescendientes. Un hombre con dialecto Fuijan se acercó a él, parecía ser el líder de la banda.

-«Manos arriba. Nuestro jefe es muy nervioso. Debemos primero comprobar su cuerpo a fondo.»

Los otros hombres sonriendo cerraron más el circulo que rodeaba a Feilong para que no pudiera escapar, estaba bajo estrecha observación. El líder extendió la mano hacia Feilong.

«Esto no irá bien», pensó Feilong.

En el momento en que el hombre estaba a punto de tocar su hombro, el cabello de Feilong revoloteó con el viento, ya que, a una velocidad frenética, le dio una patada a la barbilla del hombre. Seguido de un grito de dolor, sonó el ruido de un hueso, el hombre fue arrojado al aire y cayó al piso.

-«No me toques»

-«“Ah… Kh… Uh… Ah!” El brazo de dicho hombre que acababa de levantar para protegerse, sobresalía en un ángulo extraño. Se estaba retorciendo angustia y la sangre le escurría por la barbilla destrozada.

-«Hey…»

Nadie sabia muy bien que había ocurrido. El círculo alrededor de Feilong se hizo más ancho. No se dignó a mirar al hombre que se retorcía en el suelo, en cambio, con su actitud imperiosa, miró a los demás hombres.

-«Si te alejas demasiado, te saldrá caro»

Los miró fijamente, estaba claro por su mirada que no tenia tiempo para tratar con simples secuaces. Finalmente, uno de los hombres logró entender y su rostro se puso pálido como el de la muerte.

-«Oigan… ¿no es ese tipo el que el jefe dijo que visitaría?»

Quizá recordó alguna orden de Yan Tsui que había impuesto hace rato. Como si sus sentidos hubieran regresado, se alejó de su camino.

-«¡Llévame a él!» indicó Feilong con un movimiento agudo de cabeza.

Debajo de la mesa se encontraba una habitación secreta, donde la fragancia del incienso flotaba en el aire. A pesar del pequeño tamaño de la organización, parecía que estaban haciendo las cosas bien. Los muebles en la espaciosa habitación tenían diseño chino, y un pez dragón nadaba con sus escamas rojas en un tanque que brillaba en azul. Más atrás, había una puerta plegable con colores igualados. La habitación que buscaba, estaba más allá.

-«¡Estoy orgulloso de ti, Fei! Seguiste mis instrucciones y viniste solo.»

Un hombre se encontraba sentado en un sofá, que estaba cubierto por una madera delicada, sonriendo y apoyado en el espaldar. Su Chang Pao* estaba suelto y desordenado. *Ropa tradicional china.

El rostro de Feilong se congeló cuando escuchó la voz. «¿Realmente ese es… Yan Tsui?», se preguntó así mismo.

Ya no se podía reconocer nada de su aspecto de élite. Su hermanastro estaba sentado frente a él, manchado por la suciedad del mundo de la mafia, y en su mirada salvaje y deslumbrante se veía como su vida había salido de control.

Feilong suprimió su propia conmoción. -«Yan Tsui…»

Incluso con su ropa puesta, se podía ver lo delgado que estaba, sólo brillaban sus ojos. Tenía el aspecto de un drogadicto. Sus mangas enrolladas dejaban ver las marcas de inyecciones en su brazo. Espías ya habían informado a Feilong acerca de esto, pero ahora que estaba de pie justo en frente de él, se sintió abrumado por un sentimiento sombrío. Yan Tsui había caído tan bajo… A través de la ingesta ya hubiera sido de opio o de heroína, su mente y cuerpo ya estaban podridos, no quedaba nada de su anterior apariencia.

La mafia rusa, dirigida por Mikhail Arbatov, apoyó a Yan Tsui, y no fueron sólo las armas las que encontraron el camino de Rusia a Yan Tsui. Feilong recordó que alguna vez Yan Tsui le había dicho que Mikhail Arbatov era un soldado, pero ahora parecía que la marea había cambiado. No era posible discernir por los ojos de Yan Tsui lo que pensaba de eso. Feilong era el jefe del mundo bajo de Hong Kong, mientras que Yan Tsui había sido expulsado de Baishe, aunque fuera el hijo de Liu Talen. Ahora que los dos se enfrentaban, la forma alterada de actuar de Yan Tsui mostraba qué decisión había afectado el curso de sus vidas.

-«¿No quieres decirme hermano, como solías hacerlo?»

Feilong no sabía que era exactamente lo que encontraba tan gracioso, pero Yan Tsui se reía en silencio para sí mismo. Si él se dejaba provocar, le daría lo que quería. Junto a los hombres que habían llevado Feilong a la habitación, se encontraban más subordinados. Actuaban como si fueran el epítome de la calma, pero en sus rostros se podía leer lo interesados que estaban en una disputa, sin embargo, faltaba la persona más importante. Tao no estaba en ninguna parte. ¿Era posible que lo tuvieran en otro lugar, o que ya no estuviera vivo? Mientras Feilong no lo supiera, no podía hacer nada estúpido. Su impaciencia iba en aumento, pero se mantuvo bajo control y miró a Yan Tsui en silencio.

-«Siempre como un perro astuto. Hombres, retrocedan.»

Yan Tsui hizo que se quedaran los menores hombres posibles. El que se quedó llevaba una expresión de la cual no se podía leer nada, y a diferencia de los otros, tenia una mirada aguda. Aunque lo mantenía oculto, era obvio que el bulto inusual en su traje era un arma.

-«Vine solo como me lo pediste, devuélveme a Tao.»

-«¿Tao?»

-«¡El chico que secuestraste!»

-«Oh, ¿te refieres a ese mocoso?» dijo Yan Tsui con voz ronca y en tono burlón.

Se levantó lentamente del sofá y se acercó a Feilong. Su respiración casi lo tocaba, y dirigió su mirada directamente al rostro de Feilong.

-«Parece que cuidas de él muy bien. También es muy educado.»

-«¡Yan Tsui, bastardo desgraciado!»

Feilong endureció su mirada. Yan Tsui ignoró la petición de devolverle a Tao. Sus ojos se estrecharon y extendió su mano huesuda para acariciar la mejilla de Feilong.

-«Tu rostro aún parece el de una mujer.»

El recuerdo de hacia siete años despertó en el interior de Feilong. -«¡No me toques!»

Por instinto quería golpear esa mano para alejarla, pero los finos dedos se apoderaron de su barbilla, agarrándolo con tanta fuerza que su cara se contorsionó del dolor. -«¡Kh…!»

-«Si te resistes, no sé que haré con el chico.»

Esas palabras dieron, al menos, una última esperanza de que Tao siguiera vivo. Yan Tsui había sido siempre un hombre astuto, él no mataría a Tao. Después de todo, usando al chico como rehén podía evitar algunas acciones por parte de Feilong; pero mientras Feilong no tuviera asegurado el bienestar de Tao, no era sabio oponerse a Yan Tsui.

-«¡Sí, así es! No tienes otra opción más que obedecerme.»

Se rió y dejó libre la barbilla de Feilong, luego se paró detrás y envolvió sus brazos a su alrededor. Feilong tuvo que soportarlo.

-«Yan, ¡¿qué estás haciendo?!»

-«Primero, quiero asegurarme de que no escondes nada peligroso.»

Las manos de Yan Tsui se unieron al cuerpo de Feilong y se deslizaron por los lados del mismo.

De nuevo… pensó Feilong. Yan Tsui estaba en el acto de requisar un cuerpo frente a su subordinado. Feilong ya había escuchado esas palabras antes, y no estaba sólo cansado de ellas, sino también asqueado.

-«¡Haz lo que quieras!»

Sólo haría feliz a Yan Tsui si perdía su compostura, así que se quedó ahí con su cabeza en alto. Yan Tsui levantó el cabello de Feilong, presionó sus labios contra su cuello y lo lamió. Los botones de su abrigo estaban abiertos, y la mano de Yan Tsui rozó su pecho.

Aunque no tocó el cuerpo de Feilong con mucha fuerza, la manera estorbosa en la que movía su mano le causó repulsión. Yan Tsui buscaba a tientas, como si estuviera recapturando todas las sensaciones de hacia ya siete años. Feilong sintió la temperatura de su cuerpo a través de las telas que llevaba puestas, y percibió el olor de su hermano de nuevo después de un largo tiempo. Sin embargo, esto no creó ningún sentimiento de nostalgia en él, por el contrario, sólo creó sentimientos negativos. La respiración agitada de Yan Tsui llenaba la habitación. Su subordinado observada con ojos tranquilos.

-«En lo que respecta… tú no has cambiado, Yan Tsui.»

Yan Tsui se rió entre dientes y eventualmente susurró a su oído: -«¿y tú? ¿el tacto de tu hermano te despierta?»

Yan Tsui deslizaba su lengua por el contorno de la oreja de Feilong, lo que le hizo alejarse. -«Quizás en tus sueños…»

-«Puedes ser honesto contigo mismo, Fei.»

La mano derecha de Yan Tsui, que había estado acariciando el pecho de Feilong, ahora bajaba hasta la cadera de él, y un suave apretón entre sus piernas hizo sus rodillas temblar. Yan Tsui bajó hasta los pantalones finos de Feilong y levantó su pene . Al hacerlo, empezó a estimularlo con su mano. Su respiración cercana al oído de Feilong era cada vez más pesada; procedió a presionar sus caderas contra él.

-«¡Yan» Feilong podía sentir la virilidad de Yan Tsui y no podía hacer nada más que tragar saliva. Se puso pálido. Él podría ser sólo su medio hermano, pero, ¿qué clase de hermano excitaría al otro agarrándolo por entre las piernas? Animado por las rápidas bocanadas de aire de su hermano Feilong respiraba rápido también. Estrechó fuertemente esos brazos que lo rodeaban para no hacer ni un sonido a la vez que apretaba firmemente sus dientes. Pero, sin importar que tanto lo intentara, no podía detener a su cuerpo del deseo de querer retirarse. Yan Tsui, inmediatamente tiró las caderas hacía él y presionó su torso hacia adelante para que la parte posterior de Feilong quedara pegada a él. Mientras los dedos de Yan Tsui corrían a través de la tela que cubrían las nalgas de Feilong, él abrió los ojos.

El movimiento ascendente y descendente finalmente se detuvo a la altura de su ano. Un sentido instintivo lo hizo temblar de miedo. Lo acompañaba la voz suave de Yan Tsui y su lengua jugando al lado de su oreja. Sus dedos empezaron a hundirse cada vez más. -«¿Tampoco escondes nada aquí, Fei?»

-«¡Yan…!»

-«¡Así que encontré algo después de todo!»

Feilong se volteó y le estaban mostrando un arma que le pertenecía, la cual, le habían sacado de una funda que portaba en su cadera. Su hermano debió notarla hace un rato cuando se paró detrás de él. Apretó sus dientes y le miró indignado.

-«¿No has tenido suficiente ya? ¡Déjame ver a Tao!»

-«¡No tan rápido! La noche aún es joven.»

Empezó a jugar con el arma que había tomado de Feilong, y su rostro se distorsionó raramente mientras reía; parecía que había disfrutado realmente hacer lo que se le dio en gana con Feilong, pues había sido voluntario, pero Feilong aún estaba enojado por haber perdido su postura. Yan Tsui se alejó un poco y cogió un control remoto que descansaba en la mesa.

-«Como sea, lo prometí…»

La puerta de acordeón al final de la habitación se abrió al momento que presionó el remoto. La cámara situada detrás de la puerta era una habitación; al interior se mostraba una decoración al estilo chino bastante lujosa, igualmente, se reveló una cama, una antigüedad en porcelana y un cofre. Poco antes que la puerta se abriera por completo, Feilong tragó saliva. Su mirada se dirigía directo hacia la silla que se encontraba en la esquina.

-«¡Tao!»

En la silla se encontraba el chico con su cabeza colgando y sus manos atadas junto al objeto y su espalda. Su cabello liso característico no dejo lugar a dudas, era Tao. Mostraba señales de duro maltrato; un morado era visible en su mejilla y le vendaban con una prenda blanca. Cuando Feilong percibió un punto de sangre negro-rojizo manchando su desaliñada camisa, sintió que la sangre que corría por sus venas empezaba a hervir.

-«¡Hijo de…!»

«¡Detente ahí!»

Yan Tsui apuntó con el arma en su mano a Tao. El rostro de Feilong cambió de color al tiempo que se detuvo abruptamente. El subordinado de Yan Tsui, quien se había mantenido calmo hasta entonces, lo encerró en un instante.

-«¡Déjame ir!»

-«Sólo está inconsciente. Pero dependiendo que hagas, eso puede cambiar rápidamente.»

-«¡Asqueroso hijo d….! ¡¿Qué le hiciste a Tao?!»

Yan Tsui pareció deleitarse con el comportamiento furioso de Feilong y se rió hasta que sus hombros temblaban. -«Tenía que jugar a estar calmado, pero no quiso. Es por eso que lo golpeé para que por fin se callara. Incluso le tape los ojos para que no estuviera asustado. ¿No soy genial?»

Si Yan Tsui no tuviera a Tao de rehén, Feilong podría poner fin a todo esto hace tiempo. Entre la fuerza del subordinado gritó: -«¡Es mejor que no lastimes ni un pelo de la cabeza de Tao!»

Él es tu hijo… continuó esta oración en su cabeza. No podía tolerar que Yan Tsui hiriera a Tao, sin importar el precio. Feilong sabía por experiencia propia lo doloroso que era que los padres se pongan en contra de sus propios hijos con intentos asesinos. Pero su mirada llena de odio pareció estimular el deseo de Yan Tsui.

Se cagó de la risa, y sin dejar de apuntar a Tao, ordenó: «Mantén la cabeza de este mocoso con fuerza, ¿entendido?»

El subordinado obedeció y dejó de lado a Feilong, aunque aún tenía sus ojos en él, aun así sacó un cuchillo del bolsillo de su pechera y agarró la cabeza de Tao por el pelo, lo haló hacia atrás y posicionó su navaja en la delgada garganta del pequeño. Un poco de presión sería suficiente para cortar la arteria carótida. Feilong, de nuevo, tragó.

-«¡Para!»

-«¡No nos hemos visto en tanto tiempo, ni porque seamos hermanos! ¡Vamos a saborear nuestra reunión, Fei!»

Yan Tsui, quien ahora había cedido su lugar al subordinado, se rió fuertemente y se sentó en uno de los lados de la cama. Asintió con indignación hacia Feilong, quien sólo permanecía de pie en silencio. -«¡Ven, Fei!»

-«¿Con qué vas a salir ahora?»

-«Sólo quiero darte un regalito. Siete años atrás, padre interfirió en mi camino, pero ahora nadie nos molestará.»

Feilong creyó que veía el verdadero rostro de Yan Tsui en su risa obscena. Yan Tsui apuntó el arma hacia a él e impuso: -¡Suficiente charla! ¡Muévete, Fei!»

En ese momento, Feilong ya sabía el resultado. Yan Tsui ya tenía el objetivo de oprimirlo una vez más y forzar su deseo sobre él. Siempre había visto a Feilong como su propiedad. Por un lado, lo miró creyendo que él no tenía ningún derecho a ser el sucesor; y por el otro, estaba celoso de su rápido ingenio. Jugando con él, como si fuera sólo una pieza del ajedrez; Yan Tsui ventilaba su ira sobre él, y en ese momento, trató de someterlo de la misma manera.

«¡Y por esa idiotez egoísta tiene a Tao!» pensó. En este momento, el cuerpo de Feilong se sacudía con furia.

No obstante, él pelearía de nuevo. Yan Tsui ordenaría al subordinado a cortar la garganta de Tao sin vacilar, así que le lanzó una mirada ácida y sin palabras se acercó a la cama. Yan Tsui de manera arrogante abrió sus piernas y le indicó con un guiño que se arrodillara frente a él. El hecho de que Tao no presenciara nada, era su único confort. Dobló sus rodillas y ahora estaba entre las abiertas piernas de Yan Tsui.

«¡Adelante, lamelo!»

Con un rápido movimiento de manos, bajó sus pantalones y sacó su miembro. Estimulado por un Feilong de rodillas, una gota de líquido pre seminal perló su glande, cuando Feilong quiso alejar su rostro, Yan Tsui agarró su cabello y lo acercó bruscamente presionando su miembro contra sus labios. Asqueado por el liquido preseminal, las cejas de Feilong se tensaron y agarró los muslos de Yan Tsui; aparentemente la expresión de disgusto de Feilong le excitaba, pues su pene se puso aun más duro.

Feilong sabía que su expresión de repulsión lo hacia sentir mejor, pero no podía evitarlo. Las gotas pegajosas que Yan Tsui frotaba contra él le causaban nauseas. Miró a Feilong sintiéndose como el triunfador, pero Feilong sólo trataba de alejarse de dicha aversión.

-«¡Abre tu boca y empieza a complacerme! ¡Ya sabes que pasa si llegas a morder!»

Todo lucia como si Yan Tsui empezara perder la paciencia por la resistencia de Feilong, así que seguidamente le agarró la barbilla y trató de abrirle la apretada boca a la fuerza usando sus dedos. Sin rendirse y con su actitud callada pero desafiante, Feilong lanzó una mirada a Tao, quien estaba detrás de él. El subordinado de Yan Tsui aun sostenía el cuchillo en la garganta de Tao sin estar impresionado por la crueldad de su jefe, y, por suerte, Tao seguía inconsciente, pero presentando su garganta indefensa.

-«¡Si no quieres que el pequeño muera, deberías obedecerme!»

Al principio esas palabras desesperaron a Feilong, pero cambió su pensamiento instantáneamente, si podía proteger a Tao con eso, una impureza de Yan Tsui carecía de sentido. Bajó la mirada y abrió su boca. El miembro caliente de Yan Tsui apartó las filas de sus dientes y le invadió vigorosamente su garganta. Su miembro era más grande de lo que esperaba pues las esquinas de la boca de Feilong sonaron, y su mandíbula empezaba a protestar.

-«¡Agh…gh!» Debido al avance, su garganta se tensó ante el instintivo reflejo y sin querer, involuntariamente mordió. Yan Tsui chasqueó su lengua desaprobando tal acto y retiró su cadera de nuevo. Cuando el miembro abandonó la boca de Feilong, éste empezó a toser.

-«¡Novato! ¡Te dije que no mordieras!»

«¡Hah…! ¡Hah…! Uh…! Feilong escupió un poco de la semilla de Yan Tsui y ésta corría por sus labios, sin embargo, le arrojó una mirada llena de desprecio. Sólo debía ser paciente hasta que Tao estuviera a salvo. Él no era tan débil como para quebrarse por algo como eso, y su orgullo tampoco se vería afectado.

-«¿Qué con esa mirada?»

Feilong consistentemente se llenó de una actitud confiada solo para enojar a Yan Tsui. Él presionó el arma contra la frente de Feilong por la cual se deslizaban cabellos finos. Feilong no sabía si era por la rabia o las drogas que su dedo temblaba ligeramente.

-«Parece que eres depravado hasta el fondo, Yan Tsui.»

-«¡Cierra la boca» ¡Parece que no te das cuenta en que clase de situación estás!»

Una vez más, Yan Tsui lo agarró por el cabello y le hizo mirar arriba, seguido metió su miembro en la boca de Feilong de nuevo, frotando su glande en su mandíbula superior. Le apretó la boca avidamente con feroces empujones contra su cadera y aun cuando Feilong trataba de empujarlo con su lengua, su pene era demasiado grande para eso. Cada uno de los movimientos causaba que la saliva le goteara por la barbilla y la garganta, y la falta de aire le hacia humedecer los ojos.

-«¡Aprenderás lo que es ser humillado!»

-«¡Uh! ¡Unhg, uh…!» Feilong percibía el aroma del miembro a la vez de que sentía el pelo púbico erizado y el sabor de la secreción concentrada se extendía por su lengua. El intratable fuego de Yan Tsui estaba atrapado en la profundidad de su garganta. ¿No había sido esto suficiente para ponerle fin a la sed de venganza de Yan Tsui, incluso después de siete años? A través del implacable acto, Feilong se volvió su juguete, e instintivamente las lagrimas le brotaron desde el interior.

-«Finalmente mi deseo se hizo realidad… siempre había querido hacerte esto.» La cara de Yan Tsui se deformó mientras decía esas lunáticas y deseosas palabras a Feilong; su aliento parecía el de una bestia salvaje. Su miembro estaba duro y grande y por esto, atormentaba a Feilong, quien soportó la humillación y le miró con ojos que parcialmente desprendían lastima. Yan Tsui debía seguir adelante y pensar que había logrado subyugarlo, aunque estos eran pensamientos silenciosos. Procedió a hablar, sin aliento, con ojos inyectados en sangre, y sus palabras sonaban como locas divagaciones.

-«¡Es tu culpa! Porque te fuiste, perdí todo! ¡Todo es tu culpa…Fei! ¡Si sólo me hubieras hecho caso…!»

Probablemente había puesto la culpa de su propia insuficiencia en Feilong incluso cuando Baishe empezó a perseguirlo… No, antes que eso.

Yan Tsui agarró la cabeza de Feilong con su mano y empezó a moverse violentamente hacia atrás y hacia adelante. La boca de Feilong estaba siendo abusada con sonidos asquerosos. Yan Tsui era feroz, como si quisiera expresar su odio reprimido y enterrar el deseo de esta manera. -«¡Nh….!»

-«No soy un complaciente como mi padre! ¡Te someteré hasta que ya no puedas resistirme más!»

Con impulso, sacó su pene fuera de la boca de Feilong, quien casi se ahoga con este; luego, le haló su cabello y le hizo ponerse de pie.

-«Estas loco… Padre era…»

Pero sin poder terminar su frase, Feilong fue empujado a la cama que estaba tras él. Yan Tsui rompió su camiseta y los botones salieron volando por todas partes; el magnifico largo cabello de Feilong se posó sobre su expuesto pecho. Yan Tsui no frenó ni un poco la fuerza con la que controlaba el reluciente cuerpo, mientras tanto, Feilong gemía de dolor.

-«¡Padre siempre fue complaciente contigo, pero conmigo nunca hizo compromisos. Incluso aunque fuiste tú el que se fue, me culpó a mi por ello. Por eso lo maté, es tu culpa que padre muriera, Fei!»

Congelado, Feilong guardó su aliento. «¡¿Yan Tsui mató a padre por esa razón?»

Como una bestia salvaje, Yan Tsui se deslizó por encima de Feilong, y miradas repulsivas caían sobre la piel desnuda de Feilong. La realidad, de pronto parecía como una escena vieja en cámara lenta sin sonido. En la cara del hombre era visible la envidia y la ansiedad, tan visible como el lunar en su mejilla.

En su corazón, Feilong pedía por el perdón de su padre y sólo le quedaba cerrar los ojos. Liu Talen siempre le quiso, y eso no favorecía a su hijo biológico: Yan Tsui. Ahora no podía cumplir con la petición de su fallecido padre de no pelear con su hermano. Pues, no había nada más que un hombre vulgar que se había tirado el nombre de su padre: Liu Yan Tsui, que ahora anda en la cabeza de la mafia taiwanesa.

«Y es el padre de Tao»... pensó.

Feilong abrió los ojos. Todas sus dudas se disolvieron y decidió dejar el daño atrás. Permaneció acostado de espaldas y miró directamente a los secos ojos de Yan Tsui.

-«¡Se acabó, Yan!»

Aunque su exterior había cambiado tanto que era difícil reconocer que era Yan Tsui, su malvado rencor interior no había cambiado; en todo caso, sus manías habían empeorado considerablemente a causa de las drogas. No faltaba mucho para que su cuerpo y su alma se destrozaran.

-«¡¿Qué con esa mirada?! ¡No soporto esa mirada tuya!»

Feilong lo miraba con desdén, pero también con lástima, lo que parecía agravar la situación. Mientras Yan Tsui aun respiraba bruscamente, su agarré de la pistola se tensó. Feilong, inmediatamente cerró los ojos; escuchó un sonido sordo, seguido por una visión borrosa, y un palpitar en sus oídos junto a un horrible dolor. Concluyó que Yan Tsui le había pegado con el mango de la pistola; el sabor a sangre se esparcía por su boca, pudo abrir los ojos y escupió a Yan Tsui un poco saliva llena de sangre.

Yan Tsui hervía de rabia y se preparó para decir eso. Pero entonces, pareció haber cambiado de opinión y empezó a sonreír significativamente. -«Dime, ¿qué pasó con ese japonés?»

Los hombros de Feilong se sacudieron. Yan Tsui le levantó la barbilla con el cañón de la pistola, dejando desprotegida y desnuda la garganta de Feilong. El frío cañón bajo lentamente hasta la parte donde había recibido dicha piel blanca el disparo hacia siete años. Yan Tsui, recorrió la herida una y otra vez, como si quisiera abusar de ella.

«Esta herida… ¿Quién te hizo esto? ¿Fue ese hombre también? No dices nada… sin embargo, esta es nueva.»

El cañón se deslizó hacia abajo y presionó la cicatriz que tenía arriba de su ingle. Feilong podía sentir como el metal se había calentado con el roce con su cuerpo.

-«Apuesto que engañaste a algún tipo y jodiste las cosas en el proceso.»

El arma empezó a deslizarse por su piel una vez más.

El tipo que se nombraba era Asami Ryuichi, con ese inolvidable nombre ésta persona que le había disparado no sólo una vez, sino dos apareció en la cabeza de Feilong. En compensación al disparo que le había ocasionado en uno de sus laterales, él también logró hacerle daño a dicho personaje. En el barco, la herida de Asami no había sanado aún, por lo que Feilong se preguntaba si Asami era consciente de que su rabia fue mayor cuando le dispararon a Akihito que cuando le dispararon a él mismo.

-«¿A cuántos hombres más engañaste con éste cuerpo?»

Yan Tsui acarició los pezones de Feilong, causando que sus cejas se recogieran. Los pequeños capullos maltratados se hincharon enrojecidos y Yan Tsui aprovechó para jugar con ellos mientras estaban duros y sonreía maliciosamente.

-«Cuando saliste de la cárcel, no tenías a nadie que te apoyara. ¿Cómo hiciste para llegar a la cima de Baishe en tan corto tiempo? Definitivamente no fue con la «ayuda» de uno o dos hombres, eres tan obsceno…»

Deslizó imprudentemente la pistola por la pequeña protuberancia que se escondía en los pantalones de Feilong, lo que hizo que sus ojos se abrieran por completo, aun así, su expresión se volvió inflexible de nuevo. Sus emociones momentáneamente empezaron a hervir en contra de su voluntad, pero rápidamente volvieron a desaparecer y ahora el frío desprecio era lo único que gobernaba en su corazón.

«¿Y si fuera así qué?»

Esta respuesta firme hizo a Yan Tsui dudar, mientras que Feilong mostraba una expresión aburrida. Todo lo que había pasado en los últimos meses y años ahora era claro para él.

Era cierto que Feilong había usado personas que estuvieron interesadas en él para cumplir con sus propósitos, no importaba si era hombre o mujer, y había utilizado su cuerpo como un medio de seducción para alejar personas que fastidiaban a la organización de alguna manera. Pero eso había pasado cuando aun era la marioneta de su hermano. Yan Tsui lo obligaba a hacerlo, pero ignoraba eso y en su lugar sólo culpaba a Feilong, incluso, en alguna ocasión arrancó las ropas de Feilong y lo condenó con rencor por provocar el deseo sexual en hombres, y fue esa misma noche la que decidió alejarse de su hermano, parecía una ironía del destino que esa misma noche se encontrara con Asami. Sin embargo, ahora podía decir que ya no usaba su cuerpo para seducir a nadie más, pero en esta ocasión necesitaba desestabilizar a Yan Tsui poniendo una débil sonrisa. Yan Tsui sólo resopló, se rió y miró a Feilong con desdén.

-«¡P…Phh! Apuesto que lo hiciste con ese japonés y también lo usaste, ¿no? Dime, ¿cómo te cogió?»

Parecía que quería recobrar el equilibrio de esta manera, pues la superficialidad de sus palabras era evidente e innegable, sentía que comprendía todo ahora. Irritado, presionó la pistola entre las piernas de Feilong. Su cuerpo empezó a temblar. Sabia que las palabras despectivas de Yan Tsui sólo servían para provocarlo, así que, para no poner en peligro a Tao, apagó ese instinto de querer ofrecer resistencia y sólo cerró sus ojos.

-«¿Qué sonidos hiciste cuando le expusiste tu cuerpo y él entró en ti?»

Yan Tsui aflojó el cinturón de Feilong para que su ropa interior estuviera descubierta ante él. E incluso con sus ojos cerrados, podía sentir como la mirada de Yan Tsui vagaba por su cuerpo. Yan Tsui procedió a pasar su mano por la ropa interior expuesta y por supuesto, por ese lugar tan vulnerable. Trazaba los contornos del miembro y empezó a masajearlo con la palma de su mano. Feilong sabía que perdería si reaccionaba a eso, pero no podía soportarlo más.

-«No…»

-«¡No puedo escucharte, Fei»»

Yan Tsui movió los pezones de Feilong, haciéndolo sacudir hacia arriba de un tirón. Apretó las rojitas protuberancias tan fuerte que parecía que quería arrancarlas. Feilong se retorcía para escapar del dolor.

-«Asami… ¡Él no me hizo nada!»

-«¡No mientas!»

Yan Tsui alejó el arma, agarró a Feilong por el cuello y empezó a apretarlo como un maníaco.

«¡Uuh…!» El cuerpo de Feilong hervía al igual que su sangre, se ahogaba cada vez que intentaba recobrar un poco de su aliento; sus ojos enrojecieron y su cuerpo pálido se retorció como el de una serpiente.

No era una mentira.

Con el miedo instintivo que llenaba su cuerpo con el fin de sobrevivir al peligro, sus recuerdos de aquella noche regresaron. Sabía que había caído en una trampa de Yan Tsui, pero eso no lo detuvo para volver a ese lugar. Asami trató de detenerlo. Cuando Feilong aceptó desde hacía un tiempo ser el peón de Yan Tsui, éste le convirtió en alguien frío, pero fue Asami el que reavivó sus sentimientos, pues era el único que le había visto llorar. Sólo pudo comportarse de manera tan tonta frente a él.

«Asami no me hizo nada… Hubiera podido hacerlo si hubiera querido. Esa noche estaba fuera de mi, fui tan patético. Asami me calmó con un beso, y lo hizo sólo para eso, para calmarme. Y es por eso que estamos a paces, en igualdad de condiciones.»

Si Asami hubiera hecho algo más en ese momento, su relación de poder no estaría balanceada nunca más. Feilong lo hubiera despreciado como un hombre lascivo y no hubiera sido fácil para él dejarlo ir, porque el sexo no era nada más que un acto para demostrar quien le pertenece a quien en cuerpo y alma. De inmediato pensó en las palabras de Asami: -«¿Te has convertido en una completa mariquita?»

Recordó la mirada desaprobatoria de Asami cuando se reencontraron después de secuestrar a Akihito y reconstruyó esa furia inflamada que se dirigía sólo hacia él. Ese pensamiento lo llenó con una extraña satisfacción que se esparció por todo su cuerpo.

«¡Ph…! Su respiración se tornó inquieta y las comisuras de su boca se tensaron hacia arriba. Había logrado herir a alguien importante para Asami. Aunque no fue capaz de disparar directamente al corazón del japonés, le había infligido una herida grave.

«¿Duele, Fei? «Esto no es nada comparado con todo lo que has pasado.»

La risa irónica de Yan Tsui a veces era alta, a veces baja. El corazón de Feilong latía como loco, y sentía que perdía el conocimiento. Todo se volvía borroso en su cabeza. Abrió un poco sus ojos, y la imagen del hombre que lo veía de vuelta era aparente. Era devorado por un abismo oscuro y de repente el rostro de su hermano parecía transformarse en el de Asami.

-«¿Quieres… matarme… Asami?»

Sus ojos largos se abrieron como en un trance. El miedo y una fracción marginal de placer se extendían por su cuerpo que empezaba a perder la noción de sí.

De repente, la presión de su garganta desapareció. Empezó a toser y dejó caer su rostro en las sabanas. Sus pulmones quemaban cada vez que volvía a entrar oxigeno en ellos, y sus ojos aburridos y distantes aun no podían percibir la realidad.

-«Empiezo a hablar un poco de él y tu cuerpo ya está ardiendo. Tu cuerpo sí es honesto, Fei.»

Yan Tsui tiró la ropa interior de Feilong. Pero él aún no estaba consciente de ellos. Estaba expuesto, su ropa interior se estiró tanto que era visible lo duro que se había puesto. Sus pantalones fueron arrastrados para abajo junto con su ropa interior hasta la altura de sus rodillas. Su miembro, que estaba pegajoso se balanceó pesadamente, y fue agarrado por una mano cálida, que frotaba la parte posterior de su cabeza. -«¡Aah…! ¡Ah…!»

Yan Tsui jugueteaba con ese dulce punto, estimulando violentamente su zona erógena.  Feilong no pudo suprimir el suspiro erótico que salio de su boca; quería escapar de todo, pero al mismo tiempo recordaba la ternura de aquella noche.

-¡¿Ese hombre y yo…?! pensó. El habilidoso cuidado de Asami había desbaratado por completo sus conceptos morales.

-¡Ese hombre… lo hizo así contigo!»

La voz temblorosa de Yan Tsui parecía molesta y se mezclaba con una cruda respiración. El pene de Feilong estaba completamente erecto y con la punta mojada, una gota gruesa pegada a los dedos de Yan Tsui era acompañada por unos sonidos lisos desvergonzados. Feilong sintió una cálida inhalación en su sensible piel y arqueó su cuerpo hacia arriba. -«¡Ah!»

Labios presionados en su desnudo pecho. Como si le picara la piel, Yan Tsui lo besaba una y otra vez, y con cada beso la respiración de Feilong tenia más fuerza. Una sensación cálida y húmeda se deslizó por su estomago y tocó sus capullos florecientes. Con fuertes ruidos, Yan Tsui le lamió el pene, y la mano de Feilong que se encontraba debajo de su cuerpo, se aferró a la sábana.

A…Asami… llamaba en su mente. La línea entre pasado y presente aun estaba borrosa, y en algún punto, la persona que le violaba cambió de lugar con el fantasma de Asami.

El peso del cuerpo masculino sobre él, los labios corriendo a través de su piel, el calor que se compartía. Como si ese recuerdo inigualable se agitara dentro de él, los sucesos de esa noche se repetían de nuevo en su cabeza, mientras despertaba en él todos sus sentidos. A través de la feroz caricia de Asami, había abierto su cuerpo y revelado su verdadero rostro,el cual se había mantenido oculto en alguna parte dentro de él. Había revelado los sentimientos por su familia a Asami, cosa que nunca había hecho antes, y se entregó por completo a las manos que le acariciaban su cabello, las manos de Asami.

-«¡Ah… Aah…!» El liquido preseminal empezaba a chorrear de su glande sin cesar, y su necesidad de dejarlo salir se hacía mas fuerte. Sacudió la cabeza y su cabello que se extendía por las sábanas, se ondeaba y brillaba a causa del sudor. La alucinación evocada por la falta de oxigeno era como una droga, se sentía muy bien. El placer de Feilong eventualmente llegaba a su pico, y su aliento cada vez era más superficial y rápido, hasta que su semilla estalló de golpe. Su cadera se levantó y se movió bruscamente, el líquido nublado se esparció por su estomago y las sabanas.

Lentamente, el éxtasis disminuía, y Feilong exhaló toda una bocanada de aire. Levantó su rostro ruborizado y su pecho temblaba. Un ruido pegajoso se escuchó cuando la mano soltó su miembro.

-«Me pregunto de que manera los hombres te cogían y los complacías…»

Se suponía que esa mano ahora debía suavemente tocar su mejilla, pero en cambio, abrió sus piernas al tope y se empujó a si mismo entre ellas. Feilong abrió sus ojos mientras eventualmente un punto de su trasero que no debería ser tocado, era tocado.

-«¡Ah…!» El interior de sus nalgas se estremecían para negar que el hombre avanzara. El dolor de la penetración forzada lo hizo despertar de su ilusión.

-«Dime, ¿cómo le devolviste el placer a ese hombre?»

La visión de Feilong era clara de nuevo, las formas borrosas tomaban su forma verdadera. La cara del hombre apareció, éste disfrutaba como la abertura se contraía para repeler la intrusión y se lamió sus labios.

No era Asami.

-«¡Yan Tsui!» Feilong quería exclamar estas palabras, sin embargo, observó en donde estaba y se dio cuenta que Tao seguía sentado tan flácido como antes en las manos del subordinado. Su piel parecía estar herida, pues un poco de sangre brillaba en la hoja que se sostenía en su garganta.

-«¡Yan… te lo suplico… Tao no debería…!»

-«¿Quieres que aleje a ese chico Tao de aquí?»

Fue como una bofetada en la cara para Feilong el ver a Tao en frente suyo, sin saber si despertaría de nuevo. Pero para Yan Tsui parecía ser completamente satisfactorio.

-«Pues me niego» Rió en tono malvado y puso sus dedos de nuevo adentro, entonces, agarró sin piedad a Feilong por los hombros y lo obligó a girar su estomago. Cuando Feilong trató de poner resistencia, Yan Tsui agarró su cabeza como si fuera un perro y los presionó contra las sabanas como si quisiera sofocarlo.

-«¡Gh…!» Yan Tsui lo hizo asumir una posición donde sólo sus caderas estaban levantadas, causando en Feilong muecas de humillación, Yan Tsui probablemente tenia planeado desde el principio cogérselo ante los ojos de Tao. Esa desagradable intención hizo que Feilong quisiera vomitar.

-«¡Despierta a ese mocoso!»

El subordinado de Feilong quitó las vendas de los ojos de  Tao. Sus ojos estaban cerrados, pero su cara ahora estaba descubierta. Feilong, en una voz ronca exclamó: -«¡Para ya, Yan Tsui!»

Él no quería que Tao viera bajo ninguna circunstancia que Yan Tsui le estaba poniendo las manos encima pues tener que soportar tan horrorosa imagen lastimaría demasiado el corazón de Tao. Yan Tsui agarró al Feilong que se retorcía y lo acercó más. Era como un predador jugando con su presa.

-«¿Es Tao tan importante para ti?»

Debido al silencio de Feilong, Yan Tsui se rió y continuó: -«Si abres tus piernas como deberías, eres un buen chico y me obedeces, consideraré el hecho de no despertarlo.»

Pasó por el agujero descubierto de Feilong.

Estaba asqueado; sin embargo, no se opuso a ninguna de las ordenes de Yan Tsui. Su miembro entraría en el lugar. Feilong rechinó los dientes y abrió un poco las piernas.

-«¡Más! ¡Así puedo ver todo mejor!»

-«¡Despiadado…!»

Yan Tsui respondió con una risa callosa. El ruido de él sacándose la ropa interior hizo desesperar a Feilong. El saber que su más ferviente deseo, el de deshacerse de Feilong, se estaba haciendo realidad causó que Yan Tsui se regocijara, y alegremente sacó a relucir su pene.

-«¡Voy a hacértelo todo hasta que te vuelvas loco!»

Si Feilong alzaba su voz, Tao podría despertar, así que debía evitar eso. Con su cuello curvado, mordió un poco las sábanas. Ahora podía sentir el pene de Yan Tsui en su hoyo. En un movimiento, Yan Tsui froto su liquido preseminal en su trasero y definió su objetivo. Feilong sintió algo entrándole. Su aliento vaciló.

Se dijo a si mismo que no era una mujer. El sexo con alguien del mismo genero no tenía sentido alguno. La angustia y la vergüenza acompañarían tal acto lo que durara.

Pero raramente, su hermano entro muy despacio en él. ¿Acaso quería provocarlo? Feilong miró por encima de su hombro.

Se equivocó haciendo eso, pues lo único que vio fue el pene flaco de Yan Tsui.

Yan Tsui maldijo: -«¡Mierda!»

Por un momento, Feilong no tenía idea de qué pasaba; pero se le ocurrió algo. Aparentemente, tenia una disfunción eréctil causada por el uso excesivo de heroína. Por su puesto las funciones corporales estaban afectadas por la adicción a las drogas alteradas, en el caso de los hombres, les afecta de modo que no son capaces mantener una erección.

Yan Tsui comenzó a acariciarse inquieto, pero nada se movió. Un desaprobador chasquido salió de su boca. -«¡Maldición! ¡Hey, tú! ¡Tráemelo!

Irritado ordenó a su subordinado a que le trajera sus drogas. Al principio, éste sólo arrojó una dudosa mirada primero a Tao y luego a Feilong, pero alejó su cuchillo y movió al pequeño. En ese mismo instante, se escuchó el estallido de una explosión. Todo el edificio tembló y la iluminación parpadeó. Débilmente, podía escuchar unos rápidos pasos del techo, y eventualmente, todas las luces se apagaron.

-«¿Qué pasa aquí? ¿Un apagón?»

El subordinado respondió a la indignante pregunta: -«Posiblemente un rayo pegó por aquí cerca.»

-«¡Espero que los contenedores en el almacén estén a salvo y seguros!»

Aparte del movimiento inseguro de Yan Tsui encima de la cama, Feilong sintió algo alumbrando en la oscuridad, y un ligero olor a pólvora llegó a su nariz. Se puso rígido y contuvo la respiración.

Uno, dos, tres…cuatro…cinco, contó en su mente.

Las ondas de choque producidas por la luz periódicamente causaron que el aire vibrara. Su agudo sentido de la audición percibió el sonido de un cartucho junto a un gemido, seguido por un sonido apagado como si algo pesado hubiera caído, y pronto, se escuchó un ruido metálico rebotando en el suelo. Por unos segundos sonó intermitentemente, luego, todo se calmó. El misterioso silencio terminó cuando las luces volvieron a encenderse, simultáneamente con el colapso del subordinado. Yan Tsui retrocedió.

-«¡¿Quién anda ahí?!»

Feilong se sentó y vio a Yoh parado en la puerta, con un arma en su mano. -«¡Yoh!»

Aparentemente, tomó ventaja de la tormenta y se escabulló por ahí. Su cabello estaba mojado.

-«¡Perdón por el retraso!»

Vestía en su totalidad de negro, y solo las brillantes rayas sangrientas en su mejilla daban acentos de colores. El temblor anterior debió servirle como una maniobra épica. Además, las ondas de impulso coincidieron con el numero de hombres ruidosos en la oficina.

-«¡Malparido…!» La apariencia del asesino hizo a Yan Tsui enojarse, pero cuando iba a alzar el arma, Yoh reaccionó instintivamente con su mano derecha. El brazo de Yan Tsui fue golpeado con fuerza. Procedió a agarrar su ahora entumecido brazo y el arma cayó al suelo.

-«¡No te muevas!»

Sin perder su atención y cuidado, Yoh apuntó a Yan Tsui y se deslizó dentro de la habitación. Llevaba un fusil de francotirador compacto construido para el combate cuerpo a cuerpo. El hombre que había amenazado la garganta de Tao, ya estaba tendido en el suelo, muerto. Detrás de la puerta se encontraban más cuerpos sin vida, cada uno de ellos marcados con un disparo preciso en sus frentes. A nadie se le permitió lanzar ni un grito.

-«¿Estas lastimado, señor Feilong?»

«¡Sí!»

Feilong se puso su ropa, se levantó de la cama y caminó de una hacia Tao. -«¡Tao!»

Estaba sentado, reclinado contra la silla y con sus ojos cerrados. Yoh, arrojó un cuchillo a Feilong, sin dejar de apuntar a Yan Tsui con su arma, para permitirle cortar la cuerda con la que Tao estaba amarrado a la silla. El cuerpo delgado, típico de un chico larguirucho como él, cayó en los brazos de Feilong.

Lo apretó contra su pecho y le susurró débilmente a su oído: -«¡Todo está bien, Tao!»

Estaba inconsciente, pero su respiración era normal. Se podía decir con sólo mirarlo cuánta pelea había puesto. La marca de un golpe era especialmente horrible. Pero aunque la ira de Feilong era grande, el sentimiento de alivio al haber recuperado lo que era importante para él, lo empezaba a invadir. Levantó el inconsciente cuerpo en un movimiento fluido. En este instante, la sombría voz de Yoh, llenó el aire.

-«Has hecho una cosa muy cruel por allá.»

Con solo mirar el cuerpo semi-desnudo de Feilong, Yoh pudo casi adivinar que había pasado en esa habitación. Con su mirada encendida, apuntó el arma directamente a la cabeza de Yan Tsui y éste perdió la compostura y retrocedió hasta que su espalda tocó la pared.

-«¡E…Espera! ¡¿Con quién crees que estás hablando?!»

-«Fuiste expulsado de Hong Kong por la muerte de To. ¡Me sorprende que no te mueras de pena haciéndole algo así a tu hermano!»

Yoh permaneció en calma. pero era Yan Tsui el que se ponía nervioso. Sus ojos hundidos se ensancharon, pero al siguiente segundo, se cagó de la risa como si hubiera perdido la cabeza. -«¡JA JA JA JA JA! ¡Yo no maté a To! ¡Feilong hizo todo! ¡Arregló todo para que fuera a mi al que persiguieran! ¡Yo debí convertirme en la cabeza de Baishe en vez de esta prostituta!»

-«¡Cállate!»

El rifle en la frente de Yan Tsui lo hizo callar inmediatamente. Para Yoh, él no era nada más que un rebelde que trató de violar a Feilong para satisfacer sus propósitos perversos. Yan Tsui parecía adivinar sus pensamientos y lo hizo estallar en un sudor frío; como si fuera otra persona le dijo en una voz aduladora: -«¡P…Por favor espera! ¡Espera, ¿sí?! ¿De verdad crees que estaría bien hacerlo? ¡Piénsalo bien! ¡Tengo el derecho a ser el sucesor de Baishe! Si perteneces al clan, el asesinato de uno de los tuyos es tabú, ¿verdad? ¡No debes cometer un error ahora y prometer lealtad a la persona incorrecta!»

El aire acondicionado corría en el nivel más alto, pero Yan Tsui percibía inusualmente una excesiva cantidad de este. Su mente y su cuerpo estaban completamente corroídos. Ya no parecía que se pudiera hablar razonablemente con él. Sus afirmaciones incoherentes, las que se suponían que iban a quitarle la culpa, sólo llevó a Yoh a mirarlo con desprecio como si fuera un objeto realmente sucio.

-«Ya no estoy conectado con Baishe. Feilong es mi jefe. Y podría decirte lo mismo, ¡deberías mejorar esos modales!»

-«¡Uh, waaah!»

El dedo en el gatillo se tensionó y fue tanto que hizo a Yan Tsui llorar como loco. En ese momento, Feilong gritó: «¡Para, Yoh!»

Yoh se detuvo y miró a Feilong con desconcierto. -«¡¿Por qué?! ¡Me dijiste que…»

…mataras a Yan Tsui en secreto. Esa era la misión. Entonces, ¿por qué Feilong lo hizo detenerse? Era incompresible e injustificable para Yoh. Sin embargo…

-«No aún.»

La mirada desesperada de Feilong cayó en el rostro del pequeño. -«No en ante los ojos de Tao…»

Cuando Tao era pequeño, Feilong no había visto ninguna semejanza, pero ahora que está en su etapa de crecimiento, sus rasgos faciales de alguna manera recreaban los de Yan Tsui cuando tenía su edad. De manera interesante, el rostro de Tao era más parecido a la del padrastro de Feilong que a la de Yan Tsui, que en el aquel momento parecía demacrado y ojeroso.

-«Este hombre… Yan Tsui, es el padre de Tao»

-«¡¿Es en serio?! Yoh lanzó una mirada de sorpresa.

Después una corta pausa, Feilong continuó deplorando: -«¡Es la verdad!»

A pesar de que no quiso llevar un papel activo en este plan, fue él mismo el que había ideado un plan para tomar la vida de Yan Tsui. Y sin embargo, no quería que le mataran frente a su hijo, aunque el resultado fuera el mismo. Puede que sólo fuera su ostensible consciencia, pero no quería que Tao tuviera que pasar por lo mismo que él alguna vez.

-«Está bien»

Yoh vio en la expresión de Feilong que efectivamente esa era la verdad. Miró a Feilong y luego a Yan Tsui y eventualmente bajó su arma. Yan Tsui había evitado una bala de nuevo. Pudo ver como relajó su sudoroso cuello. No había duda alguna de que esta era la razón principal por la que Feilong había querido mantener a Tao lejos de Taiwan. Yoh sabía el pasado de Feilong, sabia que su padre había sido asesinado ante sus ojos hace siete años, y que sus sentimientos vengativos contra Asami le habían invadido tanto que apenas superaba la conmoción. Y en ese mismo instante, todo estalló en él.

-«¿Señor, Fei?»

Feilong oyó una suave voz y dirigió su mirada a sus brazos sin vacilar. Tao, quien había estado inconsciente hasta el momento, estaba sentado ahora con sus ojos despiertos.

-«¡¿Tao?!»

El horrible momento hizo congelar a Feilong. ¿Había el chico contado con la oportunidad de escuchar la conversación? Aunque lo había dicho para detener a Yoh, su propia negligencia lo dejó sin habla.

-«¿Es…eso cierto…Señor, Fei?»

-«Eso…»

Y para sumar, Tao había visto el alma retorcida de Yan Tsui, de la cual Feilong no quería que se enterara. ¿Pero ahora cómo negaba todo? Empujado por su remordimiento y angustia, Feilong luchó por una respuesta. No obstante, el silencio fue suficiente para Tao. Estaba destrozado.

-«¿Soy…su hijo?»

Lentamente alejó su mirada de Feilong para re dirigirla hacia Yan Tsui.

Las lágrimas inundaron sus grandes ojos negros, haciéndolos semejantes al mar que se elevaba. Por otra parte, el corazón de Tao se balanceaba como si estuviera en una tormenta. Sin decir una sola palabra, alejó el brazo de Feilong fuertemente y se puso temblorosamente de pie. El hombre que lo había secuestrado y maltratado era su padre biológico; además de eso, era el jefe de una organización enemiga; lo cual era más difícil de aceptar.

«¡Hah…! ¡Jajaja!» De repente, Yan Tsui sacó una estridente carcajada y se puso en acción. Tomó la oportunidad ya que los otros estaban distraídos con la conversación y pateó el brazo de Yoh. Yoh se agachó y saltó hacia un lado. Yan Tsui sacó su propia pistola y le apuntó a Feilong.

-«¡Te mataré!»

-¡Tao, cúbrete!»

Yoh era rápido, así que rodeó a Feilong con sus brazos y se arrojó a la cama para refugiarse. Mientras tanto, Yan Tsui siguió disparando indiscriminadamente y agarró a Tao bajo su brazo, quien solo se había echado al piso para protegerse.

-«¡Tao!»

Yan Tsui percibió el dolor de Feilong, y con una fuerza gratificante apretó el brazo del pequeño Tao mientras este luchaba por liberarse. -«¡Las armas fuera y lárguense! ¡O de lo contrario, no sé qué haré con el chico!»

Feilong gritó cuando vio como apuntaban el arma contra la cabeza del chico: -«¡Yan Tsui! ¡Te lo dije! ¡Él es tu hijo!»

-«¡Y qué!»

Yan Tsui no se desanimó. Por el contrario, no había rastro de que pretendiera bajar el arma de nuevo. Feilong y Yoh permanecieron a la sombra de la cama, pero el primero no sabia que decir. La vida de su propio hijo no le importaba para nada a Yan Tsui.

-«¡¿Lo usas como tu escudo?! ¡Eres escoria, Yan Tsui!»

Yan Tsui se rió sin miedo y mantuvo el cañón de la pistola contra Tao. -«¡Tú no eres diferente a mi, Feilong! No puedes decir que olvidaste como me apuntaste con un arma hace siete años.»

Feilong recordó como había amenazado a Yan Tsui con su arma cuando ya no pudo soportar más su tiranía. No podía decir si realmente tenia intención de matarlo en ese entonces, pero sabía que si sus subordinados no lo hubieran retenido, indudablemente habría disparado el gatillo. Feilong dejó que Yan Tsui conociera su feroz temperamento, y Yan Tsui había aprendido a temerle.

-«¡No soy como tú! ¡Yo aún tengo sentimientos a diferencia de ti!»

Sólo después Feilong supo que no había sido Asami el que le disparó, sino To. Por un largo tiempo, había culpado a Asami y trataba de mantener sus emociones bajo control. No quería que Tao cometiera el mismo error, ni quería que tuviera que soportar el mismo odio dentro de él.

-«Escoria o no, el que sobreviva hoy saldrá como un ganador. Si no quieres que le pase nada al cachorrito, te aconsejo que traigas esa arma.»

El estado de Yan Tsui no era normal. Si lo irritaba más ya sería peligroso. Feilong miró a Yoh con una expresión agonizante, y eso pareció suficiente para que él entendiera todo.

-«¡Está bien! Haremos lo que dices.»

Yoh se puso de pie lentamente y desenfundó el rifle de francotirador, levantó sus manos y pateó el arma lejos para que quedara ante los pies de Yan Tsui. Yan Tsui la pateó bajo la cama y sin cambiar de posición el arma que reposaba en la frente de Tao, retrocedió hasta la puerta paso a paso. Aparentemente quería huir usando a su rehén como escudo.

-«¡Yan Tsui, deja ir a Tao!»

-«¡Silencio! ¡Muévete, mocoso!»

Había matado a su propio padre y ahora ponía la vida de su hijo delante de la suya. Las acciones y las palabras de Yan Tsui, eran más que despreciables y dejaban que los sentimientos de Feilong se enfriaran.

-¡Hey, niño! ¡¿No me escuchas?!»

Que Tao no se moviera en absoluto hizo que Yan Tsui perdiera la paciencia. Trató de arrastrarlo hasta la puerta, sin embargo, Tao estaba pegado al lugar, con sus ojos abiertos pero la mirada vacía. Eran demasiadas las verdades impactantes que le caían encima.

-¿Este hombre…que sólo le hace cosas malas al Señor Fei…es mi padre?» Balbuceó estas palabras como si fueran fantasías febriles. El hecho de que el hombre que trató de matar a su Señor era su padre era difícil de aceptar para el inteligente y amable Tao.

«¡Eres mi hijo, ¿no?! ¡Entonces haz lo que te digo!»

Justo en ese instante, levantó la vista con sus ojos humedecidos. De repente, mostró sus dientes blancos y los hundió en el brazo que lo sostenía. Ese ataque sorpresa hizo que Yan Tsui diera un grito: «¡Maldito mocoso!»

Empujó a Tao lejos de él, y en el calor del momento, dirigió el arma hacia el pequeño despiadadamente.

-«¡Para!»

Yoh se lanzó hacia Tao rodando en el suelo mientras simultáneamente se escucharon dos disparos. Cajas de cartuchos vacías cayeron al suelo. Tao gritó: -«¡Yoh!»

Yoh había disparado con una pistola oculta y las balas hicieron que Yan Tsui tirara su arma al suelo. Con una rodilla en el suelo, Yoh estaba sosteniendo su hombro izquierdo; la sangre se desbordaba de sus dedos, goteando en el suelo y empapando su camisa. Cuando Feilong vio las manchas rojas, sintió sus emociones congelarse. Recogió su arma y la presionó contra la cabeza de Yan Tsui, quien se cubría en el suelo. Su cuerpo actuó sin pensar.

-«Fei…¡¿de nuevo me apuntas con tu arma?!»

Con una mirada pálida y fuerte, Feilong miró hacia abajo a Yan Tsui y con desdén flexionó su dedo indice: -«Debí haber hecho esto hace siete años, sin dudarlo ni un segundo»

-¡¿Qué…?!

Parecía que Yan Tsui veía a su hermano de esa manera por primera vez, separado de cualquier tipo de razón, la imagen le trajo sudor a la frente, pero el temor hizo que sus miembros se relajaran. Feilong observó la situación. El frío recorrió su cerebro.

-«¡Señor Feilong!»

Fue la voz de Yoh la que cortó el aire seco y tensionado del ambiente. Feilong dejó de moverse y miró a su alrededor.

Lo que vio fue los ojos claros de Yoh en frente de él, y lo escuchó decir: -«¡Esa no es tu tarea!»

Yoh cubría a Tao con su espalda, e incluso estando herido, miraba directamente a Feilong, quien evitó lentamente esos ojos para dejar su mirada detenerse en el muchacho hundido en el suelo. Tenía el rostro húmedo a causa de las lagrimas y estaba lleno de miedo, ademas las gotas saladas se deslizaban de nuevo por sus rojas mejillas. Tan pronto como Feilong puso los ojos en él sintió que la sangre le volvía a su cerebro y se empezó a calmar.

«¡¿Qué iba a hacer…?!» pensó.

Casi mata a Yan Tsui ante los ojos de Tao.

Feilong tragó saliva, bajó su arma y exhaló profundamente. Su dedo en el gatillo estaba frío como hielo.

Yan Tsui aprovechó la oportunidad y se levantó tambaleándose.

-«¡Te tendré algún día! ¡La próxima, aplastaré tus entrañas y al mocoso con ellas!»

Con esa amenaza de separación, huyó de la habitación con pasos vacilantes. Feilong frunció el ceño pero no lo siguió; no es que no tuviera energía para ello, tal vez sólo estaba impresionado por lo que había en él, eso que le había hecho levantar su arma. Se había prometido que se esforzaría por no cometer el mismo error, y sin embargo, estuvo a punto de infligir el mismo dolor a Tao que él había sufrido hace siete años. Su dedo estaba entumecido en el gatillo como si fuera a dormir ahí. Se relajó y apartó su arma. A pesar de que los hermanos no estaban conectados por lazos de sangre, todavía eran parecidos, pues los rasgos de carácter bestiales, parecían estar también dentro de él. Sentía repugnancia por su perdida de control. De repente escuchó un golpe detrás de él.

«¡Yoh! ¡Vamos, Yoh!»

El llanto de Tao hizo que Feilong volviera en sí. Miró alrededor, y vio a Tao tratando con todas sus fuerzas detener el sangrado de Yoh. Su manos, que descansaban en la herida, estaban rojas. Aparentemente Yoh estaba sufriendo de anemia.

-«¡Tao, déjame a mi, por favor!»

Cuando Feilong se dirigió hacia el chico, aprovechó para observarlo. Estaba petrificado. nunca había lo había visto con esa expresión. Era obvio que todos los eventos seguían ejerciendo impacto en él, y estaba escrito en su mirada profunda y horrorizada cuan profundamente había sido herido la ternura su corazón. Feilong, sabía que no podía consolarlo en ese instante, porque no había tiempo para eso. Tomó a Tao e inspeccionó las heridas de Yoh. Bajo todas las circunstancias, había tenido suerte, pero la bala le había atravesado directamente.

-«No te preocupes. No es nada.»

Pero Feilong no prestó atención a las palabras de Yoh y se arrodilló en el piso al lado de él. Rompió la manga de su camisa y envolvió el tejido con fuerza la lesión de Yoh. La enorme cantidad de sangre tiñó instantáneamente el paño blanco de rojo. La bala disparada contra su cuerpo rasgó los músculos en pedazos. Por supuesto que estaba en dolor.

-«Lo siento tanto… ¡Es mi culpa! ¡Yoh va a morir por mi culpa!» Tao sollozó de pánico y lleno de desesperación miró a Feilong.

«¡Deja de llorar! Esta herida no va a matarme.»

Yoh le dio a Tao una mirada fuerte, pero no podía pasar por alto que el color de su piel no se veía nada bien. No estaba herido de muerte, pero si el sangrado no paraba, podía poner en peligro su vida. Feilong suspiró y se puso de pie.

-«Primero, necesitamos un lugar donde podamos estar en paz.»

Las posibilidades eran bajas, pero no se podía descartar que los subordinados de Yan Tsui podrían tomar venganza. Decidieron retirarse temporalmente al apartamento de Yoh y dejar los muelles sin dejar rastro.

FIN DEL CAPÍTULO

III

El lugar de Yoh estaba en un quinto piso de un viejo edificio de apartamentos en un callejón oscuro. La pareja de ancianos que eran sus jefes dirigían también una pensión además del puesto y le habían rentado una habitación en el piso superior. Era medianoche cuando llegaron a la casa. Los otros residentes de la pensión dormían profundamente.

-«Me ocuparé de Tao. Puedes usar el baño primero.»

Yoh invitó a Feilong mientras dejaba el pesado cuerpo de Tao en la cama. Justo después de que dejaran el lugar, la tensión del momento había abandonado su cuerpo y se había quedado dormido, tanto que parecía que se había desmayado. Feilong aceptó la oferta y lavó la sensación del toque de Yan Tsui fuera de él en el estrecho baño. Luego de hacerlo, se sintió aliviado. Tomó prestado una de las camisas de Yoh y se asomó en la habitación a ver a Tao antes de regresar a la sala de estar. La respiración profunda de Tao era audible, estaba profundamente dormido. Especialmente cuando dormía, su tierna inocencia se mostraba en su cara. El golpe le había dejado un morado en su mejilla. Feilong gentilmente pasó por ahí y volvió a la habitación con Yoh dando pasos suaves.

-«¿Yoh?»

Con poca luz y con el torso desnudo, éste trataba de curar su herida. Como solo era capaz de usar una sola mano, parecía que estaba pasando por un difícil momento.

-«¡Déjame hacer eso!»

-«No pasa nada, estoy bien.»

Feilong ignoró las palabras de negación de Yoh. Se quitó el vendaje de la mano y se sentó en el duro sofá de cubierta sintética, el cual crujía ante la fricción. En Taiwan, el apartamento estándar tenía un baño con una bañera separada. En las esquinas habían ollas y un pequeño refrigerador, que los antiguos inquilinos habían dejado, aunque de alguna manera no parecía encajar en la imagen, pues los muebles del anterior propietario no parecían encajar con su gusto para nada. El estilo de Yoh despreocupado de la vida se reflejaba claramente.

-«Yo puedo hacerlo.»

-«¿Te desagrada ser tratado por mi?»

Feilong miró a Yoh con una gracia tenue. Yoh suspiró, parecía que se había rendido así que le mostró su herida. En comparación a antes estaba recuperando color lentamente. Feilong tocó suavemente los músculos de su pecho. Puede que no fuera una herida de muerte, pero la bala había perforado la parte superior del brazo, y el vendaje improvisado para detener el sangrado estaba manchado ahora de color rojo oscuro. Feilong mojó el algodón en desinfectante y los presionó contra la herida. Podía sentir como los músculos de Yoh se tensionaban en el proceso.

Así que es la herida de una Tokarev… pensó. Como la bala no deformó el cuerpo, el daño que dejó era poco, aunque muy doloroso. Que Yan Tsui tuviera en posesión un arma rápida de cargar significa que la mafia rusa estaba activa. Probablemente el plan era dar un golpe a Baishe con las armas suministradas junto a la munición recibida del ejercito como contrabando. Era muy común para Mikhail usar a Yan Tsui como medio para deshacerse de Feilong. Suspiró y desinfectó la herida. Las incontables cicatrices que marcaban el cuerpo de Yoh contaban un presente y un pasado que era desconocido para Feilong. Quizás era porque había pasado por un entrenamiento totalmente diferente, pero sentía que Yoh era más salvaje, a pesar de ser tan hombre como él. A diferencia de Feilong, que era experto en artes marciales y aprovechaba la agilidad corporal, el cuerpo de Yoh era duro como acero y su torso estaba tonificado al máximo como para poder soportar el retroceso de una arma de gran calibre.

El silencio era incomodo, hasta que Feilong alzó su voz: «Te dije que no te involucraras. ¿Por qué viniste, Yoh?»

-«Ahora eres mi jefe.»

La respuesta directa causó que la mirada de Feilong subiera. A través del largo cabello de Yoh, no se pudo distinguir su expresión. Reflexionó: «Si hubiera ido en el barco de Asami en ese entonces, podría haber escapado…»

Sin embargo, después de cumplir su voto a Asami, ofreció su vida restante a Feilong, pues era probablemente su manera de mostrar lealtad. Un hombre sincero pero no muy ingenioso. Feilong no podía explicarlo, pero cuando vio los ojos abatidos de Yoh, se sintió mal. Como si quisiera ocultar su impetuoso corazón, dirigió su atención a la herida profunda.

-«Supongo… que eres del tipo curioso…»

Feilong colocó un algodón empapado en medicamento en la herida y empezó a colocar una venda encima con cuidado. Las esquinas de la boca de Yoh no se movieron. No mostraba que sintiera dolor. Los analgésicos que compraron en el mercado solo actuaron como sedantes; sin embargo, Yoh aparentaba estar acostumbrado a heridas de ese estilo, pues se mantenía calmo desde que le habían disparado. Nunca había visto a Yoh perder el control de sus emociones mucho menos le conocía nervioso; de lo contrario probablemente no hubiera podido trabajar para Asami.

-«¿Qué planeas hacer con Tao ahora?»

Las palabras suaves de Yoh hicieron que Feilong hiciera una breve pausa.

-«Tao debe decidir.»

Se enfrentaría con la decisión de su vida. Para un niño de trece años pudo haber sido una dura verdad, pero ahora que había conocido que era el hijo de Yan Tsui, debía determinar cómo querría vivir. A este punto, no estaría tarde de cortar todos los vínculos con la organización y escoger el otro lado.

-«Tao ciertamente no se convertirá en lo que quieres.»

Feilong cortó la punta de la venda cuando acabó y cerró el botiquín de primeros auxilios. Escuchando la llovizna, pensó que quizá Yoh estaría en lo cierto. Aunque Tao se había enterado de la verdad de su nacimiento, o quizá, precisamente porque se había enterado de la misma, Feilong no podía ver a Tao escogiendo distanciarse del mundo bajo por su propia voluntad. Un cansado suspiro abandonó sus labios.

-«Parece que mi deseo secreto de prevenir que Tao no siguiera mis pasos no fue escuchado.»

Cuando Feilong decidió una vez más tomar el camino del que ya había perdido su vista, tuvo que pagar un precio alto por ello. Su mayor perdida fue su padrastro, Liu Talen. Su corazón todavía estaba marcado por el trágico pasado de ser usado como una herramienta política por parte de su padre biológico y cuando lo desafió apuntando un arma contra él. Ahora, Tao estaba sufriendo la misma agonía que él, incluso cuando él intentó protegerlo. Quizá haberlo tenido a su lado fue un error; posiblemente todo lo que Feilong había hecho hasta ahora era incluso más cruel para Tao. El desanimo y el vacío se turnaban en su interior.

-«Para alcanzar mi objetivo, tome incluso la vida de alguien. No quiero saber cómo me miró Tao cuando apunté esa arma contra Yan Tsui… Quizá mi hermano tiene razón, realmente hay algo bestial en mi.»

Cuando la bala fue disparada, la sangre de Feilong comenzó a hervir. Si Yoh hubiera saltado un segundo tarde, la bala hubiera herido a Tao.

-«Me pregunto que diría mi fallecido padre si me viera así.»

¿O quizá quería aún ser aceptado por el padrastro de su infancia? Ahora, nadie podría saber cuáles fueron los sentimientos que lo llevaron a tenerlo. Los sentimientos por su padrastro, la culpa hacia Tao y la pelea con su hermano… Tal vez estaba tan aliviado por el rescate de Tao, que no podía revelar sus verdaderas emociones deprimentes.

-«Tienes un corazón muy amable», susurró Yoh, quién escuchaba en silencio.

«¿Amable? ¡¿Yo?! ¡Eso no tiene sentido!» Feilong descartó la declaración en tono burlón. En sus ojos, Yoh estaba completamente fuera de lugar. No solo Feilong había pisoteado los sentimientos de su padrastro, sino que ahora estaba tratando de matar a su hermano para mantener la paz y la calma en el clan. Habría sido más natural si Yoh lo hubiera tomado por alguien que no tenía ningún sentimiento por su familia.

-«No, me refiero….!» Cuando Yoh trató de meter su brazo izquierdo en la camisa, hizo una expresión de dolor. No lo logró y la camisa se deslizó.

-«No te sobre-esfuerces. Debes estar en dolor.»

Feilong extendió la mano y sus ojos se encontraron. Aparte de Asami, Yoh era el único que había hablado de sus verdaderos sentimientos sin reservarse nada, él mismo no sabía por qué. Yoh ya no pertenecía a la organización, y Feilong se arrepentía de eso.

Los labios delgados de Yoh se curvaron en una débil sonrisa. «Nunca creí que llegara el día donde te preocuparas por mi.»

-«¡No cambies el tema!»

Mantuvo la mirada desafiadora de Feilong sin evadirla. Un impulso indefinible, parecido al nerviosismo surgió dentro de Feilong, pero ocultó sus emociones y miró a su antiguo subordinado con una mirada vacía, mientras trataba averiguar con calma, lo que pasaba en aquel hombre rígido. Su ojos seguían bloqueando. Yoh eventualmente movió sus labios: «Ya no duele más. Trataste muy bien la herida después de todo.»

Feilong recordó las palabras de Tao: «Si alguien que te gusta trata tus heridas el dolor se va.»

Era extraño que se le viniera eso a la cabeza en dicho momento. Suspiró y dijo con un leve desprecio en su voz: «Esas heridas fueron causadas por salvar a Tao. Asumiré la responsabilidad por eso.»

De hecho, Feilong no era del tipo que se sentían responsables por un simple subordinado reemplazable. Yoh también tenía que ser consciente de eso. Sólo después de pensar en ese hecho se dio del significado de esa declaración. Él no era eso, y le molestaba.

-«Es por eso que dije que eres de corazón amable y cálido.»

Feilong ya no lo podía soportar y le advirtió con su mirada. -«¡Deja ya eso!»

Frunció el ceño cuando notó que las esquinas de la boca de Yoh estaban ligeramente levantadas, porque al principio creyó que se estaba burlando, pero parecía que no era así.

-«No has cometido un error. De seguro tu padre diría lo mismo.»

La expresión de Yoh se tornó seria, lo que sorprendió a Feilong. Su mirada y sus palabras era como si viera a través de todo. Feilong lo miró.

«¿Como puede decir algo así?» pensó.

Era un punto de vista totalmente diferente al de Asami, quien alguna vez le había replicado provocativamente que negaba su pasado. Feilong quería que responder que Yoh no sabía nada y no debería decir semejante tontería, pero simplemente, no podía ponerlo en palabras. No entendía porque le hacía sentir inseguro que Yoh le hubiera animado su manera de vivir. ¿O estaba tan desesperado ya que esas palabras eran un alivio para él?

-«Eres un poco atrevido.»

Feilong se levantó como si quisiera despedirse. Se colocó delante de Yoh, quien hizo una cara de desconcierto, y puso una mano en el sofá. Su largo cabello reposó sobre el hombro y el pecho de Yoh.

-«Ya no soy como antes…»

Feilong no sabía si había sido asquerosa la manera en la que Asami marcó su corazón, o si le había dejado una persistencia que le permitió esforzarse desde lo más bajo para llegar hasta lo más alto; pero esos siete años no habían sido en vano. No quería ser reconocido por nadie, no quería simpatía. Pero ahora, quería sentir el calor de otra persona.

-«¿Señor Feilong?» Yoh habló en una voz áspera un poco confundido.

Los ojos oscuros de Feilong se fijaban en Yoh, y la distancia entre ellos disminuía. Una fuerza que amenazaba con ahogar a Yoh lo llevó a un rincón, pero no podía evadir la mirada. Un parpadeo rompió la conexión. Feilong se abalanzó sobre los labios de Yoh y siguiendo su impulso interior, lo besó apasionadamente.

Sólo por un momento, el cuerpo de Yoh se tensionó, pero para sorpresa de Feilong, no parecía que iba a poner resistencia. Feilong cerró sus ojos y empujó los labios sin resistencia. Sus lengua se tocaron, y hubo mordidas en broma. Yoh chupó su lengua como represalia. Ahora era él el que tomaba la delantera, y Feilong se estremeció cuando procedió a ese contraataque.

-«¡Ph…!» Sin aliento, puso una rodilla entre las piernas de Yoh. Pensaba que era un hombre totalmente duro, pero parecía que había recopilado experiencia. Aunque parecía que sabia poco sobre temas lujuriosos, su lengua no daba tiempo a Feilong de tomar un respiro.

-«¡Nh…! Ph…» Sus lenguas luchaban entre sí audiblemente. Cada vez que cambiaban de angulo, los parpados de Yoh se abrían ligeramente, y sus estrechos ojos absorbieron a Feilong. Dentro de Yoh, un fuego despertó, y podía sentir como lo calentaba poco a poco, amenazándolo con quemarlo. Cuando sus labios se separaron, estaban en un punto donde ya no podían aguantar más. Feilong lamió sus labios sin aliento y frotó la rodilla contra la protuberancia en el área de la ingle de Yoh.

-«Bueno… ¿qué tenemos acá?»

El bulto era visible incluso encima de sus ropas. Yoh, ni siquiera trató de esconderlo. Dirigió una sonrisa ligeramente agónica a Feilong: -«También soy sólo un hombre.»

Era la primera vez que lo veía ser tan informal. Feilong sonrió. -¿Es posible que estés así por mi?»

Con ese comentario, se burlaba de la reacción Yoh. Sin embargo éste parecía estar disgustado de que jugara con su deseo y sentimientos. Su mano derecha rodeó la cadera de Feilong, y lo acercó atrevidamente. Feilong esquivó la lesión de Yoh y se arrodilló frente a sus muslos. Estaban tan cerca uno del otro que la respiración de ambos casi se tocaban. La cara uniforme y hermosa de Yoh se acercaba. La súbita aceleración de su latido fue una alegría sin precedentes. El calor del cuerpo, que alcanzaba la ropa de Feilong, era más alta que la de él. La esencia de una mezcla de cigarrillos con humo de armas flotó a su nariz. Todo eso excitó a Feilong, y las inhibiciones fueron abandonadas.

-«¿Quieres que te responda eso? Si tú robaste mi corazón…»

-«Esta boca debería ser sellada.»

Siguiendo las emociones que brotaban, rápidamente agarró las mejillas de Yoh y cubrió sus labios como si quisiera devorarlo.

Feilong sólo quería un poco de consuelo. Sintió que el hombre ante él, quien le dijo las palabras que quería oír, podría satisfacer su momento pasional. Quería que eso sentimientos fueran descubiertos y se evaporaran. Esa noche, era un noche en la que Feilong deseaba calor, y Yoh estaba a su lado. Sin querer, se ahogó en la mirada provocativa de Yoh.

-«¡Hah…!» Sus lenguas se entrelazaron, y Feilong deslizó sus dedos por el cuerpo de Yoh. Yoh también extendió su brazo intacto y despojó hábilmente la camisa de Feilong. Con cada movimiento, el sofá barato chirreaba. Podían sentir a través de su piel como sus corazones latían más y más rápido. -¡»Nh…!»

Para sacar la presión de la herida de Yoh, Feilong tensó su man derecha que reposaba en el hombro de Yoh. Su herido cuerpo fácilmente se deslizó en el superficie del asiento de modo que ahora se recostaba sobre su espalda. Feilong, quien que se había quitado su ropa interior, ahora estaba sentado en sus piernas. Yoh sin hablar, estudió la vista que tenia en frente de él, como un animal salvaje a punto de atacar a su presa. Feilong pasó la mano por la cálida entrepierna de Yoh y se lamió sus labios.

-«Estás tan duro… eso bastante indecente de tu parte.»

Aflojó los botones del pantalón de Yoh y tomó el emergente miembro rígido. Yoh sostuvo la respiración; el temblor de su abdomen era tangible. Estaba tan excitado que su pene seguía creciendo, y el liquido se filtraba como néctar en la punta. La manera en la que las gotas transparentes resbalaban agitaba sus deseos.

-«Vas a ir a la ofensiva un poco después de todo…» Corto de aire, miró a Feilong, quien abrió su camisa. Percibió como una insolencia que Yoh hablara de esa manera teniendo en cuenta el hecho de que tenía una erección sólo por pensar que pasaría después.

-«Si me satisfaces esta noche, puede que te perdone por todo.»

Yoh respondió a esta provocación y levantó su cabeza. Cogió un mechón de cabello que estaba en su pecho, lo guió hasta su boca, y suavemente lo presionó contra sus labios. Era como si besara directamente la piel de Feilong, y la ilusión hizo que Feilong tragara saliva.

-«No sé si me perdones, pero no pararé, incluso si ya no puedes más.»

Miró a Feilong. Su mirada apuntaba para arriba. Ese día en el barco cuando dijo que no pediría por el perdón, sus ojos oscuros eran claros. El calor surgía dentro de Feilong, que ya estaba fuera de sí. Enderezó su torso y el mechón se deslizó de la mano de Yoh. A Feilong no le importaba si pensaba que era sólo un capricho excéntrico. Sólo quería ver a Yoh y a sus facciones, que yacían bajo él, perder la compostura con lujuria. Extendió la mano y tomo ungüento del kit medico y manchó el contendido en sus dedos para usarlo como lubricante. -¡Hmh…!

Con una mano se apoyó en el pecho de Yoh, y con la otra comenzó a ensanchar su ano con sus dedos. Al abrir los parpados ligeramente, un gemido escapó de él. Yoh lo observaba sin siquiera parpadear.

-¡Hah…! Feilong imaginó como se veía en ese momento que montaba a un hombre de manera indecente. Con su frente cubierta de sudor, retiró los dedos. Extendió el ano y poco a poco bajo sus caderas. El miembro de Yoh se posicionó e intentó tragarlo.

-«Es muy estrecho, ¿verdad?»

Yoh estiró un brazo para evitar que siguiera con esa actividad, pero Feilong no era un debilucho del que preocuparse. Miró fijamente a Yoh y con ojos estrechos le dijo: -«No te muevas.»

Feilong con cuidado movió su cadera en movimientos circulares para que el pene de Yoh se hundiera poco a poco. Yoh obedeció y se mantuvo quieto. A veces se oían suspiros. ¿Eso le excitaba? Como si estuviera fuera de sus sentidos, Feilong soportó la virilidad salvaje que empujaba su camino dentro de su cuerpo. Pensaba que nunca volvería a experimentar el dolor y la presión de ser penetrado por el mismo sexo. Mientras intentaba tomar control de sus sentimientos lujuriosos y así mantener su orgullo, ya había logrado captar la virilidad de Yoh a la mitad.

-«¡Hah! Uh…» Puso la mano en el pecho de Yoh y gimió una vez más.

En la habitación de al lado, Tao estaba durmiendo. Estaban separados por sólo una pared, Feilong no podía permitir que el niño notara lo que pasaba en ese cuarto. Yoh parecía preocupado también por eso y contrajo sus cejas con esfuerzo. Sólo un poco más. En el instante en que Feilong bajó su cadera, sonó un ruido.

Un temblor trepó por su espalda, y el dolor del empuje le hizo cerrar los ojos. En el momento que se inclinó para atrás, se hizo aun más apretado, y Yoh gimió. La respiración plana y rápida de los dos hombres llenaba a la habitación. La temperatura de sus cuerpos los tenía bañados en sudor y se alimentaban mutuamente. Por un momento, Feilong trató de calmar su respiración, y poco a poco abrió los ojos.

-«Y…¿cómo te gusta? Ahora no hay vuelta atrás.»

Yo dejó salir una mirada sugestiva y alzó sus ojos. Rió: -«¡Entonces déjame intentar más!»

-«Eres honesto.» Las esquinas de la boca de Feilong se alzaron. Apretó la cadera de Yoh, quien intentaba ondular hacia arriba entre sus rodillas y como si quisiera molestarlo, deslizó su pelvis de un lado a otro. Mientras tanto, Yoh lo miró con el ceño fruncido, como si tuviera una mujer astuta frente a él.

-«Feilong…»

-«Una persona herida debe comportarse como tal y quedarse quieto obedientemente.»

Feilong controlaba a Yoh, quien intentaba moverse, y presionó fuertemente su cuerpo contra él. El suspiro atormentado de Yoh le hizo olvidarse del dolor. Este sexo no significa nada, simplemente seguía sus instintos; y cuando alcanzaran el clímax, la suciedad acumulada en él saldría. Pero a pesar de que Feilong pensaba de esa manera, el cuerpo al que estaba conectado estaba muy caliente, y tenía dificultades para dejarlo ir. Cumpliendo con su deseo, empezó a mover su pelvis. Aparte del débil jadeo, uno podía oír como los cuerpos se frotaban entre ellos. Cada vez Feilong rodaba sus caderas, la punta de propio pene salia. Las movimientos se hicieron más fluidos gradualmente.

-«¡Ah… Aah…! Gemía e intentaba abandonar el placer. La apertura que Yan Tsui no había podido invadir ahora era suave y totalmente abarcada por Yoh.

-«¡Señor…Fei…long!»

Eventualmente, Yoh no pudo resistirse más y se adaptó al ritmo. Ubicó el punto sensible y empujó. Feilong tocó el pecho sudado. No era una mala vista ver a un hombre estoico con sus ojos húmedos debido al sensual placer. Miró a Yoh a la cara, pues este se retorcía de deseo y se rió sin piedad: -«Qué linda expresión la que tienes. ¿Se siente tan bien…Yoh?»

-«¡Podría preguntarte lo mismo!»

En ese momento, la lluvia había cesado y la luna brillaba entre las nubes motosas.

El tonificado cuerpo de Yoh estaba marcado con cicatrices frescas y aun así era estéticamente agradable. Jadeaban frenéticamente de la dulce agonía. Sus sombras se sobreponían. De repente Yoh alzó su mano derecha y tocó el cuello de Feilong. En su garganta había un par de moretones visibles que habían causado los dedos de Yan Tsui; la cicatriz en su pecho estaba expuesta también, al igual que su piel blanca ligeramente ruborizada. Ofreció todo eso a los ojos de Yoh y se ahogó en dicha apreciación.

-«Tan hermoso…»

Las palabras de Yoh no eran ornamentadas, lo que hizo a Feilong sentirse un poco nervioso. Mordió sus labios y cerró sus ojos como si quisiera escapar de esta manera de la mirada de Yoh.

Cuando entregó su consciencia al abismo de la lujuria, era un hombre normal. Ya no era el jefe de Baishe, ni el hermanastro de Yan Tsui, ni el hijo ilegitimo evitado por su padre biológico. Era sólo Liu Feilong.

-«Eres muy hermoso…y con corazón cálido.»

Yoh pasó su mano por el cuello de Feilong hasta la clavícula y debajo de la vieja herida de bala. Todos los punto que tocaba se sentían como si cogiera fuego, y el lugar donde entraba se estremecía. Los dedos vagabundos trazaban una línea llameante tras ellos, y cuando rozó los pezones el corazón de Feilong saltó un latido: -«¡Ah!»

Inclinó su cabeza hacia atrás. Su agujero era suave y apretaba fuertemente a Yoh; sus músculos se contrajeron y le apretaron, lo que interrumpió el ritmo. La polla de Yoh había alcanzado los puntos que excitaban a Feilong. Un relámpago le atravesó la cabeza.

-«¿Te gusta aquí?»

Yoh lo miraba como si quisiera devorarlo con sus miradas. Sus ojos estaban húmedos. Éste ya no era el hombre que Feilong conocía como su subordinado. Ante él, veía el rostro de un hombre que no escondía su deseo carnal. No pudo responder, pero Yoh no se detuvo.

-«¿Y qué tal aquí?»

-«Bueno… no está…tan mal.»

Feilong reaccionó obstinadamente porque no quería que Yoh supiera lo mucho que lo excitaba. Entonces la ceja de Yoh se arrugó, y empujó hacia adentro. Pero, más duro esta vez.

-«¡Ah…ah…!»

Su piel ruborizada, engullida por el sensual placer era contemplada por Feilong. Se preguntó como habían sido esos siete años para ese hombre en los que había trabajo para él día tras días. Cuando todo había terminado y Yoh le había entregado a Feilong el arma a bordo del barco, se había preparado para ser castigado con la muerte. Quizá Yoh quería ser asesinado por él, tanto como Feilong quería ser asesinado por Asami en ese entonces.

Se dejó balancear hacia atrás y hacia adelante y murmuró en silencio para el mismo mientras se movía en el calor: -«¡Hah! ¿Por qué… no te maté… en ese entonces?»

Si hubiera tomado las riendas sobre las acciones de Yoh en ese momento, lo que pasaba ahora no hubiera existido. ¿Por qué había sido incapaz de apretar el gatillo, como lo había hecho con Asami? Normalmente, Feilong nunca olvidaría a alguien que traicionara la organización, pero en ese entonces, no pudo apretar el gatillo; y no sólo porque el atrevimiento de Yoh había enfriado su intención de matarlo, sino  quizá también porque Feilong había visto que el vinculo entre Asami y Akihito era tan fuerte que nadie podía cortarlo. Sin embargo, lo que más sacudió el corazón de Feilong fue la verdadera intención de Asami cuando le hizo bajar el arma, no con la intención de matarlo, sino con la intención de dejarlo con vida. No fue lastima despectiva lo que había llevado a Asami a hacer eso. Por mucho que Feilong lo hubiera pensado, no era capaz de averiguar cuál era la razón, y cuando el mismo Asami le habló, fue como si el espíritu maligno que había poseído a Feilong desaparecía repentinamente. Por primera vez se le había ocurrido entonces que no habían sido sino sus delirios los que le habían llevado a perseguir a Asami.

-«Feilong…»

La voz áspera de Yoh le hizo pasar un escalofrío por toda su espina dorsal. Dejó de lado toda la formalidad con la que se dirigía hacia él, dejándolos en igualdad, y aunque Feilong lo encontró un poco presuntuoso de su parte, no le molestó. ¿Esa parte de su corazón también cambió? Los sentimientos hacía otra persona no pueden ser controlados por uno mismo, sin importar cuánto se puede llegar a ser oprimido, en el corazón no se puede mandar. No obstante, Yoh no regresó con Asami después de dejar Baishe. Parecía que Feilong finalmente había sido capaz de aceptarlo.

-«He… cambiado…»

Los pasados meses y años no habían sido nada después de todo. Una sonrisa resonó en el suspiro de Feilong. Él creía que tener sexo con el mismo género no significaba nada más que para establecer los roles entre ellos, pero ahora sabía que no era sólo eso. Había aprendido que no era para reprimir por medio del poder, sino que también podía ser una conexión basada en la confianza.

Entonces, sonó la voz ronca de Yoh: -«Pero mis sentimientos no han cambiado, y no lo harán.»

En ese momento, era Feilong el que se reflejaba en los ojos brumosos de Yoh, y su ferviente mirada revelaba sus emociones profundas de una manera más directa que alguna declaración de amor desgastada. Sólo un pequeño error y Feilong le habría hecho pagar su error con su vida. ¿Yoh quería dar su corazón a un hombre así?

Aún conectado a él, alcanzó y acarició el cabello de Feilong. Su gentil tacto ya no le recordaba a nadie más.

Cuando Yoh estaba a punto de retirar sus dedos, Feilong los agarró inconscientemente.

-«¿Feilong?»

El calor de Yoh despertó un dulce y pulsante dolor dentro de él. El cuerpo de ese hombre era tan cálido que era difícil alejarse de él. Por primera vez, Feilong se dio cuenta que todo le había afectado más de lo que él creía. Levantó su barbilla y miró a Yoh mientras sus ojos brillaban.

-«Tu cadera ya no mueve más.»

Inicialmente, los ojos preocupados de Yoh se ensancharon ligeramente, y al siguiente momento estaba sonriendo. Las tensas caderas de Feilong fueron aprehendidas por sus manos, y él lo empujó violentamente.

-«¡Ah, nh…!»

El miembro de Yoh dejó a Feilong para volver a hundirse en él junto con el sonido de piel contra piel. Feilong flexionó su blanco cuello y presionó una mano contra su boca. Con cada empuje, su pálida espalda se arqueaba. El placer era demasiado intenso, se robaba sus sentidos. El límite entre la fantasía y la realidad se tornaba borroso. Para suavizar su voz, Feilong mordió su pulgar y retorció su cuerpo: -«¡Ah ah!»

Como un dragón devorando un humano, insaciablemente se tragaba al hombre. Su cabello bailaba con los vigorosos movimientos rítmicos, y el sofá crujió. Los músculos internos no le dejaban ir y trataban de saborear al hombre al máximo. Feilong podía sentir lo que avariciosamente se retorcía dentro de él. Clavó las uñas en los brazos de Yoh, que sostenían firmemente sus caderas. El climax se acercaba con cada movimiento.

-«¡Kh…! ¡Uh…!»

Yoh se quejó en voz baja. Sus brazos que agarraban la cadera de Feilong se tensaron, y presionó sus uñas cortas contra la piel. En ese momento quería retirarse, pero Feilong no lo dejó, al contrario, lo hizo hundirse aún más en su cuerpo. Podía sentir como el miembro de Yoh tenía espasmos dentro de él convulsivamente.

-«¡Ah…!» Gritos crudos y calientes salieron de los labios de Feilong. No podía contenerse más. Una cálida sustancia fue liberada en su interior. Tomó lo que le pertenecía a Yoh, y eso causó que todo su cuerpo temblara. Su pene se movió espasmódicamente y esparció un sendero blanco en la piel de Yoh; cuando todo su cuerpo se estremeció en éxtasis, Feilong suspiró satisfecho.

El líquido nublado fluía por la heridas del pasado y recorría su piel. El paisaje lascivo ardía en los ojos de Feilong. Peinó su pelo, que se estaba pegoteando por el sudor. Miró al exhausto Yoh, quién estaba completamente sin aliento, y creyó ver la derrota en su rostro. quizá estaba malhumorado porque no pudo asumir el papel principal hasta el final. Feilong miró al hombre que se había entregado al acto y sus consecuencias y no pudo reprimir una sonrisa.

-«¡Ph…!» Una risa dejó su boca como un suspiro.

Había conquistado al hombre que le perteneció a Asami. Cuando pensó eso, una sensación de conquista lo superó. Incluso entre hombres, no habían muchos que habían tratado congraciarse con él, además de que permanentemente era sometido a miradas malhumoradas. Sin embrago, Yoh siempre había estado a un paso de distancia de él, observando todo con su mirada lejana. Feilong sabía que era vanidoso, pero no pudo contener la risita.

-«¿Por qué te estás riendo?» preguntó Yoh.

-«No es nada…» fue todo lo que Feilong respondió.

A Yoh probablemente no le gustó que evadieran su pregunta. Mandó una mano alrededor del cuello de Feilong y lo acercó de tal modo que su cabello se deslizara. Siguiendo la gravedad, sus labios se encontraron, y la lengua de Yoh invadió al instante la boca de Feilong; en contraste al rudo beso, las caricias con las que alejaba su cabello eran muy suaves. La llama dentro de Feilong estaba a punto de encenderse de nuevo, así que ligeramente empujó a Yoh por el pecho. Todavía jadeando, sus labios se separaron, y dio una gran bocanada de aire.

Lentamente, levantó su cadera. Podía sentir el hábil miembro de Yoh deslizarse del lugar donde había estado apretado, cuando su largo pene salió de él, la semilla goteó detrás. Se oyó un leve gemido.

-«Me siento honrado si puedo complacerte con mi trabajo.»

En respuesta a las palabras de Yoh, Feilong simplemente movió su cabeza y lo miró. En la posición vertical de rodillas en la que estaba, miraba hacia abajo la expresión de satisfacción en el rostro de Yoh.

Mientras se miraban uno al otro, Feilong inesperadamente tuvo que reírse. «Bueno, demosle un chance, entonces.»

Los brazos de Yoh envolvieron sus caderas y lo acercaron suavemente. Feilong se dijo a si mismo que sólo dejaba que le hicieran esto porque la tensión física aun afectaba su cuerpo. Ni la piel sudorosa, ni el calor abrasador le molestaban.

Sucedió en el momento en que sus labios estaban a punto de tocarse una vez más. De repente, oyeron un ligero ruido. Se detuvieron alarmados, y contuvieron la respiración, entrecerraron los ojos a través de la oscuridad como animales salvajes. La habitación estaba en silencio. Nada parecía haber cambiado. Notaron que la puerta, que se suponía debía estar cerrada, ahora estaba entreabierta y se balanceaba en el viento. Era como si el aire estuviera electrificado.

-«¡Quédate aquí, por favor!» dijo Yoh y agudizó su mirada. Queriendo proteger a Feilong, se levantó y recogió su arma. Se colocó de espaldas hacia la puerta, pero revocó de inmediato la advertencia.

-«¿Yoh…?»

Con el menor ruido posible cerró la puerta. Habiendo tomado una botella del refrigerador, volvió como si nada. Su expresión era normal de nuevo.

-«La puerta no cierra bien.»

Feilong exhaló suavemente y mojó su garganta con el agua que Yoh le había dado. Como si nunca hubieran tenido sexo apasionado entre ellos, ahora se sentaban con cierta distancia el uno del otro, aunque la atmósfera que los rodeaba no era apática. El tiempo pasaba pacíficamente.

-«Sólo duerme si te sientes a gusto. Aunque sea un poco.»

La forma en la que Yoh encontró un camino a través de las lágrimas en el corazón débil de Feilong fue agradable. Sin decir una palabra, cerró sus ojos, y mientras sentía la cercanía de otra persona a su lado, inhaló y exhaló sin afán, Sorprendentemente, respirar era fácil para él. No se sentía restringido, aún así, en Hong Kong lo seguía su escolta por todas partes. No había tiempo para relajarse, pero Feilong llegó a la conclusión de que en esta rutina diaria, Yoh era para él como el aire, tan impalpable y sin embargo indispensable.

«Eso me recuerda, he sentido algo similar antes, cuando salí de la casa de mi clan y desafié a mi hermano por primera vez» pensó.

Tuvo sentimientos de culpa hacia sus hombres y su padre por haberles causado problemas, pero por otra parte, su ánimo se había iluminado cuando se había ido con el fugitivo Asami. Fue una liberación para su alma. Ahora, cuando reflexionaba sobre ello, los días que habían pasado juntos se los debía a su imprudencia y a la de Asami. Eran jóvenes en ese entonces. No creía que confiar en Asami mientras permanecía en la encrucijada de su vida había sido algo ingenuo, pero incluso ahora, su existencia agitaba el corazón de Feilong.

Yoh era diferente. A diferencia de Asami, él siempre fue el epítome de la calma, y no había sido así sólo cuando se conocieron en la cárcel. Él había oscurecido indistintamente su presencia y simplemente había acompañado a Feilong. La vida privada de Yoh parecía que estuviera separada por una pared a cada momento. Él era, indiscutiblemente, la persona que conocía el verdadero rostro de Feilong. Para expresarlo positivamente, se podía decir que Yoh era sincero, pero con todo lo demás, era imposible decir qué era lo que realmente sentía. Feilong tampoco quería saberlo. Se movió ligeramente y cuidadosamente abrió sus ojos. Recostado en el sofá, Yoh miraba silenciosamente el cuerpo en reposo. Nada de la previa pasión era visible en el perfil estoico de este hombre; su cara era como antes, una máscara plana sin emociones. Feilong cerró sus ojos de nuevo y se quedó dormido por un rato.

La luz cayó sobre sus párpados, y despertó. La habitación estaba muy tranquila.

-«¿Yoh?»

No hubo respuesta. Entrecerró sus ojos por la luz del sol que entraba en la habitación por la ventana y le caía en la cara. Enderezó la parte superior de su cuerpo que se apoyaba en el reposa brazos del sofá.

La mañana en Taiwan comienza muy temprano.

Una fina sábana cayó al piso, no notó cuando lo cubrieron con ella. En estos desconocidos alrededores, Feilong una vez más recordó los eventos del día pasado. Se preocupó porque algo malo pudiera haber ocurrido, pero luego vio una nota en la mesa que decía que su anfitrión se había ausentado brevemente; exhaló de alivio. No obstante, no podía imaginar que Yoh fuera capaz de caminar como si nada después de la lesión. Fue una penetrante herida de bala, si él se sobreesfuerza, el daño quizá no podría curarse nunca más.

-«¿Tao aún está durmiendo? Sí es así, mejor lo dejo dormir» pensó Feilong.

Después de haberse peinado provisionalmente su cabello desgreñado, lentamente estiró su cuerpo adormecido iluminado por el Sol de la mañana. Se recogió el cabello, y en ese momento, la puerta se abrió. Yoh entró, cargado con una gran bolsa que llevaba en su mano derecha. El vendaje blanco que se veía al lado del cuello de su camisa llenó a Feilong de un sentimiento de pesar.

-«¡Yoh!»

-«Ya despertaste.»

Olía a comida caliente, al parecer había salido por el desayuno.

-«¿Cómo está tu herida?»

-«No es nada… ¿Cómo estás tú?»

Esta cortesía casual hizo pensar a Feilong en la ferviente noche. El pensamiento invadía su cuerpo como un sudor húmedo, pero sorprendentemente, no era desagradable. En su lugar, su espíritu y su cuerpo se sentían ligeros. Tal vez porque finalmente había liberado todo lo que había acumulado. Inclusive cuando pensaba en Yan Tsui, su corazón ya no agitaba tumultuosas olas.

-«Estoy bien.» respondió Feilong. «Pero eso no es importante. Con ese hombro así no podrás…»

-«Tomé el día libre en el trabajo, no te preocupes por eso.»

Yoh le pegó un puñetazo con su respuesta. Aún así, de su conducta tranquila, se podía pensar que prefería evitar conversación sobre la noche anterior.

-«Entiendo…»

Quizá Yoh se arrepintió. Eso sólo serviría en favor de Feilong. Entonces él podría ser descartado como un asunto de una sola vez.

Durante un largo silencio, observó a Yoh preparar la comida en la mesa hábilmente.

-«¡Buenos días… señor Feilong, Yoh!»

Cuando los vio a ambos, hizo una expresión tímida. La mejilla que le había golpeado el subordinado de Yan Tsui estaba un poco enrojecida, pero de resto, todo parecía estar bien.

-«Gracias por salvarme ayer. Lamento… que los haya hecho preocupar y que los lastimaran por mi culpa.»

Involuntariamente miró a Yoh. Comparado con el día anterior, cuando ni siquiera fue capaz de hablar debido al shock, el parecía estar calmado ahora. Estaba escrito en su rostro que estaba muy arrepentido de haber seguido a Feilong.

-¡Me alegra que nada te pasara, Tao! Pero ahora debes prometerme que no actuaras de esa manera tan descuidada en un futuro, ¿vale?»

-«¿No estás enojado conmigo?»

«No, no lo estoy. ¡Pero estaba muy preocupado!»

Cuando Feilong lo miró con su sonrisa habitual, Tao levantó la cara con determinación. Con alivio en su voz, se disculpó una vez más: «¡Lo siento!»

Al pasar, le acarició la cabeza a Tao casualmente: «¡Ve y lávate la cara! Vamos a desayunar antes de que se enfríe.»

En cuanto sus ojos alcanzaron la imagen de la mesa, sus ojos empezaron a brillar, y salió de la habitación. A pesar de que no estaba deprimido como se temía, difícilmente pudo haber calmado su corazón en una noche. Feilong sólo podía adivinar lo que pasaba dentro de Tao; veía que estaba haciendo un esfuerzo para actuar animadamente.

«Ten, toma esto antes de la comida.»

Yoh dejo un vaso de té en la mesa en frente de Feilong. En el interior, se encontraba una bebida parecida al color marrón del café. Pero, el aroma no le recordaba a eso para nada.

-«¿Qué es esto?» preguntó Feilong.

-«Sólo pruébalo.» respondió Yoh.

El color era pasable, y este olor especial parecido al de la vieja medicina china, le parecía familiar a Feilong. Su interés se despertó, así que tomó un sorbo. Frunció sus cejas. El fuerte olor subió por su nariz, y sintió nauseas. Suprimió el impulso de escupir el té y tragó la bebida.

-«¡Yoh!»

-«Es medicina taiwanesa tradicional.»

Al oír aquella afirmación, Feilong lo miró fijamente mientras se tapaba la boca con la mano. Las esquinas de la boca de Yoh se contrajeron, y le pasó un vaso de agua a Feilong; todo el tiempo parecía un niño cuya broma había tenido éxito. Esa bebida vivía bajo el nombre de té amargo, su sabor era tan fuerte que hacia a cualquiera apretar su boca. De un sólo golpe, liberaba todos los sentidos y ayudaba a pensar con claridad. Habían algunas personas que estaban completamente obsesionados con ese sabor, pero para alguien que estaba acostumbrado a beber el té chino que Tao siempre hacía, era una sobrecarga sensorial. Feilong arrebató el vaso de la mano de Yoh. Habiendo bebido, exhaló aliviado.

-«Me parece que tu carácter ha cambiado desde que viniste a Taiwan.»

-«Siempre he sido así.»

Si se suponía que ese era el verdadero rostro de Yoh, entonces se tuvo que contener durante un largo tiempo en Baishe. ¿Qué más debe esperarse? Pero por alguna razón, el alma de Feilong dolía.

Un poco después, Tao volvió y tomó asiento. De esta manera, los tres estaban sentados alrededor del desayuno. Tao estaba en un estado de ánimo extraordinariamente bueno, lo cual probablemente se debía a que estuvieran cenando juntos, para él, quizá, era como un desayuno en familia. Pero si eso lo animaba, no era una mala cosa, pensó Feilong. Realmente esa extraña situación habría sido inconcebible en su residencia en Hong Kong, y no hubiera sabido como llevarla él solo. Sin embargo, de alguna manera, también se estaba divirtiendo.

-«Señor Fei, ¿qué es eso? ¡Huele horrible!»

Tao estaba curioso acerca del té amargo y miró a Feilong, quién apresuradamente trató de detenerlo al razonar que era demasiado joven para ello, pero ya era demasiado tarde.

-«¡Quiero probarlo!»

Y antes de que Tao hubiera finalizado la oración, ya estaba sosteniendo la taza de té en su mano. Tomó un sorbo como si se estuviera muriendo de sed y dejó el liquido correr por su garganta. Como se esperaba, sus ojos verdes se hicieron gigantes. «¡Amargo!»

Se dio el gusto de tragar, pero al mismo tiempo, el té bajaba por su traquea, y lagrimas salieron de sus ojos. Para un niño, después de todo, era un sabor demasiado intenso.

-«Mejora tu salud.»

Pero sin prestar atención a Yoh, Tao salió de la habitación haciendo muecas y con los ojos húmedos. Lo más probable es que fuera corriendo para enjuagarse la boca. Feilong escuchó sus pasos y suspiró. -«Has comprado bastante.»

En la mesa habían cosas como mochi de rábano, sopa de leche de soya, pan frito, bolas de arroz rellenas y manju al vapor. Incluso considerando el hecho de que eran tres, había suficiente para abrir una tienda. Yoh inmediatamente vio a través de Feilong el tren de pensamiento y dijo burlonamente: -«¨Pensé que con tanto para elegir, debía haber algo que le gustara a alguno de los dos. Si aún no han disfrutado lo suficiente de los puestos de comida en Taiwan, quiero amablemente invitarlos a probar las cosas de aquí, siempre y cuando haya algo que le guste al jefe de Baishe.»

La implicación de que él lo estaba tratando como una princesa enfadó a Feilong. Con una obstinación infantil, tomó los palillos y dijo: -«¡Entonces, disfruta de tu comida.»

Probó el dan bing sin demora. Para los taiwaneses en ban bing pertenece al típico desayuno. Un pan plano se forma de masa parecida a la del wonton, se fritan junto con un huevo batido y vegetales. El dan bing no necesariamente se ve bonito, pero su sabor simple no era malo. Había algo único en la consistencia que se sentía en la boca, crujiente en el exterior, suave en el interior. Junto una salsa chili dulce china o la pasta de habichuelas picante; era un sabor particular e intenso que estimulaba la boca y el apetito de Feilong. Se le preguntó si le gustaba o no, su respuesta sería…

-«¡Está bueno! ¡Me gusta!»

Con esa mañana turbulenta, había olvidado por completo que no había comido nada desde la noche anterior. Veía como el manju humeaba frente a él, relleno de carnes y verduras hervidas, dulces y picantes; su estomago vació había despertado un gran apetito en él por platos inusuales. Yoh contento miro la comida.

-«Parece que te gustó más de lo que creía. El gua bao aquí es rico, ¿no?»

-¡Sí, definitivamente! respondió Tao, quien se había sentado de nuevo en la mesa e instantáneamente se llevó algo a la boca. Esa imagen haría a cualquiera querer reír. El apetito de los niños en su pubertad era algo asombroso, y Tao había ganado mucha altura últimamente, estaba en esa fase. Era lindo ver como olvidaban hablar, por estar inmersos en la comida.

Al final, Tao simplemente había engullido la enorme cantidad de comida. Ahora su pancita estaba llena y su mente calmada, se veía un poco más feliz que antes.

-«Yoh, ¡te ayudaré!»

Después de terminar el extraño desayuno, Tao se levantó de su silla. Limpió la mesa y ayudó a Yoh, quien no podía mover su mano izquierda como usualmente lo hacía y prepararon el té.

-«Yoh, ¿cómo se llama ese té?»

-«No lo sé. No le presté atención a eso cuando lo compré…»

Al parecer, Yoh se facilitó las cosas y no llenó primero la tetera para luego verter el contenido de nuevo en el recipiente. A cambio, simplemente tomó las hojas del té y las puso el gaiwan*. Tao estaba observando un poco confundido.

*Cuenco de té con tapa.

-«Nunca he visto eso…»

No solamente el método, sino la forma de las hojas de té eran nuevos para él. No era exagerado decir que exclusivamente el té que Feilong consumía en sus habitaciones era preparado por Tao, así que su conocimiento de  sobre el té chino y sus etiquetas era fino. Así como había aprendido los idiomas desde pequeño y se había dedicado a estudiar, su fuerza de voluntad era más que útil aquí para Feilong.

-«Aquí en Taiwan, no es nada inusual.»

-«Ya veo…»

Tao examinó más de cerca el té que había tomado con la cuchara.Olió las delgadas y arrugadas hojas y sonrió satisfecho: -«¡Esa huele dulce y muy bien! ¿De dónde las sacas?»

Mientas ponía en agua caliente en el gaiwan con un dragón azul en él, Yoh dijo: «¿Piensas hacer ese té en Hong Kong para tu querido Feilong?»

-«Eso…»

Normalmente, Tao ya hubiera asentido con alegría, pero se detuvo y apartó la mirada de Yoh y de Feilong. Con la cabeza colgando, respondió que ese no era el caso.

Este comportamiento nunca antes visto perturbó a Yoh, pero tuvo en cuenta que esa era una edad difícil; él podía reunir un poco de comprensión. Además de eso, había sido arrasado una tormenta de conflictos en un país desconocido, seguramente su corazón estaba desbalanceado. Quizá necesitaba un poco más de tiempo hasta que su condición emocional fuera estable de nuevo.Sin provocar a Tao, Yoh anotó el tipo de té y dónde comprarlo en un pedazo de papel.

-«Si quieres comprar té, hay una buena tienda a dos bloques de aquí. Allá puedes escoger incluso mejores hojas de té que éstas. Pero nunca vayas a la tienda cerca de la estación.»

-«¿Por qué?»

-El té es malo y caro.

-«¿Ya lo probaste, Yoh?»

-«¡Bueno!»

A esa respuesta elusiva de Yoh, Tao hinchó sus mejillas. Ese comportamiento tan infantil era reconfortante.

Inducido por la sonrisa de Yoh, Feilong quitó su mirada de la escena. El destino era una red de ruedas dentadas que se entrelazaban entre sí, pero si uno de esos engranajes faltaba, podía influir fuertemente en la vida de una persona. No podría imaginar como era la vida en una familia normal. Pero quizá la rutina diaria de esa familia era muy similar a la que estaban teniendo ahí.

-«¡Ahí tienes!»

Cuando Yoh le sirvió el gaiwan, Feilong volvió a la realidad. Lentamente dejó que su mirada vagara, desde los dedos ásperos, hasta el pecho musculoso que estaba cubierto por la camisa, desde los amplios hombros hasta el rostro inexpresivo.

Yoh pertenecía a otro mundo. Sin sentimientos, sin vacilar, podía quitarle la vida a otra persona si se lo ordenaban; con racionalidad fría evadió confiar en otros. Por otra parte, Feilong sabía que eso dedos que podían eliminar un objetivo con precisión, inesperadamente estaban calientes y sedientos de algo.

-«¿Señor Feilong?»

Como si quisiera irse, Feilong estiró la mano hacía el té servido. Levantó el recipiente con cautela y un aroma parecido a una hierba alcanzó su nariz. Levantada la tapa, presionó sus labios contra la fina loza de barro. Yoh estaba mirándolo en silencio. En sus ojos oscuros, Feilong pudo ver un destello de pasión que sólo él conocía. Esa era la prueba segura para él que la noche anterior no había sido ni un sueño, ni una fantasía, lo que le hacia sentirse complacido. Llevarían el asesinato de Yan Tsui y el secreto sobre los orígenes de Tao hasta la tumba; y las huellas del tiempo pasado que estuvieron juntos también permanecerían sólo en sus memorias. Sí lo olvidaban o no, dependía de ellos. Puede que pareciera que esa noche no tuvo ningún significado, pero eso tampoco era malo. Feilong lentamente bebió el caliente líquido. A diferencia del que té verde chino Biluochun, para el que sólo se usaban los blandos brotes de primavera, el té verde de Yoh era muy fuerte, casi áspero, pero una vez que estaba en la lengua se revelaba un profundo y oculto sabor.

-«Eres bastante hábil. No esperaba eso.»

-«¿Sabe bien?»

Parecía que no esperaba que un simple té verde fuera reconocido por Feilong. Yoh, que estaba parado ahí en silencio, lucia sorprendido y encogió sus hombros. Pero entonces Feilong notó que Tao hacía una cara infeliz, y puso el gaiwan abajo: -«No está mal, pero después de todo, el té de Tao es el que va mejor conmigo…»

Le dio a Tao una mirada gentil. La expresión de Tao cambió en un instante, y sus ojos estaban brillando, una sonrisa tímida jugaba alrededor de sus labios. Quizá se sentía inseguro. Feilong no sabia si debería estar feliz acerca del hecho que Tao empezaba a desarrollar una rivalidad hacia Yoh. Extendió la mano y abrió el gaiwan; las hojas de té se habían ido hasta el fondo y parecían una de esas flores artificiales que se abrían tan pronto se les ponía en el agua. Cuando acercó el tazón a su boca, su aliento causó ligeras ondas en el agua. El suave té fluía por la garganta con una agradable fragancia.

-«Ah…» suspiró suavemente.

Sentía como si las preocupaciones contenidas en su corazón fueran llevadas a lo largo y se deslizaban hacia abajo lentamente. Ya había sentido ese nudo en la garganta desde que llegó a Taiwan…no, incluso más tiempo. La inquietud ahora fluía en su estomago y el calor se extendió. Su mente y su cuerpo estaban despejados, y el pasado se repetía ante él como en una película a alta velocidad. Al final de su ensueño, recordó los acontecimientos en el casino.

-«No obtienes lo que deseas.»

Después de siete años, finalmente sabía el significado tras esas palabras.

Lo que deseo… pensó. Quizá ya sabía eso hace un largo tiempo.

Deseaba a alguien con quien pudiera caminar de la mano a través de este oscuro mundo. Se dio cuenta de que esta era la razón por la siempre había deseado a Asami, aunque lo había odiado al mismo tiempo, y porque había sido rechazado por él.

Asami deseaba una persona que viviera lejos del bajo mundo. Takaba Akihito. Lo que Asami ahora había sido capaz de ganar para él y lo que Feilong quería ganar para él eran cosas opuestas. A través de la oscuridad y de los conflictivos sentimientos que Feilong llevaba dentro, él había involucrado personas que de otro modo, nunca hubieran tenido nada que ver con el mundo criminal, además sangre había sido derramada innecesariamente.

Cuando pensó eso, se dio cuenta que todo el asunto debió haber sido un doloroso trauma para Akihito, y a pesar de eso, no se había dejado derribar y perdonó a Feilong por sus actos. Eventualmente, Akihito incluso lo protegió de Asami y saltó frente a su arma. Feilong había visto como Asami abrazó a Akihito, y la vista le había provocado un sentimiento mezclado de derrota y comprensión. No pudo hacer nada al respecto. En ese momento, su corazón se congeló. Asami le había apuntado con el arma, pero Feilong no se había defendido, sino que sólo se había quedado ahí. Tal vez fue un acto de desesperación. No le había importado si Asami lo mataba en ese momento. Si Akihito no hubiese devuelto los títulos de propiedad, habría perdido la razón de trazar una linea bajo el asunto. ¿Qué habría pasado con él en ese entonces?

-«Aah…» suspiró para él mismo.

Los fragmentos del arrepentimiento de no haber sido capaz de ganar algo que quería poseer se derritieron y disolvieron. En un futuro también, Asami y él no seguirían el mismo camino.

Como líder de Baishe, como sucesor de La familia Liu, Feilong cumpliría con su deber. La forma en la que había perdido su rumbo…ahora lo veía claramente frente a él.

-«¿Señor Fei?»

Cuando volvió en sí, Tao lo miraba desde el otro lado de la mesa. El largo silencio probablemente lo había preocupado. Profundo en sus ojos, Feilong podía ver qué tan herido estaba, sin embargo se rió para tranquilizarlo.

-«¿Qué pasa, Tao?»

Tao estaba tratando de ser el mismo de siempre para no despertar la preocupación de los adultos, pero de vez en cuando, ellos podían ver cuando se ponía pensativo. Era perceptible lo atormentado que estaba su corazón.

-«Te ves tan triste, señor Fei.»

Con esas palabras inesperadas, se paró de su silla, una expresión madura se reflejaba en sus expresiones, y se hizo al lado de Feilong.

Feilong respondió: «¿Por qué?, no…

La actitud formal de Tao no era más que el comportamiento de un niño que creció entre experimentados. Sin embargo, desde que había aprendido la verdad acerca de su nacimiento, estaba forzado a dar el paso al mundo de los adultos.

-«Señor Feilong…» Tao se arrodilló en el pisó y tomó una de las manos de Feilong, quien estaba sentando en la silla. Lo miró como si quisiera pedir perdón. -«¿Debería quedarme a tu lado?»

-«¡Sí, por supuesto!»

-«¿Me permitirás quedarme a tu lado… también, después… cuando yo crezca?»

Feilong contuvo su respiración y miró a Tao con una mirada firme. No estaba seguro de cuales eran los pensamientos de Tao, pero este debería ser el camino que él encontró para él mismo, eso significaba que él tomaría el mismo camino que Feilong había escogido hace siete años. Era demasiado pronto para tomar la decisión final de un niño de trece años quien había crecido sin el amor de sus padres; sin embargo, Feilong no podía discernir la ingenuidad de un niño en los ojos de Tao. El hecho de que era el hijo biológico de Yan Tsui no podía ser cambiado. Continuaría sufriendo por el verdadero hecho de que quien lo había torturado y tratado de matar a su adorado Feilong era su verdadero padre. Pero si Tao quería aceptar su sangre mafiosa y seguir viviendo con ella, Feilong aceptaría esa decisión.

-«Si eso es lo que quieres hacer, entonces… yo estaré feliz por eso.»

Tomó la suave mano de Tao y sonrió. Aisló todas las emociones que llevaba dentro, y como si quisieras ponerles una tapa, colocó gentilmente sus manos sobre las de Tao.

-«¿De verdad?»

-«¡Sí, de verdad!»

Tao no era un objeto con el que quería llenar su propia soledad, tampoco un niño que proteger. La realidad que se presentaba ante los ojos de Feilong mostraban que había llegado el momento de tratarlo como a un hombre. El rostro de Tao se contorció de alegría, aunque él quisiera tratar de contener sus lagrimas, se rió en voz baja: -«Todo es tan… ¡lindo!.»

Ahora que Tao sabía todo sobre su niñez, Feilong no se opondría si en algún momento quisiera unirse a Baishe. ¿Cómo podría contrarrestar a alguien que decidió tomar por propia voluntad el mismo camino que él? Parecía que no había más opciones que caminar a través de la sombría oscuridad juntos.

-«¡Voy a ser más fuerte para ti!» dijo Tao en una voz temblorosa. Sonaba como una oración para él mismo.

El corazón de Feilong saltó involuntariamente en su pecho cuando reconoció la característica masculina en la cara de Tao que contenía a un niño y un hombre en proporciones desequilibradas. Se preguntó desde cuando Tao podía hacer esa cara.

Tao tomó la mano de Feilong y le besó el reverso de ella. Por su puesto, Tao sabia este gesto de ritual se ejercía en Baishe. En contraste con su beso ligero, el voto era muy seguro. Feilong lo miró en silencio.

Así que quiere convertirse más fuerte… para mi…

Esas palabras eran pesadas en su corazón.

Era Tao el que había recibido más daño por esta disputa. Aunque no lo mostró, trató de lidiar con ello solo, cerrando las heridas en su pequeño corazón. Feilong no podía pedirle que le perdonara por haber emitido la orden de matar a Yan Tsui después de todo. Para su corta edad, Feilong ya le había cargado con un destino demasiado pesado que Feilong tuvo que soportar también. Él protegería la vida de Tao como penitencia por matar a su padre. Como pariente de Tao, y como alguien que tuvo que vivir la misma miseria una vez antes, imprimó todo eso en su memoria.

-«¡Eso suena prometedor, Tao!»

Feilong dirigió su mirada a la mano de Tao. Eventualmente, llegaría el día en que estas manos que aprendían el arte del té para hacer feliz a Feilong, matarían personas. Con el tiempo se convertiría en una cuestión de cursos para que él tome un arma y derrame sangre para alcanzar su objetivo. Ese era el camino de Feilong, y algún día, también quizá el de Tao.

-«¿Qué tal otra taza?» Yoh los interrumpió. Pero por alguna razón, Tao evitó silenciosamente su rostro y lo ignoró, sus ojos se dirigieron obstinadamente hacia el piso.

Esa actitud distante dejó un sentimiento incomodo. Pero Yoh, a quién se le dirigía el gesto, no parecía estar especialmente molesto. Preguntó a Feilong si quería otra taza, Feilong asintió con la cabeza, aunque el comportamiento de Tao le preocupaba un poco. Quitó la tapa del gaiwan. En la suave luz del Sol que llegaba a la mesa, el agua clara brillaba en tono dorado. La luz reflejada brilló en el cabello de Yoh y alumbró su ojo izquierdo, que se escondía detrás de algunos mechones de cabello. El iris oscuro se alumbraba con la luz brillante, teniéndolo a la sombra del té amarillo. Feilong miró esa imagen como si fuera algo maravillo. Mientras tanto se dio cuenta de cómo la mano de Tao se alejó de la suya rápidamente.

 

FIN DEL CAPÍTULO

 

IV

El día de volver a Hong Kong había llegado.

Feilong había informado a sólo unos cuantos de sus subordinados dónde se estaba quedando, pero difícilmente podía dejar la sede en Hong Kong sin supervisar por más tiempo. Yoh se declaró a él mismo como escolta para llegar al aeropuerto y ver a Feilong y Tao, quienes se preparaban para ir a casa. Incluso Feilong estaba usando gafas de sol y ropa indescifrable; aunque no pudo ocultar su largo cabello y su belleza con eso.

Ambos hicieron chek-in. Mientras esperaban el anuncio proclamando el inicio del embarque, Tao pregunto con una expresión algo confusa: -¿Y tú, Yoh? ¿No vuelves con nosotros?.»

-«Eso…»

Era entendible que encontrara eso desconcertante, nadie le había dicho sobre la traición de Yoh. Tao no sabía que Yoh, había conseguido el escondite de la llave, para la caja fuerte del banco donde se guardaban los papeles del casino con palabras dulces cuando Tao estuvo en el hospital, y que en realidad lo había usado y pasó el contenido de la caja a Asami. Si alguna vez se enteraba de lo que había sucedido después de eso, seguramente se sentiría responsable; por tanto, cuando los documentos volvieron a la legitima posesión, ordenó a sus subordinados no decirle nada a Tao. Pero antes de que Feilong pudiera responder de alguna manera, Yoh lo golpeó: -«Aún tengo trabajo que hacer aquí.»

-«¡Oh! Ya entiendo…»

¿Estaba Feilong equivocado o estaba viendo un ligero toque de alivio en el rostro de Tao a pesar de la evidente expresión de pesar? Pero luego, como si Tao se hubiera dado cuenta de la clase de impresión que estaba otorgando, sus hombros se desplomaron. Una de sus cualidades es que siempre estaba lleno de energía; sin embargo, desde que llegaron a Taiwan, se volvió muy reflexivo. El hecho de que mantuviera una extraña distancia  con Yoh, no era algo que se podría imaginar tiempo atrás. Aunque Tao estaba recuperándose gradualmente, él estaba lejos de haber procesado todo lo que le había pasado.

-«¡Aun tenemos algo de tiempo, Tao! Puedes ir y echar un vistazo por ahí.» Lo invitó Feilong.

-«¡¿Puedo, Señor Fei?!» Y de repente, la cara de Tao se mostraba alegre de nuevo. Ciertamente la vista del aeropuerto era algo especial para él, ya que rara vez tenía la oportunidad de viajar al extranjero, y posiblemente, en su camino hasta acá, estaba tan ocupado no perdiendo de vista a Feilong, que no había tenido oportunidad alguna de examinar el paisaje.

Feilong asintió. -«¡Pero mantente cerca así te encontraré de nuevo!»

-«¡Sí!»

Sonriendo, Feilong lo observó mientras se dirigia al quiosco con pasos vivos. Aunque hubiera sido una mentira decir que no le preocupaba, en esa montonera de personas, no todo era peligroso, y Tao ya no era un niñito desprotegido. Tampoco había nadie ahí que pudiera hacerle daño. Debido a todo este asunto, Tao había encontrado el secreto de sus raices, teniendo en cuenta que ya no era el pobre huerfano de quien nadie sabia de donde venia. Claramente, él tenía todo el derecho de pararse al lado de Feilong y de ser tratado debidamente.

Sólo cuando Tao desapareció, Feilong empezó lentamente a hablar. -«Yoh…»

Él no respondió, pero se acercó en silencio. Feilong estaba parado de manera que Yoh sólo le veía su espalda y éste le hablabla con un tono bajo y tranquilo. -«Cuándo hayas terminado tu trabajo… ¿Volverás a Hong Kong?»

No hubo respuesta.

Sus nervios lo tenían tan tenso que creía escuchar los latidos de su propio corazón, incluso con el alto nivel de ruido que le rodeaba. Esta vez, Yoh no debería venir a Hong Kong como un espía de Asami sino como un subordiando leal de Feilong. El silencio continuaba. Muchos pensamientos se arremolinaban en la cabeza de Feilong. Pero, después de un momento, llegó la respuesta de Yoh.

-«No.»

Olas estruendosas se estrellaban contra el corazón de Feilong y se extinguían una y otra vez. Bajó su mirada y sonrió. -«Ya veo.»

Se sorprendió a sí mismo al no sentir arrepentimiento. Al contrario, ahora miraba a Yoh alegremente. Yoh le devolvió la mirada en la distancia. Una tranquilidad armoniosa fluia entre los dos mientras se miraban. Si la decisión de Yoh era no estar bajo las ordenes de nadie y vivir solo, entonces eso debía ser respetado. Ahora que había dejado la organización, era libre y nadie sería capaz de atar su corazón en el futuro. Eso era un hecho, tanto para Baishe como para Asami.

-«¡Señor Fei!»

La voz alegre de Tao hizo que rompieran el contacto visual. Él vino corriendo velozmente, pero entonces se detuvo, quizá sintió la atmósfera especial que habia entre ellos. Dijo con cautela: -«¿Pasa algo malo, Señor Fei?»

-«¡Nada, en serio! Sólo hablábamos un poco.»

-«Bueno…?»

Tao se retiró. Parecia que sólo creia una parte de la respuesta de Feilong. Feilong dejó que sus ojos vagaran por su reloj; el abordaje era inminente. Tao le hizo una pregunta a regañadientes a Yoh. -«Yoh, volveré a verte de nuevo, ¡¿no?!»

-«No en un tiempo.» Respondió.

-«¿Por cuánto tiempo? ¿Hasta que sane tu herida?»

-«No lo sé. Pero en algun momento, de seguro que nos veremos.»

Tao se dio cuenta que las nublosas respuestas de Yoh no eran más que frases vacias. Hizo una expresión impenetrable y guardó silencio. Un momento después, alzó su cabeza con determinación. -«Yoh, dame tu mano… ¡Dale!»

El pequeño puso su mano en su bolsillo y sacó algo de ahí, entonces lo dejó en la palma de la mano de Yoh. -«Para ti.»

Era un pequeño bolso morado hecho de fieltro.

-«¡Comprado hace un momento!»

Asombrado, Yoh abrió el bolso, y de éste cayó una pequeña escultura verde brillante. El encantador tigre de jade es un tesoro que protege de la desgracia.

-«¡Gracias, Tao!» Yoh estaba sonriendo de oreja a oreja. Puso cuidadosamente el talisman, en el cual Tao puso todos sus deseos de que Yoh nunca fuera herido de nuevo, en su bolsillo.

Tao miraba con sentimientos revueltos. Entonces tomó una gran bocanada de aire y dijo: -«Mientras estes lejos, ¡yo voy a proteger al Señor Feilong!»

Los ojos de Yoh se abrieron en sorpresa, pero inmediatamente le siguió un asentimiento solemne. -«¡Cuento contigo!»

-«¡Cuando nos veamos de nuevo, voy a ser mucho más fuerte que tú, y quizá seré más alto que tú, Yoh!»

Tao le lanzó esas palabras apasionadas y ardientes, pero sus ojos parecían húmedos. Absorto y en silencio, Feilong escuchaba el intercambio de palabras entre los dos.

-«¡Lo digo en serio! ¡Estoy creciendo mucho en el momento!»

Sin comentar, Yoh miró a Tao con una sonrisita.

-«Así que… será mejor que no tardes mucho hasta que vuelvas, o pronto no habrá ningun trabajo para ti!»

Yoh puedo haber respondido con una broma, pero permaneció en silencio. Feilong no pudo más que suspirar cuando vio esa actitud, la que mostraba que no quería volver a mentirle a Tao.

-«Tao, es hora de que nos movamos.»

Feilong le hizo señas para que se marchara y luego dirigió su mirada a Yoh, quien tomó el contacto visual para decir: -Cuídate. Y…»

Las siguientes palabras fueron ahogadas por el anuncio del aeropuerto. Yoh se encogió de hombros ante este evento. Feilong consideró el esperar, pero no parecía que Yoh fuera a repetir lo que dijo; sólo se quedó parado en silencio. Si él había decidido que lo que dijo no era importante, quizá Feilong habría tenido poco tacto para presionarlo.

-«Cuídate también…» Con esas palabras, Feilong trató de alejarse. No tenian ningún tipo de conexión que hiciera llorar a alguno en la despedida. Cerró el pálido recuerdo de la noche anterior dentro de su corazón y se dio la vuelta.

Cuando dieron el primer paso. Sonó la viva voz de Tao: -«¡Nos vemos, Yoh!

Feilong se alejó por la puerta con Tao a su lado, convencido de que esa era la decisión correcta. Incluso si sus caminos se habían separado ahora, sin duda alguna habría un «alguna vez».

Entonces, de seguro serían capaces de caminar de la mano de nuevo.

 

FIN DEL CAPÍTULO

 

V

La habitación se llenaba con el aroma de la sangre.

-«¡Maldita rata!»

Yan Tsui estaba arrodillado en el piso. Miraba a Yoh, con su rostro pálido como la cera. Su ingle, que presionaba con una mano, estaba roja brillante, y la sangre caía en el terreno irregular. Varias semanas habían pasado desde el asalto en el almacén de los muelles. Yan Tsui se había escondido en otro barrio de la ciudad de Taipei, como había perdido a sus subordinados en la disputa del almacén, probablemente había planeado restablecer su organización en éste barrio. Pero como parecía, no había muchos hombres que estuvieran dispuestos estar al mando de un drogadicto. Para el momento que Yoh había entrado en la habitación, Yan Tsui estaba solo.

-«¡E…Espera! ¡Por favor, espera!»

Yoh se preguntaba si Yan Tsui estaba tambaleándose a causa del miedo o por la reciente heroína inyectada. Sin palabras, apuntó con su arma a Yan Tsui mientras tenía dificultades en el mar de sangre. Tragó saliva ansioso, y su cara se mostraba tensa. Yoh no le había disparado inmediatamente, no quería que la muerte fuera fácil para él. Este hombre tremendamente vil debía experimentar tanta angustia como la que había infligido en Feilong.

-«Y…Ya no estás bajo las ordenes de Fei, ¿verdad? ¿No te gustaría unirte a mi? ¡La mafia rusa está conmigo! Así que puedo prometerte unos cuantos beneficios si…»

Era patético mirar a Yan Tsui rogar por su vida. Sin decir otra palabra, Yoh le disparó en la frente. Junto al disparo silenciado, la sangre se esparció. En la mano del hombre muerto, que yacía tendida en el suelo como si quisiera suplicar por ayuda, había una jeringa de inyección con la punta rota. Yoh miró fríamente el cuerpo del hombre, miserablemente fallecido.

-«Si puedo alegrar tu sombrío humor con esto, aunque sea un poco…»

La orden de Feilong era eliminar a su hermano, Yan Tsui, y Yoh había leído en su rostro que no era fácil para él decir esas palabras.

-«Tomaste una buena decisión.»

Mientras Yan Tsui estuviera vivo, habría continuando avivando las brasas de Baishe, ya que su jefe, Feilong, había escogido el camino correcto. Incluso si lo había convertido en un hombre de corazón frío, había exterminado lo que lo ponía en peligro, sin dejarse persuadir por sus sentimientos. Él había tomado la decisión necesaria para proteger a aquellos que eran importantes para él. Y no sólo para él, sino también para Yan Tsui. Esta definitivamente, había sido la mejor solución, pues estaba en una adicción de drogas, que causaba que su cuerpo y su alma enfermaran y se pudrieran. Una recuperación de eso ya no habría sido posible, y en algún momento, la mafia rusa lo hubiera secado de alguna manera. Habría sido su destino caer tan lejos de la gracia como uno podría caer y eventualmente morir miserablemente. Teniendo en cuenta esto, era mejor para él, ser asesinado como la cabeza de la mafia taiwanesa.

-«He completado la misión.»

Verificó que Yan Tsui había muerto. No había razón para seguir ahí ahora que había hecho su trabajo. Cubrió toda la evidencia y abandonó el lugar rápidamente. Podría asumirse que en el mundo bajo, la muerte de Yan Tsui sería archivada como un conflicto interno no común de la mafia, sin necesidad de ser mencionada en las noticias. Sin duda pronto Feilong estaría informado sobre los acontecimientos. En China, donde las enseñanzas de Confucio tenían raíces fuertes, se otorga gran valor a las conexiones entre hermanos y las relaciones de sangre. Incluso si Feilong no era el que lo había hecho, la culpa del fratricidio sería una carga para su corazón. No obstante, ahora que había establecido su pasado, él continuaría estando en la cima de la mafia de Hong Kong. Era innecesario prestar atención a la sangre derramada en sus pies. Solamente tenía que prestar atención a que nadie halara el tapete bajo él, con la excusa de que trataba de deshacerse de todo y lo que le obstruía. Lo que había hecho Yoh por él no era nada más que patear una pequeña piedrita que se encontraba frente a sus pies, justo antes de que Feilong tropezara con ella.

-«En algún momento…de nuevo fue…»

En la mente de Yoh, apareció el rostro determinado de tao. Cuando puso un pie afuera, miró a cielo sin nubes y parpadeó a causa de los rayos de Sol que venían del sur. Es esas interminables expansiones del cielo, una singular estela de vapor, se vislumbraba que se adentraba en la lejanía de Hong Kong.

Incluso si se encontraban de nuevo algún día, el no sería el que esté al lado de Feilong. No tenía ninguna expectativa ridícula. Aunque ya no estuviera sirviendo a su lado, o precisamente porque era un extraño, había ocupado una posición libre de ganancias y pérdidas en el corazón de Feilong. Ya era suficiente para él el haber confortado a Feilong, quien había estado rodeado de momentos crueles, aunque fuera por un momento corto. Selló el recuerdo de la piel lisa y aparentemente cincelada junto a los suaves gemidos.

Así no pudiera volver a verlo de nuevo, no se arrepentía del camino que había tomado.

-«Me parece que vives más tiempo cuando tienes algo que atesorar.»

 

FIN DEL CAPÍTULO

VI

Unas semanas después.

Feilong se había acomodado a su rutina diaria en Hong Kong cuando recibió una inesperada llamada de Mikhail.

A causa del derecho de propiedad del casino en Macau, su relación aún estaba tensa. Feilong estaba tomando un baño cuando llamaron. Respondió al teléfono, pero se quedó en la bañera de mármol. Mientras soportaba las bromas que podían entenderse como cortejo o burla, una cierta premonición hizo temblar su corazón.

-«Eso me recuerda… He escuchado un rumor interesante en Taiwan.» Y como esperaba, Mikhail abordó este serio tema después de sus burlonas bromas, haciéndolo sonar como si le hubiera pasado hace poco. «El aspirante líder de la organización de la mafia fue asesinado, lo que hizo añicos el grupo.»

-«Oh, ¿en serio? Eso es nuevo…» Feilong miró al techo, que era poco reconocible a causa del vapor, y escuchó atentamente. Yoh probablemente había completado su tarea. Aunque Feilong no esperaba menos de él, su corazón de repente se puso pesado.

Yan Tsui…

Mikhail tampoco parecía tener ningún interés en Yan Tsui y la organización. Como había perdido su piedra angular más poderosa, al grupo sólo le quedaba la ruina. Después de que Mikhail se lo contara en un tono juguetón, le siguió un comentario sarcástico: -«Qué irónico, ¿no crees?» Tú, quien no tiene ni una sola gota de sangre de Liu adentro, ahora se para como la cabeza de Baishe, y ahora mataste a tu hermano, quien técnicamente, debería ser el legítimo sucesor.»

-«¿De qué hablas?» Feilong levantó su cabeza lentamente. Un débil gorgoteo sonó.

Uno podía oír como el mafioso, con el nombre de un ángel, rió en silencio al otro lado del teléfono. -«¡Deja de fingir ahora!» Eso se suponía que era una ofensa. -«Incluso si quieres mantener este caso lejos de ti bajo cualquier circunstancia, sé muy bien que esto lleva tus huellas.»

Quizá Mikhail esperaba que los hermanos iniciaran una magnifica venganza. Su manera de hablar desvergonzada permitió llegar a la conclusión no fue un golpe duro para él. Si Yan Tsui, quien había sido su subalterno, manejaba su vuelta a Baishe, Mikhail hubiese podido tener la completa mafia de Hong Kong  bajo su control. Era el mismo objetivo que Asami había perseguido hace siete años. E incluso si no hubiera llegado tan lejos, habría provocado fricciones dentro de Baishe si la gente supiera que Yan Tsui aún estaba vivo. No era raro que el tonto jefe de una organización extensiva, quien había sido expulsado de ese lugar en el pasado, usara el favor del momento para rehabilitarse. Si los conflictos se avivaban en Baishe, eso habría debilitado el poder Feilong sin duda. Sin importar cómo hubiera evolucionado el conflicto, eso habría sido ventaja para Mikhail. Así que nadie podría decir esta vez, que Feilong había superado los planes de la mafia rusa y había manejado las bambalinas de la conmoción con respecto a los derechos de propiedad.

Mikhail Arbatov… Mientras su nombre pasaba por la mente de Feilong, recordó su hermosa cara, con cabellos rubios y ojos azules. Y aunque compartía el nombre con un ángel, era tan astuto como un demonio. Su conversación y su conducta hedonista fueron llamativas, pero era difícil de entender, ya que no se dejaba influir por sus emociones, y al mismo tiempo, tenía el coraje para invadir hostilmente cualquier territorio si podía sacar provecho de eso.

-«Qué lástima que te haya arruinado tus planes.»

-«¡Y cómo! Tus subordinados parecen respetarte un montón.» Mikhail no hizo ningún esfuerzo por ocultar que Yan Tsui descubrió tan rápido que Feilong estaba en Taiwan gracias a su ayuda. Él había tenido la intención desde el principio hacer que Yan Tsui hiciera su voluntad por medio de las drogas, para luego dejarlo tirado. Este acto sin vergüenza asombró a Feilong en vez de impactarlo.

Uno debe tener cuidado con él… pensó. Quizá el plan de Mikhail era socavar a Feilong, o sacar provecho del disturbio para implementar otra escena villana. Como fuera, era claro que había abusado de su hermano para eso. Yan Tsui era victima de Mikhail y eso dejó una herida profunda en el corazón de Feilong y de Tao. El precio que fueron forzados a pagar era tan alto que dentro de Feilong creció la ira de nuevo.

-«¡Algún día te arrepentirás de esto, Mikhail!»

-«¡Ya veremos! De todas formas, tu querido hermano era un estorbo para ti, así que fue bueno que tuvieras una razón para eliminarlo, ¿no?

A Feilong lo irritó que parecía que Mikhail esperaba que le agradeciera por hacerlo matar a su hermano, y eligió su inflexión para poder encaminar a Feilong por el lado equivocado, lo que parecía divertirle. Feilong cerró sus ojos. Una brillante sonrisa jugó en sus labios. -«Así es como lo haces tú.»

El agua que había recogido con la palma de su mano goteaba entre sus dedos. Las gotas salpicaron en la superficie del agua, el sonido hacía eco a través del baño. Su tono de voz despreocupado, hacía sonar como si no fuera importante lo que estaban discutiendo, pero eso hizo que Mikhail se diera cuenta que era una situación diferente a la usual.

-«Bueno, bueno, eso suena como si hubieras cambiado.» La risa desapareció del discurso de Mikhail.

-«¿Suena así para ti?» Quizá la sangre subió a mi cabeza durante el baño caliente. De cualquier manera, yo te devolveré esa amabilidad con respecto a este asunto.»

Y así la conversación se sostuvo en un sólo lado.

Feilong colgó y se levantó, las gotas de agua se deslizaban por su cuerpo. Cepilló el cabello que se le pegaba ahora en su piel, y dejó el baño acristalado y espacioso. Limpió las gotas y se puso una bata de baño sobre su tez húmeda. Aunque quería soplar lejos las emociones que tenía revoloteando en su cabeza, sólo exhaló profundo.

Ya no tenía porqué agonizar sobre el alma de una persona muerta. Ya no lo aprisionaba su pasado. Sin embargo, si alguien le preguntase si eso había sido lo correcto, siempre se mantendría en la duda. Constantemente mantenía pensamientos rumiantes sobre eso, pero no encontraba una manera en la que las cosas hubieran sido diferentes. Él sabia que tenía responsabilidad sobre todo esto, y a veces sólo deseaba a alguien que pudiera brindarle tranquilidad. Asami no tuvo que echárselo en cara, él sabía que era un comportamiento inmaduro. Quizá Feilong había perdido de nuevo sus estribos porque Asami había dado en el blanco en ese entonces.

-«¿Señor Fei?»

Una voz suave y preocupada sonó, así que levantó su mirada.

-«¿No te sientes bien, señor Fei?»

Tao estaba de pie junto a la puerta. Parecía que había esperado atender a Feilong, como siempre después del baño. Y ahí se encontraba, con una toalla gruesa y un cepillo.

-¡Todo está bien, Tao!»

Hasta hace un tiempo, Tao habría corrido inmediatamente hacia a él, pero cuando sus miradas se encontraron, bajó su cabeza. A través del cabello, uno podía ver sus ojos nublados con emociones.

-«¿Tao?»

Desde su regreso de Taiwan, sus reacciones habían cambiado. Al llamado de su señor, levantó lentamente su cabeza.

-«¿Qué pasa? ¿Quizá tienes fiebre, Tao?» Feilong recostó el costado de su mano en las sonrojadas mejillas de Tao.

El cuerpo de Tao se tensionó como si le atravesara un corrientazo de electricidad, y se alejó.

-«E…¡Estoy bien! ¡Por favor!»

Un poco nervioso, empezó a moverse con rigidez y apartó la silla de la mesa del espejo. El lugar donde la mano de Feilong le había tocado, estaba poniéndose caliente y húmedo a causa del sudor, pero ese calor, le estaba quemando por dentro y era diferente a la típica fiebre de los niños. Como si nada hubiera pasado, Feilong se cerró su bata y se sentó en la silla con forma elegante, y Tao diligentemente empezó a cepillarle el cabello que había absorbido el vapor. Ya que en el pasado siempre solían tener pequeñas conversaciones durante este ritual, no se escapó de la atención de Feilong que Tao estaba tratando de evadir su mirada. Quizá Feilong lo hizo pensar de más por alguna razón. Tao estaba desesperado tratando de concentrarse en su tarea. Feilong estaba un poco despistado acerca cómo tratar con este comportamiento inusual, que era tan diferente al de antes de viajar a Taiwan. Cada vez que lo notaba de nuevo, no podía reprimir su confusión. No podía imaginar que Yan Tsui sólo era un factor decisivo para el comportamiento de Tao, pero no encontraba otra razón.

«¿Debería contarle acerca de la muerte de Yan Tsui?», pensó.Por un segundo creyó que la conversación entre él y Mikhail pudo haberse escuchado afuera, pero incluso si ese no era el caso, no podía mantener en secreto que Yan Tsui estaba muerto. Él era su padre biológico, después de todo. Si intentaba retener esa información, Tao se enteraría tarde o temprano, y aunque Feilong no lo había hecho, aún así estaba involucrado en la muerte de Yan Tsui, así que antes de que el rumor llegara a los oídos de Tao, era mejor que lo escuchara de sus propios labios. Arregló sus pensamiento y comenzó a hablar: -«Tao, tengo algo que decirte.»

La mano de Tao que cepillaba se detuvo. Feilong quiso usar eso para que todo fluyera: -«Seguramente tu recuerdas a Yan Tsui, a quien conocimos en Taiwan. La semana pasada, él mur…»

-«¡Señor Feilong!»

Era inusual que Tao interrumpiera tan bruscamente. Feilong alzó su cabeza, y a través del espejo, sus ojos se encontraron.

-«Para mi, ¡sólo estás tú ¡Sólo tú, Señor Feilong!»

-«Tao…», Feilong vio brevemente las facciones de su hermano en el rostro de Tao, quien se veía más maduro por un momento.

-«Tú cabello es realmente hermoso…»

Feilong recordó como Yan Tsui le había acariciado el cabello con tanto amor porque lamentaba cortarlo. ¿Tao dirigiría la espada del odio hacia él algún día? La cicatriz en la parte izquierda de su pecho le dolió, y un dolor penetrante lo venció. Este estigma de pecado lo acecharía toda la vida.

-«¿Señor Fei?»

Miró la mano de Tao que reposaba en su hombro. Se había vuelto más robusto y fuerte. Sus dedos estaban cubiertos con cinta, y al ver las ampollas que se habían abierto una y otra vez, el corazón de Feilong dolía.

Una vez volvieron a Hong Kong, Tao insistió en aprender a manejar armas y dominar las artes marciales. Se sentía responsable por haber estado indefenso frente al secuestro que puso en peligro a Feilong y que hizo que Yoh resultara herido innecesariamente. Ahora que había sido entrenado, había adquirido los movimientos básicos del jujutsu. No sólo eso, a Feilong le parecía que su devoción era más profunda que antes, lo que quizá también podía atribuirse a que cargaba sentimientos de culpa que quería borrar. Las emociones que emanaban de Tao eran todas, menos la de un niño, estas estaban cambiando a las de un hombre adulto de mente fuerte. Posiblemente esa era su manera de mostrar que no quería quedarse como un niñito indefenso para siempre.

-«Tú también eres importante para mi, Tao.»

La voz de Tao era ronca. -«¿En serio?», rió llenó de alegría.

Desde que habían vuelto a Hong Kong, Feilong no había podido ver la cara sonriente de Tao. Pero se veía diferente a antes.

-«¡Tú también eres muy importante para mi, Señor Fei! Más que cualquier cosa…»

El calor de su palma atravesaba el material de la bata. Feilong no sabia por qué, pero ya no le era tan fácil respirar, como si unos hilos de seda gradualmente apretaran su garganta. Su pecho dolía. Puso su mano sobre la de Tao. -«Ya no necesitas peinarme más. En cambio, sería feliz si preparas un poco de té.»

-«¡Sí!»

La sonrisa de Tao fue forzada, pero asintió obedientemente y dejó la habitación. Feilong se paró y tomó una bocanada de aire.

Desde que llegaron a Hong Kong parecía que Tao había crecido un poco. Lo que él le dijo a Yoh en el aeropuerto no era una exageración, ya se estaba acercando al metro con sesenta. Si su proceso de crecimiento continuaba así de bien, el día en que fuera más alto que Feilong, llegaría pronto. Lento pero seguro, el cuerpo de Tao se convertiría en el de un adulto, y Feilong tuvo la sensación de que se parecería al joven Yan Tsui.

El legítimo sucesor, eso era…

Las palabras de Mikhail pesaban mucho en el corazón de Feilong. Ahora que Yan Tsui estaba muerto, Tao, quien tenía la sangre de la familia Liu en su interior, sería el sucesor de Baishe si algo le pasaba a Feilong. Él no quería que Tao tomara el mismo camino que él; sin embargo, este deseo, que había cargado en su corazón por tanto tiempo, estaba a punto de extinto por el mismo Tao.

Feilong se puso su sedoso Chang Pao y se fue a su habitación privada, donde Tao estaba alistando los utensilios del té y calentando la olla. Mientras Feilong esperaba de pie por el té, se dirigió a la ventana del habitación. Tao había escogido el Chang Pao que se reflejaba en el vidrio de la ventana. En un fondo negro, un dragón bordado con puntos dorados se veía; éste cubría el área arriba del pecho y del hombro, enrollando sus escamas doradas y acentuando así, el cuerpo liso y las extremidades de Feilong. La vista de la ciudad desde el rascacielos en el piso 80 estaba lleno de esplendor y era impecable en la noche. Cuando miraba el escenario bajo él, sentía como si el mundo estaba en su mano. Pero al mismo tiempo, ese sentimiento de plenitud estaba acompañado por una fuerte sensación de soledad que amenazaba con hundir su corazón si no estaba en guardia.

«Era eso lo que realmente quería?, se preguntó a sí mismo.

El mundo seguirá girando. Y por más que se desee que un evento no vuelva a ocurrir, lo más probable es que se obtengan los mismos resultados. Había sido decisión propia de Tao el quedarse en este mundo, y Feilong no podía interferir más. La bondad y la simpatía alimentarían las dudas. Él era consciente de eso, pero a la vez, sentía la oscuridad en la que Tao había crecido poco a poco. Su cuerpo tembló. Tardaría un tiempo hasta que el corazón vacilante de Tao se calmara.

Inconscientemente, Feilong alzó sus mano derecha y dejó correr sus dedos por encima de la comisura de sus labios, trazando los labios calientes en los que el recuerdo de Asami se había sobrescrito.

«Yoh…», pensó. Él se había encargado de la misión de Feilong, sin ninguna objeción, como si fuera afirmara que la decisión de Feilong había sido la correcta. Eso lo agitó. Por un lado, frunció el ceño por el comportamiento de Yoh, pero por el otro, la carga de su corazón se aligeró un poco gracias a él.

-«¡Espérame, Señor Fei!

Lentamente, Feilong miró a Tao. El dulce aroma del té hizo cosquillas en su nariz, y recordó la corta mañana en la que los tres estuvieron juntos.

-«Es por eso que dije que tenías un corazón cálido.»

¿Cómo pudo Yoh llegar a conocer a Feilong tan bien? Una sonrisa se asomó por sus labios.

-«¡Sí, ya voy!»

¿Sanaría ya la herida de su hombro izquierdo?


Posdatas


SOLO PARA MI AMORCITO (IGNORA SI NO ERES MI AMORCITO BELLO)

 

 

Las noches en Taiwán están llenas de tentaciones y encantos.

El país moderno está salpicado de rascacielos, montones de personas y vehículos que recorren sus caminos a través de las estrechas calles. Sin embargo, si salen de la carretera principal, se abre un pasaje íntimo, diseminado con viejos mausoleos y templos, una vista que está a la altura del segundo nombre de Taiwán: el ilustre pájaro.

En una esquina de esos enredados callejones existe un mercado donde hay bullicio y bullicio toda la noche. Los puestos, también llamados Lubiantan, permanecen brillantes, como si ahí existieran festivales todo el tiempo. En estas calles comerciales, las cuales también son visitadas por muchos turistas, se hablan idiomas diferentes a las lenguas asiáticas y el aroma de la comida se mezcla con el opresivo sudor.

En un puesto de comida de este mercado nocturno, un  huésped se levantó de su silla. Con su billetera en la mano, llama a la cocina: -“Me gustaría pagar, por favor”.

En el menú de la tienda, dirigido por un matrimonio taciturno y anciano, se encontraban los típicos platos: fideos con carne, carne picada y arroz.

-“Vendré de nuevo”, dijo. Después de que pagó, dejó la tienda, pasando por encima del viejo perro mestizo que estaba en la salida, el cual se despertó con el fuerte grito de agradecimiento de la dueña de la tienda. El viejo perro levantó su cara y soñolientamente meneó la cola, bostezó y jadeó, su gordo vientre se arrugó. Sólo en los casos más raros éste perro amado por lo humanos ladraba. El huésped desapareció mientras el fuerte chisporroteo del aceite de las ollas sonaba, entonces el perro echó su cabeza en sus patas delanteras, miró la gente que pasaba a su lado y lentamente quedó dormido de nuevo. Un día como cualquier otro en esta tienda.

Poco tiempo después, la puerta trasera de la cocina se abrió y un joven cargado de bolsas de basura salió. Parecía pertenecer al personal. Además de su ordinaria vestimenta, compuesta por una camiseta de polo y pantalones de algodón, usaba el delantal de la tienda alrededor de sus caderas. A diferencia del lado luminoso y ruidoso de la calle, la parte trasera de la tienda estaba aislada y desierta. Como si el hombre se fusionara con el aire subtropical y el aire húmedo, éste se dirigió hacia adelante apuradamente con su espalda encorvada; con esa actitud parecía un gato, con su zumbido silencioso y su cabello tan negro como la tinta.

Se dirigió directo a los contenedores gigantes de basura y tiró las bolsas adentro en un sólo movimiento lleno de habilidad junto a un ruido fuerte, el olor penetrante de podrido llegó a su nariz. La tienda era, obviamente, prospera ya que el contenedor estaba lleno de residuos de cocina. Una vez que acabó, el hombre suspiró brevemente y se quitó el delantal, luego lo colocó casualmente debajo de su brazo y se detuvo al lado del ventilador. Antes de regresar a la tienda, se permitió él mismo tomarse un descanso. Inclinó su espalda contra la pared, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo puso directamente en su boca. Mientras miró hacia arriba, su cabello, que antes cubría su rostro, cayó hacia un lado para que se revelaran sus estrechos ojos a través de un hueco. Brillantes chispas se reflejaban en sus oscuros ojos como relámpagos brillantes. Un destello rojo iluminó la oscuridad como una luciérnaga, y con un suspiro de placer tomó lentamente su cigarrillo, pero en éste momento, su aliento vaciló. Notó que había otra persona ahí, sus sentidos repentinamente estaban en alerta.

-“Así que es aquí donde andabas, Yoh” Una voz sonó.

Lentamente, una silueta apareció. Cuando el hombre al que acababan de referirse como Yoh, reconoció la figura que aparecía en el aire, el cigarrillo cayó en silencio de su boca al suelo, a la vez del delantal que estaba en su brazo. El ambiente ruidoso pareció, por un momento, quedar en total silencio.

-“Tiempo sin vernos”, la silueta continuó: -“¿Perdiste peso?”

La persona sonrió sabiendo que estaban burlando de él. Era un hombre alto y esbelto. Tenía una sudadera con capucha, que lo hacía lucir como un adolescente del área, y probablemente ese era su propósito, no atraer atención. La capucha colgaba tan bajo que su rostro no era reconocible, aunque su largo cabello se asomaba, eso hablaba mucho de él, así como su manera tranquila de hablar.

-“Maestro Feilong” Yoh, se presionaba más y más contra la pared, a la vez que apretaba sus sudorosas manos.

Liu Feilong, oficialmente es un exitoso hombre de negocios de Hong Kong, pero en cubierto es el joven jefe del sindicato de drogas “Baishe” que no sólo se propaga en China, sino en toda Asia. Era conocido por controlar el mundo bajo de Hong Kong, pero raramente actuaba en persona. Sólo hace unos meses, Yoh recibía órdenes de Feilong.

 

-“¿Quién creería que estuvieras en un trabajo tan humilde de Taiwán después de que dejaras mi lado?”

Con sus delgados dedos, Feilong agarró el borde de su capucha y la dejó deslizarse sobre sus hombros. En el crepúsculo apareció un rostro pálido.

Había pasado un rato desde que Yoh había visto por última vez esas hermosas facciones. Esa apariencia tan elegante le hizo tragar saliva, no había pensado que volvería a ver a Feilong de nuevo. ¿Quién se daría cuenta que ese hombre con esa vestimenta que se funde en la oscuridad, es el jefe de Baishe? A pesar de su descontento, Yoh se quedó a una distancia segura de Feilong y sólo lo miró.

-¿Qué pasa, Yoh? Parece que hubieras visto a un fantasma”. Feilong se detuvo ante él, sonriendo.

Yoh reunió su ingenio y finalmente encontró su voz de nuevo. -“No es nada… Sólo que no esperaba encontrarte aquí”

Cuando notó como el humo subía por debajo de sus pies, pisó el cigarrillo con su talón. Los dos hombres estaban cara a cara. Un viento tibio sopló a través del callejón y la brisa onduló el cabello de ambos.

“Diría lo mismo de ti. No me digas que Asami no te recibió bajo su ala”

Asami Ryuichi -un mediador que hala las cuerdas en el fondo de la politiquería japonesa y en su economía. El recuerdo de la fatídica pelea a bordo del barco del casino estaba aún fresca, la mafia rusa también había estado involucrada en el incidente. Después de que Chou le arrebatara la carga de un gran negocio de drogas bajo la nariz de Beishe, él huyó a Japón. Ese fue el inicio de todas las disputas. Feilong le siguió a Japón y se las arregló para eliminar a Chou, quien a su vez le había pedido a Asami que lo introdujera al contrabando en Europa; pero, inmediatamente después ocurrió un tiroteo ocurrió entre en el mediador, Asami y la cabeza de Baishe, Feilong.

Feilong hirió a Asami, y a pesar de su propia herida secuestró al amante de Asami, quien había estado presente durante todo el tiroteo. El nombre del amante de Asami, es Takaba Akihito, un fotógrafo. Para tenerlo de vuelta, Asami llevó los títulos del casino, robados de la mano de Feilong como apalancamiento. Sin embargo, Takaba hizo que Feilong aceptara el trato en un lujurioso barco-casino en el mar de Hong Kong. Pero la mafia rusa, oliendo el dinero y el poder, tomaron parte del debate, y por un momento, la cubierta del barco se convirtió en una sangrienta muestra de guerra. Eventualmente, Feilong cambió a Takaba como decía el trato y todo llegó a su fin. Pero Feilong no había pasado por alto que Yoh, en el fondo, tenía que ver con todo lo sucedido. Por siete años había sido engañado por su hombre más leal, pues Yoh había sido enviado en nombre de su adversario japonés (Asami) para supervisar cada movimiento de Feilong. Cuando Feilong se enteró que el hombre en el que había confiado, era en realidad espía de Asami, se llenó de rabia, Yoh, sabía del temperamento oculto de Feilong y tragó saliva de nuevo.

-“¿Y qué haces aquí ahora? ¿Te desharás de mí?”

El castigo para los traidores era duro. Cuando se descubrió la traición de Yoh hacia Feilong, él había sido capturado por Baishe y puesto en la picota por alta traición. Pero él no podía morir aún, no hasta que no trajera de nuevo a Takaba al lado de Asami sin daño alguno, de lo contrario los previos siete años no hubieran valido de nada. Conducido por su deber, se las ingenió para liberarse y aprovechando los disturbios, rescató a Takaba Akihito. Esa era la prueba de que había sido leal a Asami durante siete años y al mismo tiempo era la prueba para que recibiera la penitencia por haber engañado a Feilong durante tanto tiempo. Pero esos no habían sido sus únicos pensamientos, si él fuera a morir de todas maneras, quería poner su destino en manos de Feilong, porque después de que se solucionara todo, él tenía el poder de decidir sobre la vida de Yoh; sin embargo, éste no había pronunciado su veredicto. Lo que sea que estuviera pasando dentro de Feilong, que ahora tenía el poder en sus manos, no tenía que ver con Yoh, pues éste pudo salir desapercibido de la cubierta del barco, se distanció de Baishe y se fue a Taiwán por su cuenta. Con la ayuda de algunas conexiones, se mezcló con la gente del mercado nocturno y ahora trabaja en un puesto de comida, aun sabiendo que había sido, en su mayoría, asesinatos los que mantenían su cabeza por encima del agua. No importa donde uno esté, uno siempre pone primero el pie en la puerta de los caracteres oscuros. No era fácil blanquearse, incluso después de darle la espalda a una organización.

-“¿Qué significa que hayas venido aquí? Apenas habrías venido a saludarme.

Los ojos de Feilong le miraron fijamente ante ésta pregunta: -“¿Te da curiosidad?”

Las mafias no tienen enemigos. A menos que sea un negocio muy serio, Feilong, sólo saldría de la casa acompañado de sus subordinados. Y ahora está parado aquí, en ropa casual, fusionándose con la oscuridad. La suposición de que algo estaba mal, llegó rápidamente.

-“Me pregunto qué estás haciendo aquí, sin compañía alguna…”

Y aunque Yoh, no quería admitirlo, él no podía negar el hecho que la situación actual con Feilong le causaba mucha curiosidad. En realidad, un traidor no debe preocuparse por algo así, pero no sabía qué tipo de estado de ánimo había llevado a Feilong a pasar por alto su traición, pero sí sabía lo despiadado que podía ser. Durante los siete años bajo su comando, él había presenciado cosas terribles y brutales que le ordenaban hacer sin que los que le comandaban movieran un ojo. Si alguien se dejaba engañar por su belleza exterior y olvidaba el veneno oculto dentro de Feilong, una lección le esperaba.

Sin incrementar la distancia, respondió la pregunta de Yoh. -“¿No se te pasa por la cabeza el por qué vine a verte?”

-“Nunca, ¿qué tan orgulloso crees que soy?” Yoh, respondió rápidamente, aunque hubiera sido una mentira el decir qué no había pensado en esa posibilidad cuando había visto a Feilong en frente suyo. Feilong era capaz en todos los sentidos posibles de entender los sentimientos de otros, pero él no era sentimental. Tampoco le sorprendería que tomara su vida por capricho, ya que dejó ir la oportunidad cuando Yoh escapó del barco. Después de todo lo que había sucedido, Yoh no lloraría por su vida, pero la visita de Feilong era tan repente que no podía ignorar su inquietud.

Feilong dio un paso hacia él. Yoh, estaba preparado, bajó su mirada y sintió su mano en su hombro, el líder de la mafia susurró a su oído, -“¿Entenderías si te digo… que quiero que mates a alguien por mí?”

Yoh abrió los ojos y miró a Feilong. Incluyendo a las filas más bajas, Baishe tenía miembros en toda Asia, sin importar en qué parte del mundo uno se oculte, para Baishe es una tarea simple el buscar el paradero de alguien, por lo tanto, no era de extrañar que Feilong supiera de su oscura línea lateral. Sin embargo…

-“¡Espera! ¡¿Por qué me preguntas esto?!”

-“¿Quieres escuchar una razón?”

-“Si el jefe de Baishe viene personalmente a Taiwan encubierto para matar a un objetivo específico, soy el contacto incorrecto.”

-“Sólo tú puedes llevar a cabo esta tarea.”

Esas palabras resonaron en el corazón de Yoh en una placentera pero extraña manera, y aun así su confusión no desaparecía, ni podía imaginarse que objetivo podrían asignarle. Todos los subordinados de Feilong eran hombres fieles y excelentes, casi podrían ser llamados ciegos fieles. Una sola palabra de él era suficiente para aniquilar cualquier molestia, por más pequeña que fuera. Pero aquí estaba, y viajó especialmente desde de Hong Kong. Yoh miró fijamente a Feilong con una mirada indagadora -“¿Quién es?”, preguntó.

 

-“Te daré esa información después de haber aceptado la misión.” Su respuesta fue sin vacilación, pero no era suficiente. ¿Era el sujeto una persona a la que no podía nombrar, o había otra razón especial para su reserva? Yoh, no confiaba en el asunto, así que intentó sacar las verdaderas intenciones del otro hombre.

-“Por favor, perdóname, ¿pero no crees que es una orden incorrecta? ¿Y qué si me rehúso?”

Él ya no pertenecía más a Baishe. Que aceptara la misión o no era enteramente a su decisión, sin embargo, Feilong le hizo un gesto de asentimiento con absoluta confianza.

-“No rechazarás. No, no puedes negarte… Yoh… ¿lo harías por mí?”

Al igual que ese día, la mirada sombría y exigente de Feilong lo atravesó. No era la primera vez que le daba la orden de poner a un alborotador fuera del camino. Dentro de él, los recuerdos de hace siete años vinieron vívidamente. Cuando conoció a Feilong en la prisión de Hong Kong, sus ojos no tenían vida, Yoh se había infiltrado en la prisión para vigilar y proteger a Feilong como ordenes de Asami, pero siempre se había preguntado si era realmente necesario. Feilong había perdido su organización, así como su propia carne y sangre. No podía regresar a nadie y había escapado de la muerte. Incluso si sus heridas habían sanado tiempo después, la cicatriz quedaría. Sin embargo, como había llegado a los oídos de Feilong que uno de los jefes formales de Baishe reconstituiría la organización e hizo contacto con Asami, el dragón dormido dentro de él despertó de nuevo.

-“Tengo que asegurarme de que este hombre desaparezca, Yoh… ¿harías eso por mí?” Feilong había dado una orden. Ni siquiera le importaba el asesino que mandó tras ese hombre. Irónicamente de todas las personas, Asami, quien lo introdujo en toda esta situación, había sido el que hizo que las llamas en sus ojos brillaran una vez más. Yoh, aún ni podía olvidar el momento en el que los ojos de Feilong le habían hecho temblar, ésta había sido la primera vez que se sintió atraído por él.

Respondió, -“¿Así que éste hombre está causándole problemas como jefe de Baishe, pero aun así, es alguien a quien puedes dejarme? Y por lo tanto, debo matarlo.”

-“Aceptas rápido” Feilong le sonrió y se echó atrás un poco.

Sin embargo, había la pequeña posibilidad de usar esta información. Era cierto que Feilong sentía extrema precaución hacía esa persona. Para los directores, los asesinos por contrato profesionales son como una especia de peón que pueden sacrificar en cualquier momento, y si Yoh fallaba la misión, ya no era parte de la organización, así que Feilong podría fácilmente pretender que él no estaba conectado de ninguna manera con Baishe. A primera vista, puede verse como un negocio unilateral, pero cuando se inspecciona de cerca, se trata de una situación equitativa: una negociación entre el principal y el agente y no entre el jefe y el subordinado. No era una tarea que Feilong le hubiera confiado a una persona cualquiera.

-“Está bien”, respondió Yoh. “Aceptaré la misión.”

Y aceptó no porque sintiera que su orgullo estaba siendo desafiado por el poder de Feilong. Debió ser sido asesinado por su traición, por su conexión con Asami que ya había salido a la luz. Prácticamente ya se había resignado a morir. Sin embargo, Feilong, aún no lo había matado, por lo que estaba en deuda con él, y cualquiera fuera su criterio de selección, solo Yoh, calificó.

-“Si puedo pagar mi deuda con esto…”

Feilong asintió a esta respuesta con satisfacción y ocultó su rostro con la capucha de nuevo. -“En este momento, esta área está demasiado ocupada. Volveré mañana por la noche, antes de que se abra el mercado nocturno, entonces razonaremos otras condiciones.”

Yoh, asintió. Le hubiera gustado saber más, pero si permanecía ausente del trabajo por mucho tiempo, habría una posible sospecha y ya era hora de volver a la tienda. Pero sólo a ese momento, Feilong se inclinó hacia su oreja y le susurró con una voz tranquila: -“Una cosa más… me siguieron hasta aquí esta noche.”

El cuerpo de Yoh se puso tenso. Por más desapercibido que quisiera pasar Feilong, no podía ocultar el aura que le rodeaba, así que el perseguidor sabría perfectamente quién era. Enojado por su propia negligencia de no haber notado esa sed de sangre, miró a su alrededor.

-“¿Desde cuándo? ¡¿Tienes idea de quién…?!”

Sin embargo, sus preguntas susurradas se desvanecieron. De alguna manera, Feilong, estaba demasiado calmado.

-“¿No sabes quién?” preguntó, Feilong, de manera extraña.

De repente, parecía una persona diferente. Yoh, inmediatamente supo quién era el “perseguidor” cuando vio a Feilong encogiendo los hombros con una sonrisa ligeramente agónica. Tocando sus propias sienes, Yoh susurró: -“¡Tao! ¡¿Él te siguió?!”

Tao, era el chico de confianza de Feilong, Probablemente había extrañado tanto a su señor que no pudo evitar ir tras él, pues aunque Feilong lo cuidara todo el tiempo, no siempre podía estar con él. Hasta ahora, Tao siempre había esperado juiciosamente el regreso de Feilong, pero parecía que ya había pasado esa edad.

-“Ya no se puede hacer nada por hoy, pero por favor insístele en volver a casa mañana. No tienes que decirle que ya me había fijado en él.”

Cuando se trataba de Tao, raramente ponía una mirada estricta. Ocasionalmente, mostraba su rostro despiadado, pero hacia Tao actuaba cariñosamente. Aunque ya tenía casi trece años, probablemente todavía era un pequeño niño para Feilong. Pero, no se escapó de la atención de Yoh, que aparte de que debía cuidar a Tao, una sombra oscura apareció en la cara de la belleza pálida. Al parecer, él realmente quería evitar que Tao se enterara de la misión, incluso cuando Tao creció bien protegido, debe haber comprendido lo que implica la labor de su tutor. El hecho de que Feilong le pidiera que hablara con Tao, implicaba circunstancias inusuales.

-“Entendido. Hablaré con él.”

No, las circunstancias de su cliente no eran interés para Yoh. La única cosa importante para él, era la eliminación del objetivo.

-“Cuento contigo.” Feilong se volteó para irse. Simultáneamente, la puerta trasera de la cocina se abrió.

-“¿Por cuánto más piensas relajarte?” Alguien gritó desde la cocina. Ya que Yoh no había vuelto, el dueño de la tienda probablemente quería chequear que todo estuviera en orden. De repente los gritos de los vendedores y del montón de gente, que parecían haberse silenciado con la apariencia de Feilong, volvieron a Yoh de nuevo.

-“¡Ya vooy!” Respondió Yoh. Cuando se volteó de nuevo, Feilong ya se había ido. De la misma manera sigilosa en la que había aparecido, se desvaneció y al parecer ni siquiera pensó necesario decirle adiós a Yoh. La elegante y repentina desaparición lo sorprendió.

-“Hah…”

En contraste de su aire frió como líder, Feilong daba una sonrisa más profunda a sus subordinados. Incluso si uno supiera exactamente, que su naturaleza era calculadora, uno había podido ganar su atención por un momento. Yoh lo había observado indiferentemente como los otros, pero ahora que había dejado el clan, se dio cuenta que se había enamorado de él.

-“Lo siento, jefe”

Una vez que Yoh volvió a su puesto, el dueño de la tienda señaló con su barbilla hacia la entrada, tras su mirada, pudo ver el chico que se detenía en la parte delantera de la tienda e inspeccionaba el lugar. El pequeño visitante había seguido a Feilong, pero debió haberlo perdido de vista en ese distrito. Su rostro parecía como el de un niño perdido.

-“Está bien vestido, pero ha estado actuando de esa manera todo el tiempo. –“¿Ese es tu chico?”

Yoh, puso su mano en su frente debido al horrible malentendido. -“¡Por supuesto que no!” “Es el hijo de… un conocido”.

Dudo un poco de lo que estaba diciendo, pero no sabía cómo más explicarlo, incluso su jefe no pareció creerle mucho. Se excusó brevemente y abandonó la tienda. Caminó directamente hacia el muchacho y los ojos de Tao comenzaron a brillar cuando lo vio.

-“¿Yoh? Eres tú, ¿no?, ¿Eres Yoh? ¡No nos hemos visto por un largo tiempo! ¿Pero qué haces aquí?” Tao, probablemente no esperaba volverlo a ver de nuevo y menos en Taiwán. El niño mostraba alegría en sus ojos mientras corría hacia Yoh. -“¡Sólo desapareciste cuando estaba en el hospital! Estaba muy preocupado, ¡es bueno saber que estás bien!” Al final de su inundación de palabras, inclinó su cabeza y empezó a murmurar a sí mismo con curiosidad, “hm, ¿el señor Fei vino aquí a ver a Yoh? Pero…”

Su voz sonó un poco como si se quebrara, pero no parecía molestarle. Parecía estar haciendo bien. Yoh tambaleó ante la inmutable inocencia de Tao, -“¿no te dijeron nada?”, preguntó.

-¿Eh? ¿Decirme qué?, contestó Tao, confundido. Hacia unos meses, Yoh había dejado la organización, se las había arreglado para sacar, con la llave que tenía Tao, las acciones contenidas para el casino de Macao de la caja fuerte, las cuales Feilong había heredado de su padre. Yoh había traicionado a Tao y le había quitado el tesoro que Feilong le había confiado, y sin embargo, el chico le sonreía como de costumbre. Feilong le había ocultado el secreto probablemente a propósito. Yoh, trató de sacudirse esos pensamientos y agarró el brazo de Tao

-“¡Olvídalo, dime que estás haciendo aquí, Tao!”

-“¿Huh? Uhm… yo sólo quería mirar…adentro.

Quizás estaba a punto de decir la verdad, pero su mentira de emergencia fue interrumpida por su estómago gruñendo, puso una mano sobre su vientre y sonrió a Yoh un poco incómodo. Parecía hambriento.

-¡Entra!” dijo Yoh y volvió a la tienda con él. Cuando ya sentó a Tao en una mesa en la esquina, entró a la cocina. Quería preparar algo simple y miró alrededor. En ese momento, la mujer de la tienda le entregó una bandeja con un plato de arroz y sopa, y le indicó que se la llevara al niño.

-“Está hambriento, ¿no?”

-“Sí, ¡muchas gracias!”

Yoh, había conocido a la pareja dueña del negocio poco después de haber llegado a Taiwán. Yoh, era es un asesino, pero también era un refugiado y para establecerse en un país discretamente, había decidido buscar un trabajo especialmente apretado y sucio en los puestos que se apiñaban. Quería vivir lejos del radar, evadiendo el contacto con las personas. Estaba agradecido con sus colegas ya que nunca interferían en nada. Ambos tuvieron una infancia difícil, y su profunda compasión fue quizás lo que ayudó tantas veces a Yoh.

Inclinó un poco su cabeza como agradecimiento y llevó la bandeja a la mesa de Tao. Tanto como el plato de arroz con el tocino agridulce, como la sopa de tofu frito con fideos, arroz y verduras eran platos típicos de Taiwán.

-“Come antes de que se enfríe” dijo Yoh, mientras dejaba el plato de comida en frente de Tao.

Los ojos de Tao empezaron a brillar de nuevo. -“¿De verdad puedo?”

Aparentemente, había estado tan ocupado siguiendo a Feilong que no había tenido tiempo ni para comer. No gastó mucho tiempo en discursos de agradecimientos y empezó a devorar la comida humeante. Cuando la anciana vio su gran apetito desde la cocina, sonrió. Yoh, exhaló, cogió una silla y se sentó frente a Tao.

-“Quiero que regreses a Hong Kong tan pronto hayas acabado de comer y estés satisfecho, mañana en la mañana…”

-“¡No quiero!”

Ante esta pronta negativa. Yoh no pudo evitar parpadear, nunca había visto ese comportamiento en Tao antes, al menos no cuando era miembro de Baishe. Miró automáticamente de cerca al chico y llegó a la conclusión de que era probable que la pubertad fuera la culpable, por lo tanto su voz ligeramente raspada, debía atribuirse también a la pubertad. Mientras trataba de recordad su propia pubertad, el sabor de una mandarina inmadura entró en su mente y de inmediato apartó su pensamiento. Pero ahora sabía que tendría poco efecto regañar a Tao, así que re formuló su orden -“Has prometido al señor Feilong no comprometerte demasiado, no deberías ser una carga para él con tus acciones”

-“¡No lo hago! ¡Estoy aquí por mi cuenta!” Tao tomó con orgullo un trozo de papel de su bolsa mientras masticaba y lo revoloteó en la nariz de Yoh, así que éste aprovechó la oportunidad y sin más preámbulos se lo arrebató.

-“¡¿Cuál es la gran idea?! ¡Devuélvemelo!”

Yoh, esquivó las manos de Tao, que intentaban atrapar de nuevo el pedazo de papel robado y dejó que sus ojos vagaran por la dirección impresa en el mapa. Aparentemente, Tao había reservado una habitación en el mismo lugar donde se alojaba Feilong. Durante su crecimiento había adquirido también ciertas actitudes problemáticas.

Yoh, le devolvió el pedazo de papel y jadeó “¡Ese no es el punto! Si algo te pasara, haría triste al señor”

Feilong quizá amaba más al chico que el chico a él. Se hizo evidente cuando tras la consternación de Feilong, el mismo Tao tuvo que ser hospitalizado porque él quería proteger a su amo. Los miembros de Baishe le dieron a su beneficio, la máxima prioridad. Era difícil imaginar la carga que debía ser mantener una organización  de delincuencia que suele ser dispersa, junta a sus 29 años de edad. Tao estaba rodeado de inhumanidad y brutalidad, sin embargo no sabía lo que significada ser traicionado. Para Feilong, él era el que lo calmaba. Hace siete años Feilong había perdido a toda su familia de un sólo golpe, y Tao era el único que consideraba su familia y que estaba bajo su cuidado.

-“¡No dejaré que eso pase! ¡Porque protegeré al señor Fei!”

Tao sorbió la sopa del plato y orgullosamente se dio un golpe en el pecho. El respeto se reflejaba en los ojos del puberto chico. Él admiraba mucho a Feilong, quién era como un padre y un hermano para él. Aun así, su vida no estaba sucia, pero ¿seguirá el mismo camino de Feilong algún día? Yoh, descartó ese pensamiento rápidamente, no era asunto suyo.

-“Tú puedes decir muchas cosas, pero si algo te pasa, meterás en problemas al señor Feilong. ¿Cómo piensas protegerlo si desprecias su voluntad? ¡Sé un poco más maduro!”

Esta reprimida hizo que Tao hiciera pucheros, quizás se consideraba adulto, sin embargo, en algunas situaciones el niño dentro de él todavía sale a la superficie.

-“¡¿Entiendes lo que digo, Tao?!”

-“¡Está bien! Me iré ya, ¿feliz?” Dio a la última palabra un énfasis especial, luego frunció los labios y asintió a regañadientes. Independientemente de si era consciente de ello o no, probablemente por su naturaleza y su inocencia pura, la cual es difícil de creer ya que había crecido entre la mafia, ¿cuándo se daría cuenta este chico inocente de lo que especial que era la posición en la que estaba?

-“Chīhǎo le” *(¡Gracias por la comida!)

Y aunque el chico sabía que le iban a enfatizar que debía regresar a Hong Kong al día siguiente, sólo se levantó de su asiento y se limpió la boca con satisfacción.

-“¡Tao!”

Sin prestarle atención a Yoh, agradeció a los dueños de la tienda y siguió derecho hacia la salida. Yoh rápidamente fue tras él, pero justo cuando estaba a punto de agarrar su brazo, Tao se detuvo abruptamente.

-“Yoh…” Lo miró con una expresión madura en su cara. En este momento, a pesar de que es más alto que él como por dos cabezas, Tao de repente le pareció más alto que él, lo cual era muy confuso.

-“Me alegra que te hubiera encontrado aquí, Yoh” le dijo seguido de: -“Desapareciste tan de repente que realmente estaba muy preocupado por ti. Es bueno saber que estás bien.”

-“Tao…”

-“¡Gracias por todo! Me iré entonces” La tímida sonrisa de Tao hizo callar momentáneamente a Yoh, y mientras seguía luchando por las palabras, Tao se dio la vuelta y corrió al bullicio del mercado.

-“Este pícaro…”

Miró los pasos de Tao y suspiró. Parecía que Tao lo sabía todo, pero al final no sabía nada. No tenía idea de cuántas personas estaban añorando la atención de Feilong todos los días, y sin embargo, Tao era el único en el que Feilong confiaba. En algún momento y de un momento a otro había estado al lado de Feilong y desde entonces había llevado a cabo algunas tareas de casa. Había gente en el clan que se molestaba por ese comportamiento de Feilong hacia Tao, pero nadie parecía preguntar sobre la razón, por lo tanto era mejor no abordar ese tema. Sea como sea todo, ya no tenía que ver con Yoh.

 

 

II

Sus pómulos hundidos, su mirada aguda e intrépida, incluso la marca de cigarrillos que fumaba, no habían cambiado. Quizá sólo era un poco más audaz que antes. Mientras Feilong se abría camino a través de la multitud en la calle del mercado, pensó en el hombre con el que se acababa de encontrar. Yoh, no le exigió ninguna información. Las personas que no hacen investigaciones innecesarias pueden ser confiables, porque es el gato paciente el que atrapa a la presa. Feilong, pensó en lo que había dicho a Yoh.

«Quiero que mates a alguien por mí….»

Dejó pasar estas palabras por su mente de nuevo.

Había una razón tras su visita secreta a Taiwán. Si los miembros de Baishe supieran quién era el objetivo, no sólo desestabilizaría su posición como líder, sino que sacudiría toda la organización hasta sus cimientos. Todo comenzó hace siete años, en una noche lluviosa. Liu Talen, el ex líder de Baishe y el padrastro de Feilong, fue baleado. Ese día, la organización cayó en un estado de caos. Su hermanastro mayor, Yan Tsui, resultó gravemente herido a mano de Asami Ryuichi; y Feilong que había escapado por poco de la muerte, fue arrestado y enviado a la cárcel: su padre biológico, To, también había muerto a tiros, y así, en una sola noche, perdió a todos los que podía llamar parientes. Sólo en la prisión había entendido que la bala que se había llevado la vida de Liu Talen no provenía de la misma arma a la que había disparado; había sido asesinado por Asami, pero Liu Talen había sido asesinado por su propio hijo, Yan Tsui.

Asami tuvo gran influencia en la policía de Hong Kong por lo que Yan Tsui no sólo había salido sospechoso del asesinato de Liu Talen , sino también del asesinato de To, sin embargo, la verdad parecía muy diferente. El conocimiento de este terrible hecho estaba profundamente enterrado en el corazón de Feilong aún, y la verdad, nunca podría aceptar la verdad. Yan Tsui, que ahora estaba siendo procesado como culpable, había desparecido sin dejar rastro alguno, incluso se rumoreaba que había muerto, pero en realidad sólo había huido. Después de un moverse de un lugar a otro, eventualmente llegó a Taiwán. Yan Tsui todavía estaba vivo. Aun así, Feilong se había enterado de esto después de haber sido liberado de la cárcel, reconstruir Baishe y convertirse en su nuevo líder. Pero decir que Yan Tsui estaba consternado por esta circunstancia era sólo un eufemismo,  pues éste había asesinado a su benevolente padre y ahora estaba viviendo su despreocupada vida nueva. La sangre de Feilong empezó a hervir.

¿Por qué había asesinado a su padre? Feilong habría preferido salir en ese instante para enfrentarse con su hermano, incluso había pensado tomar el asunto en sus manos, pero forzó esos pensamientos, porque, a pesar de todo, Yan Tsui era el hijo biológico de Liu Talen, el ex jefe de la organización, y en China, el asesinato dentro de familias es condenado. Inclusive, y sin tener en cuenta las últimas palabras de su difunto padre, no se permitió poner un arma en contra de su hermano, por más razones que tuviera. Recordó la urgente petición de Liu Talen a la hora de su muerte, le había pedido que perdonara a Yan Tsui.

«Debes perdonar a Yan…»

Estas últimas palabras hicieron el corazón de Feilong sangrar. Liu Talen había perdonado a Yan Tsui, aunque lo hubiera matado. Feilong decidió cumplir el sueño de su padre, pero no para proteger el honor de su hermano. Y entonces, llegó a sus oídos el rumor de que Yan Tsui, quien voló de Hong Kong, estaba ahora viviendo en Taiwán bajo un nombre falso y hasta lideraba una mafia. Probablemente quería purgar su pasado pecaminoso, el de llevar a Baishe directo a su muerte a través de un extraño. Era difícil compararlo con Asami, pero parecía que para Yan Tsui también la avaricia era un impulso agradable. Y aunque Feilong, hubiera sabido exactamente lo que su hermano hace actualmente, siempre era capaz de contenerse al actuar, y fuese lo que fuese que estuviera planeando en éste momento, incluso fuera inofensivo, Feilong lo dejaba pasar por alto. Esto hasta que un espía le trajo noticias de que la mafia rusa estaba dando apoyo a su hermano, y aunque el último deseo de su padre había sido otro, Feilong ya no podía ignorar las acciones de Yan Tsui. Además no se sabía hasta qué punto el mafioso ruso Mikhail Arbatov estaba trabajando con la mafia taiwanesa; y por otro lado, si dentro de Baishe sus subordinados vieran que Yan Tsui, el hijo biológico del ex líder y sucesor legitimo estuviera vivo, era imposible predecir lo que podría suceder, pero de seguro habría un golpe y los que se atrevían a perturbar la armonía de la organización eran echados, por eso como jefe de la organización había aceptado ese veredicto despiadado. La relación con su hermano había jugado con esta resolución hasta cierto punto.

Feilong, que paseaba por la calle del mercado, se detuvo abruptamente. Dirigió su mirada hacia una de las mesas que se encontraban desordenadas al lado de la calle. Ahí, se encontraban dos hermanos sentados, juntando sus cabezas y leyendo un libro escolar que tenían en frente con la pobre luz que emanaban los puestos. Quizás, sus padres estuvieran trabajando en uno de esos puestos. Parecía que realizaban una tarea, uno de ellos se veía inquieto, pero dejaba que su hermano mayor, de aproximadamente trece años, le mostrara como buscar palabras en un diccionario. Les rodeaba un montón de gente que acababa de llegar del trabajo. En las mesas había una cálida cena. La gente charlaba y era muy animada, una escena cotidiana y común en Taiwán.

De repente a Feilong se le vinieron los recuerdos de su propia infancia, cuando había sido niño, respetaba a Yan Tsui como su hermano mayor, habían vivido y aprendido juntos con el padre de Yan. No podía sacar de su cabeza la sensación de como Yan Tsui acariciaba tiernamente su mano cada vez que le habían cortado su amado cabello color ébano.

-«¿Quizás aún estoy dudando?», pensó Feilong.

La misión para Yoh sería matar a Yan Tsui en secreto.

A pesar de que así iba a vengar la muerte de su padre, mentiría si dijera que no sentía indecisión frente al asunto. Su vacilación no sólo se debía hacía sus recuerdos del pasado sino hacía su estima hacía él como hermano.

Tao… Pensó en la inocente sonrisa del muchacho que cuidaba de él en Hong Kong, que además era el hijo natural de Yan Tsui. Feilong, era el único que conocía ese secreto muy bien guardado, y nunca debía salir al aire. Nadie, ni siquiera los miembros de Baishe, mucho menos Tao, sabían nada al respecto.

Había odio que la madre de Tao, era la esposa de un miembro común de Baishe. En algún tipo de capricho, Yan Tsui había puesto las manos sobre ella, y quedó embarazada de Tao, pero por complicaciones en el parto, ella murió. No había forma de averiguar qué había pasado con el esposo de la madre de Tao, y la pareja de ancianos que se habían hecho cargo del recién nacido, fallecieron también, por lo tanto, Tao era el único que quedaba.

No es algo común en una organización criminal, sin embargo, al niño estaba relacionado con la sangre de Yan Tsui, lo cual cambió la situación. Para Feilong, que había sido adoptado por la familia Liu, era un sobrino, aunque no tuvieran lazos de sangre. En aquel entonces los caminos de Feilong y de Yan Tsui estaban separados por siempre, pero Tao no tenía la culpa. Y si él se hiciera cargo del hijo de Yan Tsui, que era su pariente, podría darle también consuelo a su desgarrada alma.

Cuando ya había tomado a Tao bajo su ala, sólo sentía que había recogido un gato callejero de la carretera, pero si Feilong no hubiera tenido ese estado de ánimo en ese momento, Tao no habría sobrevivido de ninguna manera, incluso el estrato social normal es difícil para un huérfano, pero en mundo de la mafia las cosas son aún más rudas.

Los lazos de sangre de Tao habían permanecido ocultos, y Feilong le dio trabajo de salón provisionalmente. Sin embargo, Tao se convirtió eventualmente en un refugio de cariño. Detrás de la franqueza de Tao, no había malas intenciones. Todos los días Feilong esperaba ser traicionado, pero Tao jamás le traicionaría, sólo le respetaba. Para Feilong, se convirtió en una persona insustituible. De vez en cuando también sentía desagradable que Tao no supiera nada, pues ya que Tao pertenecía a la familia Liu, debería ser bien recibido, con privilegios por su estatus, no merecía pasar su vida en un salón. Sin embargo, aparte de todo, Feilong desarrolló sentimientos de amor paternal, que no querían hacer de Tao un mafioso. Posiblemente, era muy egoísta mantener al chico de trece años a su alcance, pero la forma en que crecía inocente y alegremente, le daba paz a Feilong. Sin embargo, también surgía un inmenso conflicto cuando Tao le miraba con su afectuosa mirada. ¿Realmente era bueno dejar que permaneciera en el mundo bajo? Feilong sabía de la hipocresía, la conducta explotadora y las personas que conspiraban contra él, y precisamente porque él había crecido entre esos conflictos, pensó que no era demasiado tarde para Tao.

Y si descubriera el secreto de Yan Tsui…

Pensó aún más. Cuando Tao se enteró de que Feilong viajaría a Taiwán por su cuenta, insistió tenazmente en acompañarlo. No era sólo el deseo infantil de no querer quedarse atrás, esta vez estaba dispuesto seriamente en ir como escolta de seguridad para Feilong porque consideraba demasiado peligroso que no llevara ningún hombre consigo. Si hubiera sido un asunto más limpio, Feilong lo habría considerado, pero el objetivo de este viaje era el asesinato de su hermano Yan Tsui. Para Feilong, no era más que un factor de riesgo puesto que no podía cambiar el hecho de que él era el padre de Tao y por eso Tao no debía conocer el verdadero propósito del viaje. Cuando Feilong llegó a Taiwán, se dio cuenta de que el niño, a quien en un principio había dejado, le había seguido de alguna manera.

Él no se quedaría como un niño ignorante para siempre, con el tiempo se ha distinguido por su alta aptitud de aprendizaje y su capacidad de poner en práctica sus ideas. Poco a poco, se estaba convirtiendo en un hombre adulto. No estaba enteramente libre del mundo criminal, pero hasta el momento Feilong siempre había intentado alejarlo. Ahora, ya no estaba seguro si realmente había sido buena idea el haberlo retenido en ese sangriento mundo por trece años.

-«No… eso es una falacia», se dijo a sí mismo. La posibilidad de que en algún momento se produjera una situación espantosa debido a la ingenuidad y vacilación de Feilong, no era pequeña. Para liberarse de la maldición de su hermano y unificar a Baishe de nuevo, era necesario deshacerse de los problemas. Estaba dispuesto a aceptar cualquier derramamiento de sangre, siempre y cuando esto permitiera fortalecer al grupo. Antes de que Tao se enterara del secreto, Yan Tsui debía ser erradicado. Feilong apartó sus ojos de la pacifica escena familiar y desapareció de nuevo en la oscuridad y el bullicio del mercado.

La mañana siguiente, Feilong dejó su habitación del hotel silenciosamente y salió a visitar la tienda de Yoh según lo acordado. Se metió en el ascensor vacío y presionó el botón para ir al vestíbulo. Esta vez, no llevaba disfraz, sino su traje habitual sin corbata y camisa blanca, cuyos dos botones superiores estaban abiertos, la puerta del ascensor se cerró. Mientras el ascensor bajaba, el teléfono en el bolsillo de su camisa empezó de repente a vibrar. Con un movimiento fluido lo sacó, miró la pantalla y no pudo contener una sonrisa sin palabras, de una manera irónica murmuró para sí mismo: «¿qué tal un poco de información a cambio de algo…?»

Era un e-mail de Takaba Akihito de Japón. Era difícil saber si el texto corto era un lamento o un simple monólogo, al menos estaba lleno de sonrisas. Quizá, para Akihito posiblemente era muy importante, aunque sonara trivial para Feilong. Cuando guardó el teléfono en el bolsillo de su camisa, dejó que los recuerdos del lejano Japón despertaran.

Eso me recuerda… Tao, siempre quiere ir a Japón de nuevo, pensó.

Se supone que Tao volvería a casa ayer, seguramente ya habrá llegado al cuartel general en Hong Kong sano y salvo. Feilong, era consciente que Tao ya no era un niño pequeño, y un niño lleno de curiosidad no debería estar confinado todo el tiempo. Ciertamente no sería una mala idea llevarlo en el próximo viaje a Japón, incluso si aún era una idea.

Un débil sonido indicó que había llegado al piso solicitado y la puerta se abrió. El personal de la recepción lo observó atentamente y se le acercó mientras caminaba por el vestíbulo afuera, donde el aire caliente de la tarde lo rodeaba abruptamente.  Las nubes negras se empujaban por el cielo, según el pronóstico del tiempo, se suponía que habría tormentas hasta la media noche. La limusina del hotel, barnizada en negro, se deslizó hacia la entrada con neumáticos suaves y se detuvo frente a Feilong. Se sentó en el asiento trasero, y el portero cerró la puerta delicadamente.

El motor del auto aceleró incansablemente por las calles de Taiwán, llenas de colores y olores. Si su objetivo no fuera tan peligroso, podría haber ido de excursión a través de ese ambiente exótico, con el fin de variar. Era consciente de que Tao le seguía sin ningún permiso. Cuando Asami le disparó en Japón y regresó herido en Hong Kong, Tao lo saludó con lágrimas como si fueran sus propias heridas. La situación era difícil para Feilong, porque sólo le decía al pequeño que iría a trabajar, pero en realidad él no sabía dónde ni que estaba haciendo exactamente. Probablemente, Tao constantemente sólo podía temer y esperar el regreso de Feilong.

-«Lo traeré aquí en un mejor momento. A Tao seguro le encantará»

Y porque casi nunca lo había llevado a un verdadero viaje, Tao se emocionaría por ello. Se imaginó la cara de felicidad de Tao, y su corazón se volvió un poco más ligero.

Mientras dejaba sus pensamientos girar sin parar, el coche ya se había acercado al destino. Feilong activó el botón de intercomunicación. -«Déjeme salir aquí»

Llegar con una limusina atraería demasiada atención, así que salió del coche lejos de la zona del mercado y caminó un camino poco. Tal vez, porque no era hora de cenar, la zona en comparación de la noche anterior, habían muy pocas personas en la calle; en su lugar, los gritos agitados del personas de la tienda preparándose para abrir eran audibles de vez en cuando. Justo como el día anterior, se dirigió a la parte trasera de la tienda, donde Yoh le esperaba. Tenía una expresión inexpresiva, estaba apoyado en la pared fumando un cigarrillo. Al parecer Yoh creía que se había instalado discretamente en Taiwán, pero al examinarlo a través de los ojos de un experto, se podía ver de inmediato que siempre estaba alerta.

-«¡Feilong!», le llamó en cuanto lo vio. Tiró el cigarrillo al piso y lo apago con su pie. El calor que el asfalto había acumulado durante el mediodía estaba surgiendo y se reflejaba en Yoh, como fuera una Fata Morgana.

-«¿Te hice esperar?», preguntó Feilong.

-«No, sólo llegué temprano», respondió Yoh.

Como si fuera una cita secreta, Feilong le hizo señas en las sombras del edificio, porque en la tienda de Yoh los preparativos se hacían a toda velocidad. Mientras ambos caminaban por el estrecho callejón, Feilong se dirigió a un tema que le molestaba mucho: -«¿Fuiste capaz de persuadir a Tao?

-«Él dijo que entendía. Aunque no parecía muy feliz por ello»

-«Ya veo…»

Siempre y cuando Yoh hubiera sido capaz de convencer a Tao, Feilong estaba satisfecho con ello. Ese mismo día tampoco había observado ningún seguidor, ciertamente Tao ya había llegado con seguridad a Hong Kong. Feilong se quitó las gafas de sol teñidas y las guardó en el bolsillo de su camisa. Sin embargo, de repente algo sucedió, en el momento justo en que se iba a plantear el tema principal. Fuertes pasos hizo que ambos se callaran. La tienda no estaba abierta todavía, por lo tanto no tenía por qué haber alboroto en las puertas trasera del negocio. Una niña de cinco a seis años rompió la tensa atmósfera asomando su rostro entre el estrecho pasadizo de las dos tiendas, mirando inquietamente a su alrededor como si buscara algo.

-«Parece que alguien se perdió…»

Pero esas palabras apenas salieron de la boca de Yoh cuando la chica se volvió hacia ellos. Aparentemente, había encontrado lo que había estado buscando, porque una sonrisa se extendió a través de su rostro redondo. Sin vacilación la niña se acercó a los dos hombres y se detuvo frente a Feilong.

-«¡Aquí!» Sin más preámbulos, ella le entregó un sobre blanco. Yoh y Feilong intercambiaron miradas. Los ojos de éste último parecían preguntar si Yoh conocía a la pequeña, pero parecía ser un extraño para ambos. Quizá sólo era una niña del barrio, una simple, linda y vestida ordinariamente.

-«‘¿Qué con eso?» Feilong cogió el sobre dudando, pero cuando lo giró su rostro se puso pálido. Un emblema que era familiar para sus ojos apareció. Rápidamente abrió la carta.

Un rizo negro cayó al girar la carta. Le quitó el aliento a ambos.

-«Feilong…»

Pero la voz tranquila de Yoh no alcanzó a Feilong. La mano de Feilong empezó a temblar inconscientemente. De inmediato supo de quien era el cabello que le caía sedosamente entre los dedos. Adjunto a la carta estaba la dirección de un puerto cercano, el número de un almacén y una nota que demandaba venir si no quería que el dueño del mechón de cabello fuera asesinado. Feilong miró a la niña.

-«¿De dónde sacaste esto? ¿Quién te lo dio?»

Aunque lo evitaba, la ira en su tono de voz era inconfundible. El rostro inocente de la niña cambió de repente, y dio un paso tembloroso para atrás.

-«Me… me dijeron que había un hombre con cabello largo detrás de la tienda y debía entregarle el sobre…»

– «¿Cómo lucia ese hombre? ¿Lo conoces?» Feilong cavó más profundo.

La pequeña estaba a punto de llorar. Sacudió su cabeza de lado a lado vigorosamente.

-«N… Nunca le he visto» «Era un hombre que no conozco, me dio dinero de su bolsillo»

Yoh no podía quedarse a ver más esa escena y lo retuvo. Feilong suspiró y apartó la mirada de la chica.

Probablemente no era más que un transeúnte, era demasiado improbable que hubiera información útil de la persona que había jugado a ser mensajero por propina. Una vez que la mirada de Feilong fue interrumpida, la niña se dio la vuelta rápidamente y huyo como un gato. Sus pequeños pasos se alejaron más y más hasta que desaparecieron. Yoh se acercó a Feilong con un gesto serio.

-«¿Qué hay en la carta?»

-«Locuras obsoletas de un secuestrador. Incluso pide que vaya solo» murmuró, Feilong con una pizca de sarcasmo y entregó el trozo de papel a Yoh.

Un sólo pelo no podía probar que Tao estaba vivo, e incluso si seguía vivo, no podía descartarse la probabilidad de que hubiera sido maltratado por el uso de drogas o violencia. Yan Tsui no sabía que Tao era su hijo biológico.

Surcos profundos aparecieron en la cara de Feilong. Yoh hizo una llamada telefónica.

-«¿Por qué… acaso lo sabe?» El viaje a Taiwán fue secreto y por ende también sus verdaderas intenciones. No le cabía en la cabeza que Tao, que no tenía nada que ver con este asunto, pudiera ser secuestrado. Se negó a creerlo, pero se le ocurrió que Yan Tsui, a su vez, estaba también supervisando sus acciones.

-«Fui demasiado descuidado»

No debí haber dejado a Tao solo. Feilong no hubiera sido presa fácil, pero no parece que no fue mayor problema tomar como rehén al pequeño niño que lo seguía. ¿Por qué no lo llevó con él al hotel la noche anterior? Lo hubiera llevado al aeropuerto en la mañana. Feilong maldijo su propia negligencia y dejó que este amargo sentimiento se marcara en lo más profundo de su mente.

Yoh, terminó su llamada telefónica.

-«¡Por favor perdóname!» «Yo asumo la responsabilidad de todo esto, debí asegurarme que Tao realmente se subiera al avión»

Tao había salido de su alojamiento en la mañana, por lo que debió haber sido secuestrado en el transcurso del día, y Yoh, que había descubierto estas cosas, no podía dejar de plagar penas en su conciencia. Pero, Feilong respondió: -«No, éste no es momento para culparnos, tenemos que ayudarlo rápido»

No tenían tiempo para perder, desde el secuestro podría haber pasado cualquier cantidad de tiempo, quizá unas horas, quizá medio día. Mientras estaban ahí, la vida de Tao estaba en peligro.

-«Esta insignia…»

El emblema ominoso representado en el papel, era similar a una llama negra. Era el emblema de una organización de la mafia taiwanesa, encabezada por Yan Tsui. Como Yoh había estado viviendo el mundo de la mafia, reconoció la insignia que era visible en la carta, pero no podía comprender por qué una pequeña organización quería desatar la ira del líder de la mafia de Hong Kong. Pero, a pesar de que Yoh estaba conectado con el mundo criminal, la información de que esta organización estaba dirigida por el ex jefe de Baishe, y el hermanastro de Feilong, no parecía haberle llegado aún. En otras palabras, Yan Tsui había ocultado su pasado hábilmente y logró establecerse en el mundo criminal de Taiwán. Feilong, no puedo evitar sonreír y murmurar: -«El jefe de esta organización debería haber sido eliminado por ti. Su nombre es Yan Tsui.»

En esta declaración, los ojos de Yoh se abrieron de par en par, probablemente porque ni siquiera había empezado a pensar que Feilong visitaba Taiwán para matar a su hermano, Yan Tsui.

-«¡¿Yan Tsui?!» ¡¿El hijo del anterior líder de Baishe… pero…?!»

-«Tiene un nombre de cubierta. Yan Tsui no es un idiota.»

Yoh no esperaba que Yan Tsui, quien había desaparecido sin dejar rastro, hubiera ganado terreno en el mundo mafioso de Taiwán. Se podría decir que sólo con mirarlo se notaba que estaba interesado en las futuras circunstancias, pero en este momento, cada segundo era importante.

-«Me arrepiento tanto, pero no hay tiempo para detalles.» «La situación cambió, voy a ocuparme de este asunto por mi cuenta. Olvídate de nuestra conversación de ayer…»

Pero antes de que Feilong pudiera terminar de hablar, Yoh le agarró, y su expresión se oscureció.

-«Espera, no planeas ir allá, ¿verdad?»

-«¡Claro que iré!» «Él se atrevió a tomar algo de mí, el líder de Basihe» «¿Crees que saldrá de esta como si nada?»

-«¡Es una trampa!»

Feilong miró a los inteligentes ojos de Yoh y no pudo evitar reír.

-¿Y?

Era obvio que Feilong era consciente de eso. Recordó que Asami lo había retenido en una situación similar, y que sido influenciado por el mensaje acerca de la condición crítica de su padrastro, y finalmente, cayó en la trampa de Yan Tsui.

Pero esta vez, iba a probar que no estaba siendo manipulado. No era ni el peón de su hermano, ni una marioneta oprimida.

-«Si algo le pasa a Tao, mataré a ese hombre.»

Y con estas palabras que se deslizaron por sus labios repentinamente, se dio cuenta que la decisión la había tomado hace un tiempo. No actuaba por vanidad o por orgullo, sólo no podía soportar que alguien importante para él, pudiera ser lastimado. No perdonaría a nadie por eso.

-«Muy bien, entonces», dijo Yoh, consciente de que podía retener a Feilong, que caminaba deliberadamente hacia la guarida del león. Con suavidad soltó el brazo de Feilong y habló en voz baja:

-«Recopilaré información. Actúa de manera prudente.»

Su mirada era seria. El lugar que había agarrado con sus manos ahora estaba caliente. Feilong asintió sin decir una palabra y se dio vuelta. Se dirigió a la carretera principal a un buen paso, a esa hora del día conseguiría taxi fácil. El día lentamente llegó a su fin, y la ciudad estaba envuelta en olores nocturnos. El olor a polvo húmedo llegó a la nariz de Feilong, probablemente se debía a la lluvia que vendría.

Levantó una mano para pedir el taxi y alzó su mirada. El color rojo de la tarde brillaba a través de una brecha en las nubes grises, como si un demonio de pesadilla estuviera a punto de abrir la boca y devorar la ciudad. Esta visión se hizo más aguda en su interior y le agitó.

Dejó que el taxista siguiera la dirección anotada en el trozo de papel y le hizo una señal para que se diera prisa. El conductor quedó perplejo ante el aura inusual que rodeaba a Feilong. El conductor aún no manejaba muy bien, pero aun así se apresuró. Feilong sólo se sentó en el asiento trasero y cruzó sus manos sobre sus piernas. Rezó para que Tao estuviera a salvo. No poder hacer nada le ponía más nervioso. Sin embargo, trató de manejar sus emociones inquietas y reflexionó sobre cómo pudo haber ocurrido esta situación. ¿Cuáles eran las verdaderas intenciones de Yan Tsui?

Apenas podía imaginar que Yan Tsui descubrió el complot del asesinato.

También cabía la posibilidad de que Yan Tsui utilizara a Tao para que saliera de su concha, pues no existía duda de que era él el objetivo. Yan Tsui aún no sabía que Tao era su hijo. Quizás creía que era más difícil secuestrar a Feilong y por ende secuestró el preciado Tao.

«Tomó ventaja del hecho de que Tao me siguió», pensó. No podía lamentarlo lo suficiente. Hasta el día de hoy, Yan Tsui todavía estaba lleno de odio hacía a él. Feilong se había ocupado en que Baishe naciera de nuevo y, por lo tanto, se levantó como líder, pero Yan Tsui se sentía despojado de su posición. Durante la vida de su padre, a Feilong se lo obligó incluso a seducir hombres, por consiguiente era típico de su hermano reprochárselo siempre. Yan Tsui también le había presionado para que usara su cuerpo con el objetivo de ganarse a las personas. Siempre habían sido las ordenes de su hermano, bajo el pretexto de que era para el clan, y que debía hacerlo si quería ser amado por su padre.

Feilong sacudió su cabeza y se secó el sudor de la frente. Lo que pasó ya no tenía importancia, sólo le preocupaba Tao. La disputa entre él y su hermano enredó involuntariamente a Tao y tenía que hacer todo lo posible para liberarlo, de lo contrario el daño seria irreparable.

El servicio meteorológico terminó siendo correcto, en el camino empezó a llover. Ocasionalmente los truenos hacían iluminar y temblar la ventana. Las luces de las lámparas de las calles brillaban a través de las grandes gotas de agua.  Poco después, el taxi llegó a su destino. La vista de la ciudad era monótona, de alguna manera, había algo desolado en el entorno. En el muelle, donde las fábricas y los almacenes estaban unidos entre sí, habían pocas personas, por lo que un grito o un tiro no despertaría sospechas por aquí, era el lugar perfecto para torturar un rehén. La localización propuesta por Yan Tsui era un almacén que sirvió a una compañía de distribución de mercancías.

Un poco retirado al punto de encuentro, Feilong se bajó del auto y siguió su recorrido caminando bajo la lluvia. No había ni un alma por ver y todo el entorno era extremadamente silencioso. La pequeña luz roja en la entrada era quizás una cámara. Probablemente el lugar funcionó como un punto de transbordo para mercancías de contrabando, como uno de sus escondites, o posiblemente ambos, aun así Feilong se mostró pero nadie salió. La puerta trasera del almacén no estaba cerrada con llave, como si lo estuvieran invitando a entrar a la sala. No se podía excluir la idea de que era una trampa y querían engañarle, pero no tuvo tiempo de dudar.

«Tao…”, pensó.

Su corazón estaba a punto de perder su ritmo. Trató de mantener la calma y entró. Sólo la luz de emergencia iluminaba la habitación. En el interior estaba oscuro y el aire estaba seco. Feilong apretó la espalda contra la puerta que había cerrado y contuvo la respiración. Aparte de las carretillas elevadoras para el transporte de materiales, los contenedores apilados llenaron el pasillo. Se acercó a uno de las inmensas cajas con pasos silenciosos.

-«Pero eso es…»

La inscripción que ya se desprendía mostraba sellos rusos para Vladivostok, por lo que supuso que los contenedores se utilizaban para el transporte de armas o drogas de contrabando de Rusia. Se adentró más en el pasillo, ahora era visible el taller junto a la cinta transportadora para el movimiento de mercancías. Una luz brillante entró por las grietas de la ventana y la puerta. Siguió y se aventuró a echar un vistazo por la ventana de recepción. En la sala, algunos hombres robustos disfrutaban de una apuesta, y parecía que para ellos era más importante el juego que la custodia del escondite. Cinco o seis hombres estaban reunidos alrededor de un sofá y una mesa baja. Las pantallas de las cámaras de seguridad sobre la mesa en la parte trasera de la habitación casi parecían decoración, ya que eran ignoradas por completo.

Respetar las reglas no parecía una prioridad en ese lugar. Cuando la puerta se abrió, los hombres se levantaron abruptamente.

-¡¿Quién está ahí?!

Encerraron a Feilong mientras masticaban nueces de palma, entre ellos había un hombre fuerte con un tatuaje desde el hombro hasta la muñeca, este examinó a Feilong con aprecio.

-«Qué hermosa Shao Ji»* «¿Qué estás haciendo aquí?!”

El hombre cruzó sus brazos delante de su pecho y escupió en el suelo sucio. Parecía más una asamblea de ladrones que de mafiosos reales. Cada vez que abría la boca, sus dientes de color rojo por las nueces, aparecían. Feilong frunció las cejas.

-«Estoy aquí para encontrarme con Yan… Quiero decir… tu jefe» «¡Llévame a él!»

-«¡¿Escuchaste eso?!» «¡Quiere ver al jefe!»

Se cagaron de la risa. Si Feilong estuviera en Hong Kong, ya les habría arrancado el cerebro, pero difícilmente podría hacer eso aquí. Probablemente, los hombres no sabían a quién tenían delante. Lo miraron con sonrisas burlonas y miradas condescendientes. Un hombre con dialecto Fuijan se acercó a él, parecía ser el líder de la banda.

-«Manos arriba. Nuestro jefe es muy nervioso. Debemos primero comprobar su cuerpo a fondo.»

Los otros hombres sonriendo cerraron más el círculo que rodeaba a Feilong para que no pudiera escapar, estaba bajo estrecha observación. El líder extendió la mano hacia Feilong.

«Esto no irá bien», pensó Feilong.

En el momento en que el hombre estaba a punto de tocar su hombro, el cabello de Feilong revoloteó con el viento, ya que, a una velocidad frenética, le dio una patada a la barbilla del hombre. Seguido de un grito de dolor, sonó el ruido de un hueso y el hombre fue arrojado al aire y cayó al piso.

-«No me toques»

-«“Ah… Kh… Uh… Ah!” El brazo de dicho hombre que acababa de levantar para protegerse, sobresalía en un ángulo extraño. Se estaba retorciendo angustia y la sangre le escurría por la barbilla destrozada.

-«Hey…»

Nadie sabía muy bien que había ocurrido. El círculo alrededor de Feilong se hizo más ancho. No se dignó a mirar al hombre que se retorcía en el suelo, en cambio, con su actitud imperiosa, miró a los demás hombres.

-«Si te alejas demasiado, te saldrá caro»

Los miró fijamente, estaba claro por su mirada que no tenía tiempo para tratar con simples secuaces. Finalmente, uno de los hombres logró entender y su rostro se puso pálido como el de la muerte.

-«Oigan… ¿no es ese tipo el que el jefe dijo que visitaría?»

Quizá recordó alguna orden de Yan Tsui que había impuesto hace rato. Como si sus sentidos hubieran regresado, se alejó de su camino.

-«¡Llévame a él!» indicó Feilong con un movimiento agudo de cabeza.

Debajo de la mesa se encontraba una habitación secreta, donde la fragancia del incienso flotaba en el aire. A pesar del pequeño tamaño de la organización, parecía que estaban haciendo las cosas bien. Los muebles en la espaciosa habitación tenían diseño chino, y un pez dragón nadaba con sus escamas rojas en un tanque que brillaba en azul. Más atrás, había una puerta plegable con colores igualados. La habitación que buscaba, estaba más allá.

-«¡Estoy orgulloso de ti, Fei! Seguiste mis instrucciones y viniste solo.»

Un hombre se encontraba sentado en un sofá, que estaba cubierto por una madera delicada, sonriendo y apoyado en el espaldar. Su Chang Pao* estaba suelto y desordenado.

El rostro de Feilong se congeló cuando escuchó la voz. «¿Realmente ese es… Yan Tsui?», se preguntó así mismo.

Ya no se podía reconocer nada de su aspecto de élite. Su hermanastro estaba sentado frente a él, manchado por la suciedad del mundo de la mafia, y en su mirada salvaje y deslumbrante se veía como su vida había salido de control.

Feilong suprimió su propia conmoción. -«Yan Tsui…»

Incluso con su ropa puesta, se podía ver lo delgado que estaba, sólo brillaban sus ojos. Tenía el aspecto de un drogadicto. Sus mangas enrolladas dejaban ver las marcas de inyecciones en su brazo. Espías ya habían informado a Feilong acerca de esto, pero ahora que estaba de pie justo en frente de él, se sintió abrumado por un sentimiento sombrío. Yan Tsui había caído tan bajo… A través de la ingesta ya hubiera sido de opio o de heroína, su mente y cuerpo ya estaban podridos, no quedaba nada de su anterior apariencia.

La mafia rusa, dirigida por Mikhail Arbatov, apoyó a Yan Tsui, y no fueron sólo las armas las que encontraron el camino de Rusia a Yan Tsui. Feilong recordó que alguna vez Yan Tsui le había dicho que Mikhail Arbatov era un soldado, pero ahora parecía que la marea había cambiado. No era posible discernir por los ojos de Yan Tsui lo que pensaba de eso. Feilong era el jefe del mundo bajo de Hong Kong, mientras que Yan Tsui había sido expulsado de Baishe, aunque fuera el hijo de Liu Talen. Ahora que los dos se enfrentaban, la forma alterada de actuar de Yan Tsui mostraba qué decisión había afectado el curso de sus vidas.

-«¿No quieres decirme hermano, como solías hacerlo?»

Feilong no sabía que era exactamente lo que encontraba tan gracioso, pero Yan Tsui se reía en silencio para sí mismo. Si él se dejaba provocar, le daría lo que quería. Junto a los hombres que habían llevado Feilong a la habitación, se encontraban más subordinados. Actuaban como si fueran el epítome de la calma, pero en sus rostros se podía leer lo interesados que estaban en una disputa, sin embargo, faltaba la persona más importante. Tao no estaba en ninguna parte. ¿Era posible que lo tuvieran en otro lugar, o que ya no estuviera vivo? Mientras Feilong no lo supiera, no podía hacer nada estúpido. Su impaciencia iba en aumento, pero se mantuvo bajo control y miró a Yan Tsui en silencio.

-«Siempre como un perro astuto. Hombres, retrocedan.»

Yan Tsui hizo que se quedaran los menores hombres posibles. El que se quedó llevaba una expresión de la cual no se podía leer nada, y a diferencia de los otros, tenía una mirada aguda. Aunque lo mantenía oculto, era obvio que el bulto inusual en su traje era un arma.

-«Vine solo como me lo pediste, devuélveme a Tao.»

-«¿Tao?»

-«¡El chico que secuestraste!»

-«Oh, ¿te refieres a ese mocoso?» dijo Yan Tsui con voz ronca y en tono burlón.

Se levantó lentamente del sofá y se acercó a Feilong. Su respiración casi lo tocaba, y dirigió su mirada directamente al rostro de Feilong.

-«Parece que cuidas de él muy bien. También es muy educado.»

-«¡Yan Tsui, bastardo desgraciado!»

Feilong endureció su mirada. Yan Tsui ignoró la petición de devolverle a Tao. Sus ojos se estrecharon y extendió su mano huesuda para acariciar la mejilla de Feilong.

-«Tu rostro aún parece el de una mujer.»

El recuerdo de hacía siete años despertó en el interior de Feilong. -«¡No me toques!»

Por instinto quería golpear esa mano para alejarla, pero los finos dedos se apoderaron de su barbilla, agarrándolo con tanta fuerza que su cara se contorsionó del dolor. -«¡Kh…!»

-«Si te resistes, no sé qué haré con el chico.»

Esas palabras dieron, al menos, una última esperanza de que Tao siguiera vivo. Yan Tsui había sido siempre un hombre astuto, él no mataría a Tao. Después de todo, usando al chico como rehén podía evitar algunas acciones por parte de Feilong; pero mientras Feilong no tuviera asegurado el bienestar de Tao, no era sabio oponerse a Yan Tsui.

-«¡Sí, así es! No tienes otra opción más que obedecerme.»

Se rió y dejó libre la barbilla de Feilong, luego se paró detrás y envolvió sus brazos a su alrededor. Feilong tuvo que soportarlo.

-«Yan, ¡¿qué estás haciendo?!»

-«Primero, quiero asegurarme de que no escondes nada peligroso.»

Las manos de Yan Tsui se unieron al cuerpo de Feilong y se deslizaron por los lados del mismo.

“De nuevo…”, pensó Feilong. Yan Tsui estaba en el acto de requisar un cuerpo frente a su subordinado. Feilong ya había escuchado esas palabras antes, y no estaba sólo cansado de ellas, sino también asqueado.

-«¡Haz lo que quieras!»

Sólo haría feliz a Yan Tsui si perdía su compostura, así que se quedó ahí con su cabeza en alto. Yan Tsui levantó el cabello de Feilong, presionó sus labios contra su cuello y lo lamió. Los botones de su abrigo estaban abiertos, y la mano de Yan Tsui rozó su pecho.

Aunque no tocó el cuerpo de Feilong con mucha fuerza, la manera estorbosa en la que movía su mano le causó repulsión. Yan Tsui buscaba a tientas, como si estuviera recapturando todas las sensaciones de hacía ya siete años. Feilong sintió la temperatura de su cuerpo a través de las telas que llevaba puestas, y percibió el olor de su hermano después de un largo tiempo. Sin embargo, esto no creó ningún sentimiento de nostalgia en él, por el contrario, sólo creó sentimientos negativos. La respiración agitada de Yan Tsui llenaba la habitación. Su subordinado observada con ojos tranquilos.

-«En lo que respecta… tú no has cambiado, Yan Tsui.»

Yan Tsui se rió entre dientes y eventualmente susurró a su oído: -«¿y tú? ¿El tacto de tu hermano te despierta?»

Yan Tsui deslizaba su lengua por el contorno de la oreja de Feilong, lo que le hizo alejarse. -«Quizás en tus sueños…»

-«Puedes ser honesto contigo mismo, Fei.»

La mano derecha de Yan Tsui, que había estado acariciando el pecho de Feilong, ahora bajaba hasta la cadera de él, y un suave apretón entre sus piernas hizo sus rodillas temblar. Yan Tsui bajó hasta los pantalones finos de Feilong y levantó su pene. Al hacerlo, empezó a estimularlo con su mano. Su respiración cercana al oído de Feilong era cada vez más pesada; procedió a presionar sus caderas contra él.

-«¡Yan!» Feilong podía sentir la virilidad de Yan Tsui y no podía hacer nada más que tragar saliva. Se puso pálido. Él podría ser sólo su medio hermano, pero, ¿qué clase de hermano excitaría al otro agarrándolo por entre las piernas? Animado por las rápidas bocanadas de aire de su hermano, Feilong respiraba rápido también. Estrechó fuertemente esos brazos que lo rodeaban para no hacer ni un sonido a la vez que apretaba firmemente sus dientes. Pero, sin importar que tanto lo intentara, no podía detener a su cuerpo del deseo de querer retirarse. Yan Tsui, inmediatamente tiró las caderas hacía él y presionó su torso hacia adelante para que la parte posterior de Feilong quedara pegada a su cuerpo. Mientras los  dedos de Yan Tsui corrían a través de la tela que cubrían las nalgas de Feilong, él abrió los ojos.

El movimiento ascendente y descendente finalmente se detuvo a la altura de su ano. Un sentido instintivo lo hizo temblar de miedo. Lo acompañaba la voz suave de Yan Tsui y su lengua jugando al lado de su oreja. Sus dedos empezaron a hundirse cada vez más. -«¿Tampoco escondes nada aquí, Fei?»

-«¡Yan…!»

-«¡Así que encontré algo después de todo!»

Feilong se volteó y le estaban mostrando un arma que le pertenecía, la cual, le habían sacado de una funda que portaba en su cadera. Su hermano debió notarla hace un rato cuando se paró detrás de él. Apretó sus dientes y le miró indignado.

-«¿No has tenido suficiente ya? ¡Déjame ver a Tao!»

-«¡No tan rápido! La noche aún es joven.»

Empezó a jugar con el arma que había tomado de Feilong, y su rostro se distorsionó raramente mientras reía; parecía que había disfrutado realmente hacer lo que se le dio en gana con Feilong, pues había sido voluntario, pero Feilong aún estaba enojado por haber perdido su postura. Yan Tsui se alejó un poco y cogió un control remoto que descansaba en la mesa.

-«Como sea, lo prometí…»

La puerta de acordeón al final de la habitación se abrió al momento que presionó el remoto. La cámara situada detrás de la puerta era una habitación; al interior se mostraba una decoración al estilo chino bastante lujosa, igualmente, se reveló una cama, una antigüedad en porcelana y un cofre. Poco antes que la puerta se abriera por completo, Feilong tragó saliva. Su mirada se dirigía directo hacia la silla que se encontraba en la esquina.

-«¡Tao!»

En la silla se encontraba el chico con su cabeza colgando y sus manos atadas junto al objeto y su espalda. Su cabello liso característico no dejo lugar a dudas, era Tao. Mostraba señales de duro maltrato; un morado era visible en su mejilla y le vendaban con una prenda blanca. Cuando Feilong percibió un punto de sangre negro-rojizo manchando su desaliñada camisa, sintió que la sangre que corría por sus venas empezaba a hervir.

-«¡Hijo de…!»

«¡Detente ahí!»

Yan Tsui apuntó con el arma en su mano a Tao. El rostro de Feilong cambió de color al tiempo que se detuvo abruptamente. El subordinado de Yan Tsui, quien se había mantenido calmo hasta entonces, lo encerró en un instante.

-«¡Déjame ir!»

-«Sólo está inconsciente. Pero dependiendo que hagas, eso puede cambiar rápidamente.»

-«¡Asqueroso hijo d….! ¡¿Qué le hiciste a Tao?!»

Yan Tsui pareció deleitarse con el comportamiento furioso de Feilong y se rió hasta que sus hombros temblaban. -«Tenía que jugar a estar calmado, pero no quiso. Es por eso que lo golpeé, para que por fin se callara. Incluso le tape los ojos para que no estuviera asustado. ¿No soy genial?»

Si Yan Tsui no tuviera a Tao de rehén, Feilong podría poner fin a todo esto hace tiempo. Entre la fuerza del subordinado gritó: -«¡Es mejor que no lastimes ni un pelo de la cabeza de Tao!»

Él es tu hijo… continuó esta oración en su cabeza. No podía tolerar que Yan Tsui hiriera a Tao, sin importar el precio. Feilong sabía por experiencia propia lo doloroso que era que los padres se pongan en contra de sus propios hijos con intentos asesinos. Pero su mirada llena de odio pareció estimular el deseo de Yan Tsui.

Se cagó de la risa, y sin dejar de apuntar a Tao, ordenó: «Mantén la cabeza de este mocoso con fuerza, ¿entendido?»

El subordinado obedeció y dejó de lado a Feilong, aunque aún tenía sus ojos en él, aun así sacó un cuchillo del bolsillo de su pechera y agarró la cabeza de Tao por el pelo, lo haló hacia atrás y posicionó su navaja en la delgada garganta del pequeño. Un poco de presión sería suficiente para cortar la arteria carótida. Feilong, de nuevo, tragó.

-«¡Para!»

-«¡No nos hemos visto en tanto tiempo, ni porque seamos hermanos! ¡Vamos a saborear nuestra reunión, Fei!»

Yan Tsui, quien ahora había cedido su lugar al subordinado, se rió fuertemente y se sentó en uno de los lados de la cama. Asintió con indignación hacia Feilong, quien sólo permanecía de pie en silencio. -«¡Ven, Fei!»

-«¿Con qué vas a salir ahora?»

-«Sólo quiero darte un regalito. Siete años atrás, padre interfirió en mi camino, pero ahora nadie nos molestará.»

Feilong creyó que veía el verdadero rostro de Yan Tsui en su risa obscena. Yan Tsui apuntó el arma hacia a él e impuso: -¡Suficiente charla! ¡Muévete, Fei!»

En ese momento, Feilong ya sabía el resultado. Yan Tsui ya tenía el objetivo de oprimirlo una vez más y forzar su deseo sobre él. Siempre había visto a Feilong como su propiedad. Por un lado, lo miró creyendo que él no tenía ningún derecho a ser el sucesor; y por el otro, estaba celoso de su rápido ingenio. Jugando con él, como si fuera sólo una pieza del ajedrez; Yan Tsui ventilaba su ira sobre él, y en ese momento, trató de someterlo de la misma manera.

«¡Y por esa idiotez egoísta tiene a Tao!», pensó. En este momento, el cuerpo de Feilong se sacudía con furia.

No obstante, él pelearía de nuevo. Yan Tsui ordenaría al subordinado a cortar la garganta de Tao sin vacilar, así que le lanzó una mirada ácida y sin palabras se acercó a la cama. Yan Tsui de manera arrogante abrió sus piernas y le indicó con un guiño que se arrodillara frente a él. El hecho de que Tao no presenciara nada, era su único confort. Dobló sus rodillas y ahora estaba entre las abiertas piernas de Yan Tsui.

«¡Adelante, lámelo!»

Con un rápido movimiento de manos, bajó sus pantalones y sacó su miembro. Estimulado por un Feilong de rodillas, una gota de líquido pre seminal perló su glande, cuando Feilong quiso alejar su rostro, Yan Tsui agarró su cabello y lo acercó bruscamente presionando su miembro contra sus labios. Asqueado por el líquido pre seminal, las cejas de Feilong se tensaron y agarró los muslos de Yan Tsui; aparentemente la expresión de disgusto de Feilong le excitaba, pues su pene se puso aún más duro.

Feilong sabía que su expresión de repulsión lo hacía sentir mejor, pero no podía evitarlo. Las gotas pegajosas que Yan Tsui frotaba contra él le causaban nauseas. Miró a Feilong sintiéndose como el triunfador, pero Feilong sólo trataba de alejarse de dicha aversión.

-«¡Abre tu boca y empieza a complacerme! ¡Ya sabes qué pasa si llegas a morder!»

Todo lucia como si Yan Tsui empezara perder la paciencia por la resistencia de Feilong, así que seguidamente le agarró la barbilla y trató de abrirle la apretada boca a la fuerza usando sus dedos. Sin rendirse y con su actitud callada pero desafiante, Feilong lanzó una mirada a Tao, quien estaba detrás de él. El subordinado de Yan Tsui aun sostenía el cuchillo en la garganta de Tao sin estar impresionado por la crueldad de su jefe, y por suerte, Tao seguía inconsciente, pero presentando su garganta indefensa.

-«¡Si no quieres que el pequeño muera, deberías obedecerme!»

Al principio esas palabras desesperaron a Feilong, pero cambió su pensamiento instantáneamente, si podía proteger a Tao con eso, una impureza de Yan Tsui carecía de sentido. Bajó la mirada y abrió su boca. El miembro caliente de Yan Tsui apartó las filas de sus dientes y le invadió vigorosamente su garganta. Su miembro era más grande de lo que esperaba pues las esquinas de la boca de Feilong sonaron, y su mandíbula empezaba a protestar.

-«¡Agh…gh!» Debido al avance, su garganta se tensó ante el instintivo reflejo y sin querer, involuntariamente mordió. Yan Tsui chasqueó su lengua desaprobando tal acto y retiró su cadera de nuevo. Cuando el miembro abandonó la boca de Feilong, éste empezó a toser.

-«¡Novato! ¡Te dije que no mordieras!»

«¡Hah…! ¡Hah…! ¡Uh…! Feilong escupió un poco de la semilla de Yan Tsui que corría por sus labios, sin embargo, le arrojó una mirada llena de desprecio. Sólo debía ser paciente hasta que Tao estuviera a salvo. Él no era tan débil como para quebrarse por algo como eso, y su orgullo tampoco se vería afectado.

-«¿Qué con esa mirada?»

Feilong consistentemente se llenó de una actitud confiada solo para enojar a Yan Tsui. Él presionó el arma contra la frente de Feilong por la cual se deslizaban cabellos finos. Feilong no sabía si era por la rabia o las drogas que su dedo temblaba ligeramente.

-«Parece que eres depravado hasta el fondo, Yan Tsui.»

-«¡Cierra la boca!» ¡Parece que no te das cuenta en qué clase de situación estás!»

Una vez más, Yan Tsui lo agarró por el cabello y le hizo mirar arriba, seguido metió su miembro en la boca de Feilong de nuevo, frotando su glande en su mandíbula superior. Le apretó la boca ávidamente con feroces empujones contra su cadera y aun cuando Feilong trataba de empujarlo con su lengua, su pene era demasiado grande para eso. Cada uno de los movimientos causaba que la saliva le goteara por la barbilla y la garganta, y la falta de aire le hacía humedecer los ojos.

-«¡Aprenderás lo que es ser humillado!»

-«¡Uh! ¡Unhg, uh…!» Feilong percibía el aroma del miembro a la vez de que sentía el pelo púbico erizado y el sabor de la secreción concentrada se extendía por su lengua. El intratable fuego de Yan Tsui estaba atrapado en la profundidad de su garganta. ¿No había sido esto suficiente para ponerle fin a la sed de venganza de Yan Tsui, incluso después de siete años? A través del implacable acto, Feilong se volvió su juguete, e instintivamente las lágrimas le brotaron desde el interior.

-«Finalmente mi deseo se hizo realidad… siempre había querido hacerte esto.» La cara de Yan Tsui se deformó mientras decía esas lunáticas y deseosas palabras a Feilong; su aliento parecía el de una bestia salvaje. Su miembro estaba duro y grande, por esto, atormentaba a Feilong, quien soportó la humillación y le miró con ojos que parcialmente desprendían lástima. Yan Tsui debía seguir adelante y pensar que había logrado subyugarlo, aunque estos eran pensamientos silenciosos. Procedió a hablar, sin aliento, con ojos inyectados en sangre, y sus palabras sonaban como locas divagaciones.

-«¡Es tu culpa! ¡Porque te fuiste, perdí todo! ¡Todo es tu culpa…Fei! ¡Si sólo me hubieras hecho caso…!»

Probablemente había puesto la culpa de su propia insuficiencia en Feilong, incluso cuando Baishe empezó a perseguirlo… No, antes que eso.

Yan Tsui agarró la cabeza de Feilong con su mano y empezó a moverse violentamente hacia atrás y hacia adelante. La boca de Feilong estaba siendo abusada con sonidos asquerosos. Yan Tsui era feroz, como si quisiera expresar su odio reprimido y enterrar el deseo de esta manera. -«¡Nh….!»

-«¡No soy un complaciente como mi padre! ¡Te someteré hasta que ya no puedas resistirme más!»

Con impulso, sacó su pene fuera de la boca de Feilong, quien casi se ahoga con este; luego, le haló su cabello y le hizo ponerse de pie.

-«Estas loco… Padre era…»

Pero sin poder terminar su frase, Feilong fue empujado a la cama que estaba tras él. Yan Tsui rompió su camiseta y los botones salieron volando por todas partes. El magnífico largo cabello de Feilong se posó sobre su expuesto pecho. Yan Tsui no frenó ni un poco la fuerza con la que controlaba el reluciente cuerpo, mientras tanto, Feilong gemía de dolor.

-«¡Padre siempre fue complaciente contigo, pero conmigo nunca hizo compromisos. Incluso aunque fuiste tú el que se fue, me culpó a mí por ello. Por eso lo maté, es tu culpa que padre muriera, Fei!»

Congelado, Feilong guardó su aliento. «¡¿Yan Tsui mató a padre por esa razón!?»

Como una bestia salvaje, Yan Tsui se deslizó por encima de Feilong, y miradas repulsivas caían sobre la piel desnuda de Feilong. La realidad, de pronto parecía como una escena vieja en cámara lenta sin sonido. En la cara del hombre, era visible la envidia y la ansiedad, tan visible como el lunar en su mejilla.

En su corazón, Feilong pedía por el perdón de su padre y sólo le quedaba cerrar los ojos. Liu Talen siempre le quiso, y eso no favorecía a su hijo biológico: Yan Tsui. Ahora no podía cumplir con la petición de su fallecido padre de no pelear con su hermano. Pues, no había nada más que un hombre vulgar que se había tirado el nombre de su padre: Liu Yan Tsui, que ahora anda en la cabeza de la mafia taiwanesa.

«Y es el padre de Tao»... pensó.

Feilong abrió los ojos. Todas sus dudas se disolvieron y decidió dejar el daño atrás. Permaneció acostado de espaldas y miró directamente a los secos ojos de Yan Tsui.

-«¡Se acabó, Yan!»

Aunque su exterior había cambiado tanto que era difícil reconocer que era Yan Tsui, su malvado rencor interior no había cambiado; en todo caso, sus manías habían empeorado considerablemente a causa de las drogas. No faltaba mucho para que su cuerpo y su alma se destrozaran.

-«¡¿Qué con esa mirada?! ¡No soporto esa mirada tuya!»

Feilong lo miraba con desdén, pero también con lástima, lo que parecía agravar la situación. Mientras Yan Tsui aun respiraba bruscamente, su agarré de la pistola se tensó. Feilong, inmediatamente cerró los ojos; escuchó un sonido sordo, seguido por una visión borrosa, y un palpitar en sus oídos, junto a un horrible dolor. Concluyó que Yan Tsui le había pegado con el mango de la pistola; el sabor a sangre se esparcía por su boca. Pudo abrir los ojos y escupió a Yan Tsui un poco saliva llena de sangre.

Yan Tsui hervía de rabia y se preparó para decir eso. Pero entonces, pareció haber cambiado de opinión y empezó a sonreír significativamente. -«Dime, ¿qué pasó con ese japonés?»

Los hombros de Feilong se sacudieron. Yan Tsui le levantó la barbilla con el cañón de la pistola, dejando desprotegida y desnuda la garganta de Feilong. El frío cañón bajo lentamente hasta la parte donde había recibido esa piel blanca el disparo hacia siete años. Yan Tsui, recorrió la herida una y otra vez, como si quisiera abusar de ella.

«Esta herida… ¿Quién te hizo esto? ¿Fue ese hombre también? No dices nada… sin embargo, esta es nueva.»

El cañón se deslizó hacia abajo y presionó la cicatriz que tenía arriba de su ingle. Feilong podía sentir como el metal se había calentado con el roce con su cuerpo.

-«Apuesto que engañaste a algún tipo y jodiste las cosas en el proceso.»

El arma empezó a deslizarse por su piel una vez más.

El tipo que nombraba era Asami Ryuichi, con ese inolvidable nombre ésta persona que le había disparado no sólo una vez, sino dos apareció en la cabeza de Feilong. En compensación al disparo que le había ocasionado en uno de sus laterales, él también logró hacerle daño a dicho personaje. En el barco, la herida de Asami no había sanado aún, por lo que Feilong se preguntaba si Asami era consciente de que su rabia fue mayor cuando le dispararon a Akihito que cuando le dispararon a él mismo.

-«¿A cuántos hombres más engañaste con éste cuerpo?»

Yan Tsui acarició los pezones de Feilong, causando que sus cejas se recogieran. Los pequeños capullos maltratados se hincharon enrojecidos y Yan Tsui aprovechó para jugar con ellos mientras estaban duros y sonreía maliciosamente.

-«Cuando saliste de la cárcel, no tenías a nadie que te apoyara. ¿Cómo hiciste para llegar a la cima de Baishe en tan corto tiempo? Definitivamente no fue con la «ayuda» de uno o dos hombres, eres tan obsceno…»

Deslizó imprudentemente la pistola por la pequeña protuberancia que se escondía en los pantalones de Feilong, lo que hizo que sus ojos se abrieran por completo, aun así, su expresión se volvió inflexible de nuevo. Sus emociones momentáneamente empezaron a hervir en contra de su voluntad, pero rápidamente volvieron a desaparecer y ahora el frío desprecio era lo único que gobernaba en su corazón.

«¿Y si fuera así qué?»

Esta respuesta firme hizo a Yan Tsui dudar, mientras que Feilong mostraba una expresión aburrida. Todo lo que había pasado en los últimos meses y años, ahora era claro para él.

Era cierto que Feilong había usado personas que estuvieron interesadas en él para cumplir sus propósitos, no importaba si era hombre o mujer, y había utilizado su cuerpo como un medio de seducción para alejar personas que fastidiaban a la organización de alguna manera. Pero eso había pasado cuando aún era la marioneta de su hermano. Yan Tsui lo obligaba a hacerlo, pero ignoraba eso y en su lugar sólo culpaba a Feilong. Incluso, en alguna ocasión arrancó las ropas de Feilong y lo condenó con rencor por provocar el deseo sexual en hombres, y fue esa misma noche la que decidió alejarse de su hermano, parecía una ironía del destino que esa misma noche se encontrara con Asami. Sin embargo, ahora podía decir que ya no usaba su cuerpo para seducir a nadie más, pero en esta ocasión necesitaba desestabilizar a Yan Tsui poniendo una débil sonrisa. Yan Tsui sólo resopló, se rió y miró a Feilong con desdén.

-«¡P…Phh! Apuesto que lo hiciste con ese japonés y también lo usaste, ¿no? Dime, ¿cómo te cogió?»

Parecía que quería recobrar el equilibrio de esta manera, pues la superficialidad de sus palabras era evidente e innegable. Sentía que comprendía todo ahora. Irritado, presionó la pistola entre las piernas de Feilong. Su cuerpo empezó a temblar. Sabía que las palabras despectivas de Yan Tsui sólo servían para provocarlo, así que, para no poner en peligro a Tao, apagó ese instinto de querer ofrecer resistencia y sólo cerró sus ojos.

-«¿Qué sonidos hiciste cuando le expusiste tu cuerpo y él entró en ti?»

Yan Tsui aflojó el cinturón de Feilong para que su ropa interior estuviera descubierta ante él. Y a pesar de tener sus ojos cerrados, podía sentir como la mirada de Yan Tsui vagaba por su cuerpo. Yan Tsui procedió a pasar su mano por la ropa interior expuesta y por supuesto, por ese lugar tan vulnerable. Trazaba los contornos del miembro y empezó a masajearlo con la palma de su mano. Feilong sabía que perdería si reaccionaba a eso, pero no podía soportarlo más.

-«No…»

-«¡No puedo escucharte, Fei»»

Yan Tsui movió los pezones de Feilong, haciéndolo sacudir hacia arriba de un tirón. Apretó las rojitas protuberancias tan fuerte que parecía que quería arrancarlas. Feilong se retorcía para escapar del dolor.

-«Asami… ¡Él no me hizo nada!»

-«¡No mientas!»

Yan Tsui alejó el arma, agarró a Feilong por el cuello y empezó a apretarlo como un maníaco.

«¡Uuh…!» El cuerpo de Feilong hervía al igual que su sangre, se ahogaba cada vez que intentaba recobrar un poco de su aliento; sus ojos enrojecieron y su cuerpo pálido se retorció como el de una serpiente.

No era una mentira.

Con el miedo instintivo que llenaba su cuerpo con el fin de sobrevivir al peligro, sus recuerdos de aquella noche regresaron. Sabía que había caído en una trampa de Yan Tsui, pero eso no lo detuvo para volver a ese lugar. Asami trató de detenerlo. Cuando Feilong aceptó hacía un tiempo ser el peón de Yan Tsui, éste le convirtió en alguien frío, pero fue Asami el que reavivó sus sentimientos, pues era el único que le había visto llorar. Sólo pudo comportarse de manera tan tonta frente a él.

«Asami no me hizo nada… Hubiera podido hacerlo si hubiese querido. Esa noche estaba fuera de mí, fui tan patético. Asami me calmó con un beso, y lo hizo sólo para eso, para calmarme. Y es por eso que estamos a paces, en igualdad de condiciones.»

Si Asami hubiera hecho algo más en ese momento, su relación de poder no estaría balanceada nunca más. Feilong lo hubiera despreciado como un hombre lascivo y no hubiera sido fácil para él dejarlo ir, porque el sexo no era nada más que un acto para demostrar quien le pertenece a quien, en cuerpo y alma. De inmediato pensó en las palabras de Asami: -«¿Te has convertido en una completa mariquita?»

Recordó la mirada desaprobatoria de Asami cuando se reencontraron después de secuestrar a Akihito y reconstruyó esa furia inflamada que se dirigía sólo hacia él. Ese pensamiento lo llenó con una extraña satisfacción que se esparció por todo su cuerpo.

«¡Ph…! Su respiración se tornó inquieta y las comisuras de su boca se tensaron hacia arriba. Había logrado herir a alguien importante para Asami. Aunque no fue capaz de disparar directamente al corazón del japonés, le había infligido una herida grave.

«¿Duele, Fei?» Esto no es nada comparado con todo lo que has pasado.»

La risa irónica de Yan Tsui a veces era alta, a veces baja. El corazón de Feilong latía como loco, y sentía que perdía el conocimiento. Todo se volvía borroso en su cabeza. Abrió un poco sus ojos, y la imagen del hombre que lo veía de vuelta era aparente. Era devorado por un abismo oscuro y de repente el rostro de su hermano parecía transformarse en el de Asami.

-«¿Quieres… matarme… Asami?»

Sus ojos largos se abrieron como en un trance. El miedo y una fracción marginal de placer se extendían por su cuerpo que empezaba a perder la noción de sí.

De repente, la presión de su garganta desapareció. Empezó a toser y dejó caer su rostro en las sábanas. Sus pulmones quemaban cada vez que volvía a entrar oxígeno en ellos, y sus ojos aburridos y distantes aun no podían percibir la realidad.

-«Empiezo a hablar un poco de él y tu cuerpo ya está ardiendo. Tu cuerpo sí es honesto, Fei.»

Yan Tsui tiró la ropa interior de Feilong. Pero él aún no estaba consciente de ellos. Estaba expuesto, su ropa interior se estiró tanto que era visible lo duro que se había puesto. Sus pantalones fueron arrastrados para abajo junto con su ropa interior, hasta la altura de sus rodillas. Su miembro, que estaba pegajoso, se balanceó pesadamente, y fue agarrado por una mano cálida, que frotaba la parte posterior de su cabeza. -«¡Aah…! ¡Ah…!»

Yan Tsui jugueteaba con ese dulce punto, estimulando violentamente su zona erógena.  Feilong no pudo suprimir el suspiro erótico que salió de su boca; quería escapar de todo, pero al mismo tiempo recordaba la ternura de aquella noche.

-¡¿Ese hombre y yo…?!, pensó. El habilidoso cuidado de Asami había desbaratado por completo sus conceptos morales.

-¡Ese hombre… lo hizo así contigo!»

La voz temblorosa de Yan Tsui parecía molesta y se mezclaba con una cruda respiración. El pene de Feilong estaba completamente erecto y con la punta mojada, una gota gruesa pegada a los dedos de Yan Tsui era acompañada por unos sonidos lisos desvergonzados. Feilong sintió una cálida inhalación en su sensible piel y arqueó su cuerpo hacia arriba. -«¡Ah!»

Labios presionados en su desnudo pecho. Como si le picara la piel, Yan Tsui lo besaba una y otra vez, y con cada beso la respiración de Feilong tenía más fuerza. Una sensación cálida y húmeda se deslizó por su estómago y tocó sus capullos florecientes. Con fuertes ruidos, Yan Tsui le lamió el pene, y la mano de Feilong que se encontraba debajo de su cuerpo, se aferró a la sábana.

A…Asami… llamaba en su mente. La línea entre pasado y presente aún estaba borrosa, y en algún punto, la persona que le violaba cambió de lugar con el fantasma de Asami.

El peso del cuerpo masculino sobre él, los labios corriendo a través de su piel, el calor que se compartía. Como si ese recuerdo inigualable se agitara dentro de él, los sucesos de esa noche se repetían de nuevo en su cabeza, mientras despertaba en él todos sus sentidos. A través de la feroz caricia de Asami, había abierto su cuerpo y revelado su verdadero rostro, el cual se había mantenido oculto en alguna parte dentro de él. Había revelado los sentimientos por su familia a Asami, cosa que nunca había hecho antes, y se entregó por completo a las manos que le acariciaban su cabello, las manos de Asami.

-«¡Ah… Aah…!» El líquido pre seminal empezaba a chorrear de su glande sin cesar, y su necesidad de dejarlo salir se hacía más fuerte. Sacudió la cabeza y su cabello, que se extendía por las sábanas, se ondeaba y brillaba a causa del sudor. La alucinación evocada por la falta de oxígeno era como una droga, se sentía muy bien. El placer de Feilong eventualmente llegaba a su pico, y su aliento cada vez era más superficial y rápido, hasta que su semilla estalló de golpe. Su cadera se levantó y se movió bruscamente, el líquido nublado se esparció por su estómago y las sábanas.

Lentamente, el éxtasis disminuía, y Feilong exhaló toda una bocanada de aire. Levantó su rostro ruborizado y su pecho temblaba. Un ruido pegajoso se escuchó cuando la mano soltó su miembro.

-«Me pregunto de qué manera los hombres te cogían y los complacías…»

Se suponía que esa mano ahora debía suavemente tocar su mejilla, pero en cambio, abrió sus piernas al tope y se empujó a sí mismo entre ellas. Feilong abrió sus ojos mientras eventualmente un punto de su trasero que no debería ser tocado, era tocado.

-«¡Ah…!» El interior de sus nalgas se estremecía para negar que el hombre avanzara. El dolor de la penetración forzada lo hizo despertar de su ilusión.

-«Dime, ¿cómo le devolviste el placer a ese hombre?»

La visión de Feilong era clara de nuevo, las formas borrosas tomaban su forma verdadera. La cara del hombre apareció, éste disfrutaba como la abertura se contraía para repeler la intrusión y se lamió sus labios.

No era Asami.

-«¡Yan Tsui!» Feilong quería exclamar estas palabras, sin embargo, observó en donde estaba y se dio cuenta que Tao seguía sentado tan flácido como antes en las manos del subordinado. Su piel parecía estar herida, pues un poco de sangre brillaba en la hoja que se sostenía en su garganta.

-«¡Yan… te lo suplico… Tao no debería…!»

-«¿Quieres que aleje a ese chico Tao de aquí?»

Fue como una bofetada en la cara para Feilong el ver a Tao en frente suyo, sin saber si despertaría de nuevo. Pero para Yan Tsui parecía ser completamente satisfactorio.

-«Pues me niego» Rió en tono malvado y puso sus dedos de nuevo adentro, entonces, agarró sin piedad a Feilong por los hombros y lo obligó a girar su estómago. Cuando Feilong trató de poner resistencia, Yan Tsui agarró su cabeza como si fuera un perro y los presionó contra las sábanas como si quisiera sofocarlo.

-«¡Gh…!» Yan Tsui lo hizo asumir una posición donde sólo sus caderas estaban levantadas, causando en Feilong muecas de humillación. Yan Tsui probablemente tenía planeado desde el principio cogérselo ante los ojos de Tao. Esa desagradable intención, hizo que Feilong quisiera vomitar.

-«¡Despierta a ese mocoso!»

El subordinado de Feilong quitó las vendas de los ojos de  Tao. Sus ojos estaban cerrados, pero su cara ahora estaba descubierta. Feilong, en una voz ronca exclamó: -«¡Para ya, Yan Tsui!»

Él no quería que Tao viera bajo ninguna circunstancia que Yan Tsui le estaba poniendo las manos encima, pues tener que soportar tan horrorosa imagen lastimaría demasiado el corazón de Tao. Yan Tsui agarró al Feilong que se retorcía y lo acercó más. Era como un predador jugando con su presa.

-«¿Es Tao tan importante para ti?»

Debido al silencio de Feilong, Yan Tsui se rió y continuó: -«Si abres tus piernas como deberías, eres un buen chico y me obedeces, consideraré el hecho de no despertarlo.»

Pasó por el agujero descubierto de Feilong.

Estaba asqueado; sin embargo, no se opuso a ninguna de las órdenes de Yan Tsui. Su miembro entraría en el lugar. Feilong rechinó los dientes y abrió un poco las piernas.

-«¡Más! ¡Así puedo ver todo mejor!»

-«¡Despiadado…!»

Yan Tsui respondió con una risa callosa. El ruido de él sacándose la ropa interior hizo desesperar a Feilong. El saber que su más ferviente deseo, el de deshacerse de Feilong, se estaba haciendo realidad, causó que Yan Tsui se regocijara, y alegremente sacó a relucir su pene.

-«¡Voy a hacértelo todo hasta que te vuelvas loco!»

Si Feilong alzaba su voz, Tao podría despertar, así que debía evitar eso. Con su cuello curvado, mordió un poco las sábanas. Ahora podía sentir el pene de Yan Tsui en su hoyo. En un movimiento, Yan Tsui froto su líquido pre seminal en su trasero y definió su objetivo. Feilong sintió algo entrándole. Su aliento vaciló.

Se dijo a sí mismo que no era una mujer. El sexo con alguien del mismo género no tenía sentido alguno. La angustia y la vergüenza acompañarían tal acto lo que durara.

Pero raramente, su hermano entro muy despacio en él. ¿Acaso quería provocarlo? Feilong miró por encima de su hombro.

Se equivocó haciendo eso, pues lo único que vio fue el pene flaco de Yan Tsui.

Yan Tsui maldijo: -«¡Mierda!»

Por un momento, Feilong no tenía idea de qué pasaba; pero se le ocurrió algo.

Aparentemente, tenía una disfunción eréctil causada por el uso excesivo de heroína. Por su puesto las funciones corporales estaban afectadas por la adicción a las drogas alteradas. En el caso de los hombres, les afecta de modo que no son capaces mantener una erección.

Yan Tsui comenzó a acariciarse inquieto, pero nada se movió. Un desaprobador chasquido salió de su boca. -«¡Maldición! ¡Hey, tú! ¡Tráemelo!

Irritado ordenó a su subordinado a que le trajera sus drogas. Al principio, éste sólo arrojó una dudosa mirada primero a Tao y luego a Feilong, pero alejó su cuchillo y movió al pequeño. En ese mismo instante, se escuchó el estallido de una explosión. Todo el edificio tembló y la iluminación parpadeó. Débilmente, podía escuchar unos rápidos pasos del techo, y eventualmente, todas las luces se apagaron.

-«¿Qué pasa aquí? ¿Un apagón?»

El subordinado respondió a la indignante pregunta: -«Posiblemente un rayo pegó por aquí cerca.»

-«¡Espero que los contenedores en el almacén estén a salvo y seguros!»

Aparte del movimiento inseguro de Yan Tsui encima de la cama, Feilong sintió algo alumbrando en la oscuridad, y un ligero olor a pólvora llegó a su nariz. Se puso rígido y contuvo la respiración.

Uno, dos, tres…cuatro…cinco, contó en su mente.

Las ondas de choque producidas por la luz periódicamente causaron que el aire vibrara. Su agudo sentido de la audición percibió el sonido de un cartucho junto a un gemido, seguido por un sonido apagado, como si algo pesado hubiera caído, y pronto, se escuchó un ruido metálico rebotando en el suelo. Por unos segundos sonó intermitentemente, luego, todo se calmó. El misterioso silencio terminó cuando las luces volvieron a encenderse, simultáneamente con el colapso del subordinado. Yan Tsui retrocedió.

-«¡¿Quién anda ahí?!»

Feilong se sentó y vio a Yoh parado en la puerta, con un arma en su mano. -«¡Yoh!»

Aparentemente, tomó ventaja de la tormenta y se escabulló por ahí. Su cabello estaba mojado.

-«¡Perdón por el retraso!»

Vestía en su totalidad de negro, y solo las brillantes rayas sangrientas en su mejilla daban acentos de colores. El temblor anterior debió servirle como una maniobra épica. Además, las ondas de impulso coincidieron con el número de hombres ruidosos en la oficina.

-«¡Malparido…!» La apariencia del asesino hizo a Yan Tsui enojarse, pero cuando iba a alzar el arma, Yoh reaccionó instintivamente con su mano derecha. El brazo de Yan Tsui fue golpeado con fuerza. Procedió a agarrar su ahora entumecido brazo y el arma cayó al suelo.

-«¡No te muevas!»

Sin perder su atención y cuidado, Yoh apuntó a Yan Tsui y se deslizó dentro de la habitación. Llevaba un fusil de francotirador compacto, construido para el combate cuerpo a cuerpo. El hombre que había amenazado la garganta de Tao, ya estaba tendido en el suelo, muerto. Detrás de la puerta se encontraban más cuerpos sin vida, cada uno de ellos marcados con un disparo preciso en sus frentes. A nadie se le permitió lanzar ni un grito.

-«¿Estas lastimado, señor Feilong?»

«¡Sí!»

Feilong se puso su ropa, se levantó de la cama y caminó de una hacia Tao. -«¡Tao!»

Estaba sentado, reclinado contra la silla y con sus ojos cerrados. Yoh, arrojó un cuchillo a Feilong, sin dejar de apuntar a Yan Tsui con su arma, para permitirle cortar la cuerda con la que Tao estaba amarrado a la silla. El cuerpo delgado, típico de un chico larguirucho como él, cayó en los brazos de Feilong.

Lo apretó contra su pecho y le susurró débilmente a su oído: -«¡Todo está bien, Tao!»

Estaba inconsciente, pero su respiración era normal. Se podía decir con sólo mirarlo cuánta pelea había puesto. La marca de un golpe era especialmente horrible. Pero aunque la ira de Feilong era grande, el sentimiento de alivio al haber recuperado lo que era importante para él, lo empezaba a invadir. Levantó el inconsciente cuerpo en un movimiento fluido. En este instante, la sombría voz de Yoh, llenó el aire.

-«Has hecho una cosa muy cruel por allá.»

Con solo mirar el cuerpo semi-desnudo de Feilong, Yoh pudo casi adivinar había pasado en esa habitación. Con su mirada encendida, apuntó el arma directamente a la cabeza de Yan Tsui, éste perdió la compostura y retrocedió hasta que su espalda tocó la pared.

-«¡E…Espera! ¡¿Con quién crees que estás hablando?!»

-«Fuiste expulsado de Hong Kong por la muerte de To. ¡Me sorprende que no te mueras de pena haciéndole algo así a tu hermano!»

Yoh permaneció en calma, pero era Yan Tsui el que se ponía nervioso. Sus ojos hundidos se ensancharon, pero al siguiente segundo, se cagó de la risa como si hubiera perdido la cabeza. -«¡JA JA JA JA JA! ¡Yo no maté a To! ¡Feilong hizo todo! ¡Arregló todo para que fuera a mí al que persiguieran! ¡Yo debí convertirme en la cabeza de Baishe en vez de esta prostituta!»

-«¡Cállate!»

El rifle en la frente de Yan Tsui lo hizo callar inmediatamente. Para Yoh, él no era nada más que un rebelde que trató de violar a Feilong para satisfacer sus propósitos perversos. Yan Tsui parecía adivinar sus pensamientos y lo hizo estallar en un sudor frío; como si fuera otra persona le dijo en una voz aduladora: -«¡P…Por favor espera! ¡Espera, ¿sí?! ¿De verdad crees que estaría bien hacerlo? ¡Piénsalo bien! ¡Tengo el derecho a ser el sucesor de Baishe! Si perteneces al clan, el asesinato de uno de los tuyos es tabú, ¿verdad? ¡No debes cometer un error ahora y prometer lealtad a la persona incorrecta!»

El aire acondicionado corría en el nivel más alto, pero Yan Tsui percibía inusualmente una excesiva cantidad de este. Su mente y su cuerpo estaban completamente corroídos. Ya no parecía que se pudiera hablar razonablemente con él. Sus afirmaciones incoherentes, las que se suponían que iban a quitarle la culpa, sólo llevaron a Yoh a mirarlo con desprecio como si fuera un objeto realmente sucio.

-«Ya no estoy conectado con Baishe. Feilong es mi jefe. Y podría decirte lo mismo, ¡deberías mejorar esos modales!»

-«¡Uh, waaah!»

El dedo en el gatillo se tensionó y fue tanto, que hizo a Yan Tsui llorar como loco. En ese momento, Feilong gritó: «¡Para, Yoh!»

Yoh se detuvo y miró a Feilong con desconcierto. -«¡¿Por qué?! ¡Me dijiste que…»

…matara a Yan Tsui en secreto. Esa era la misión. Entonces, ¿por qué Feilong lo hizo detenerse? Era incompresible e injustificable para Yoh. Sin embargo…

-«No aún.»

La mirada desesperada de Feilong cayó en el rostro del pequeño. -«No en ante los ojos de Tao…»

Cuando Tao era pequeño, Feilong no había visto ninguna semejanza, pero ahora que está en su etapa de crecimiento, sus rasgos faciales de alguna manera recreaban los de Yan Tsui cuando tenía su edad. De manera interesante, el rostro de Tao era más parecido a la del padrastro de Feilong que a la de Yan Tsui, que en el aquel momento parecía demacrado y ojeroso.

-«Este hombre… Yan Tsui, es el padre de Tao»

-«¡¿Es en serio?! Yoh lanzó una mirada de sorpresa.

Después una corta pausa, Feilong continuó deplorando: -«¡Es la verdad!»

A pesar de que no quiso llevar un papel activo en este plan, fue él mismo el que había ideado un plan para tomar la vida de Yan Tsui. Y sin embargo, no quería que le mataran frente a su hijo, aunque el resultado fuera el mismo. Puede que sólo fuera su ostensible consciencia, pero no quería que Tao tuviera que pasar por lo mismo que él alguna vez.

-«Está bien»

Yoh vio en la expresión de Feilong que efectivamente esa era la verdad. Miró a Feilong y luego a Yan Tsui y eventualmente bajó su arma. Yan Tsui había evitado una bala de nuevo. Pudo ver como relajó su sudoroso cuello. No había duda alguna de que esta era la razón principal por la que Feilong había querido mantener a Tao lejos de Taiwán. Yoh sabía el pasado de Feilong, sabía que su padre había sido asesinado ante sus ojos hace siete años, y que sus sentimientos vengativos contra Asami le habían invadido tanto que apenas superaba la conmoción. Y en ese mismo instante, todo estalló en él.

-«¿Señor, Fei?»

Feilong oyó una suave voz y dirigió su mirada a sus brazos sin vacilar. Tao, quien había estado inconsciente hasta el momento, estaba sentado ahora con sus ojos despiertos.

-«¡¿Tao?!»

El horrible momento hizo congelar a Feilong. ¿Había el chico contado con la oportunidad de escuchar la conversación? Aunque lo había dicho para detener a Yoh, su propia negligencia lo dejó sin habla.

-«¿Es…eso cierto…Señor, Fei?»

-«Eso…»

Y para sumar, Tao había visto el alma retorcida de Yan Tsui, de la cual Feilong no quería que se enterara. ¿Pero ahora cómo negaba todo? Empujado por su remordimiento y angustia, Feilong luchó por una respuesta. No obstante, el silencio fue suficiente para Tao. Estaba destrozado.

-«¿Soy…su hijo?»

Lentamente alejó su mirada de Feilong para re dirigirla hacia Yan Tsui.

Las lágrimas inundaron sus grandes ojos negros, haciéndolos semejantes al mar que se elevaba. Por otra parte, el corazón de Tao se balanceaba como si estuviera en una tormenta. Sin decir una sola palabra, alejó el brazo de Feilong fuertemente y se puso temblorosamente de pie. El hombre que lo había secuestrado y maltratado era su padre biológico; además de eso, era el jefe de una organización enemiga; lo cual era más difícil de aceptar.

«¡Hah…! ¡Jajaja!» De repente, Yan Tsui sacó una estridente carcajada y se puso en acción. Tomó la oportunidad ya que los otros estaban distraídos con la conversación y pateó el brazo de Yoh. Yoh se agachó y saltó hacia un lado. Yan Tsui sacó su propia pistola y le apuntó a Feilong.

-«¡Te mataré!»

-¡Tao, cúbrete!»

Yoh era rápido, así que rodeó a Feilong con sus brazos y se arrojó a la cama para refugiarse. Mientras tanto, Yan Tsui siguió disparando indiscriminadamente y agarró a Tao bajo su brazo, quien solo se había echado al piso para protegerse.

-«¡Tao!»

Yan Tsui percibió el dolor de Feilong, y con una fuerza gratificante apretó el brazo del pequeño Tao mientras este luchaba por liberarse. -«¡Las armas fuera y lárguense! ¡O de lo contrario, no sé qué haré con el chico!»

Feilong gritó cuando vio como apuntaban el arma contra la cabeza del chico: -«¡Yan Tsui! ¡Te lo dije! ¡Él es tu hijo!»

-«¡Y qué!»

Yan Tsui no se desanimó. Por el contrario, no había rastro de que pretendiera bajar el arma de nuevo. Feilong y Yoh permanecieron a la sombra de la cama, pero el primero no sabía que decir. La vida de su propio hijo no le importaba para nada a Yan Tsui.

-«¡¿Lo usas como tu escudo?! ¡Eres escoria, Yan Tsui!»

Yan Tsui se rió sin miedo y mantuvo el cañón de la pistola contra Tao. -«¡Tú no eres diferente a mí, Feilong! No puedes decir que olvidaste como me apuntaste con un arma hace siete años.»

Feilong recordó como había amenazado a Yan Tsui con su arma cuando ya no pudo soportar más su tiranía. No podía decir si realmente tenía intención de matarlo en ese entonces, pero sabía que si sus subordinados no lo hubieran retenido, indudablemente habría disparado el gatillo. Feilong dejó que Yan Tsui conociera su feroz temperamento, y Yan Tsui había aprendido a temerle.

-«¡No soy como tú! ¡Yo aún tengo sentimientos, a diferencia de ti!»

Sólo después Feilong supo que no había sido Asami el que le disparó, sino To. Por un largo tiempo, había culpado a Asami y trataba de mantener sus emociones bajo control. No quería que Tao cometiera el mismo error, ni quería que tuviera que soportar el mismo odio dentro de él.

-«Escoria o no, el que sobreviva hoy saldrá como un ganador. Si no quieres que le pase nada al cachorrito, te aconsejo que traigas esa arma.»

El estado de Yan Tsui no era normal. Si lo irritaba más ya sería peligroso. Feilong miró a Yoh con una expresión agonizante, y eso pareció suficiente para que él entendiera todo.

-«¡Está bien! Haremos lo que dices.»

Yoh se puso de pie lentamente y desenfundó el rifle de francotirador, levantó sus manos y pateó el arma lejos para que quedara ante los pies de Yan Tsui. Yan Tsui la pateó bajo la cama y sin cambiar de posición, el arma que reposaba en la frente de Tao, retrocedió hasta la puerta paso a paso. Aparentemente quería huir usando a su rehén como escudo.

-«¡Yan Tsui, deja ir a Tao!»

-«¡Silencio! ¡Muévete, mocoso!»

Había matado a su propio padre y ahora ponía la vida de su hijo delante de la suya. Las acciones y las palabras de Yan Tsui, eran más que despreciables y dejaban que los sentimientos de Feilong se enfriaran.

-¡Hey, niño! ¡¿No me escuchas?!»

Que Tao no se moviera en absoluto hizo que Yan Tsui perdiera la paciencia. Trató de arrastrarlo hasta la puerta, sin embargo, Tao estaba pegado al lugar, con sus ojos abiertos pero la mirada vacía. Eran demasiadas las verdades impactantes que le caían encima.

-¿Este hombre…que sólo le hace cosas malas al Señor Fei…es mi padre?» Balbuceó estas palabras como si fueran fantasías febriles. El hecho de que el hombre que trató de matar a su Señor era su padre, era difícil de aceptar para el inteligente y amable Tao.

«¡Eres mi hijo, ¿no?! ¡Entonces haz lo que te digo!»

Justo en ese instante, levantó la vista con sus ojos humedecidos. De repente, mostró sus dientes blancos y los hundió en el brazo que lo sostenía. Ese ataque sorpresa hizo que Yan Tsui diera un grito: «¡Maldito mocoso!»

Empujó a Tao lejos de él, y en el calor del momento, dirigió el arma hacia el pequeño despiadadamente.

-«¡Para!»

Yoh se lanzó hacia Tao rodando en el suelo mientras simultáneamente se escucharon dos disparos. Cajas de cartuchos vacías cayeron al suelo. Tao gritó: -«¡Yoh!»

Yoh había disparado con una pistola oculta y las balas hicieron que Yan Tsui tirara su arma al suelo. Con una rodilla en el suelo, Yoh estaba sosteniendo su hombro izquierdo; la sangre se desbordaba de sus dedos, goteando en el suelo y empapando su camisa. Cuando Feilong vio las manchas rojas, sintió sus emociones congelarse. Recogió su arma y la presionó contra la cabeza de Yan Tsui, quien se cubría en el suelo. Su cuerpo actuó sin pensar.

-«Fei… ¡¿de nuevo me apuntas con tu arma?!»

Con una mirada pálida y fuerte, Feilong miró hacia abajo a Yan Tsui y con desdén flexionó su dedo índice: -«Debí haber hecho esto hace siete años, sin dudarlo ni un segundo»

-¡¿Qué…?!

Parecía que Yan Tsui veía a su hermano de esa manera por primera vez, separado de cualquier tipo de razón, la imagen le trajo sudor a la frente, pero el temor hizo que sus miembros se relajaran. Feilong observó la situación. El frío recorrió su cerebro.

-«¡Señor Feilong!»

Fue la voz de Yoh la que cortó el aire seco y tensionado del ambiente. Feilong dejó de moverse y miró a su alrededor.

Lo que vio fue los ojos claros de Yoh en frente de él, y lo escuchó decir: -«¡Esa no es tu tarea!»

Yoh cubría a Tao con su espalda, e incluso estando herido, miraba directamente a Feilong, quien evitó lentamente esos ojos para dejar su mirada detenerse en el muchacho hundido en el suelo. Tenía el rostro húmedo a causa de las lágrimas y estaba lleno de miedo, además, las gotas saladas se deslizaban de nuevo por sus rojas mejillas. Tan pronto como Feilong puso los ojos en él, sintió que la sangre le volvía a su cerebro y se empezó a calmar.

17 comentarios en “Stigma in the Finder I (Finder no Rakuin)

  1. Estoy tan contenta. De verdad agradezco tu esfuerzo y ya me puse a leer la traducción original.
    Es muy interesante esta novela, esperaré cada capítulo.

    Tuve problemas para publicar con mi cuenta de google, pero bueno.
    Nos estaremos leyendo.

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    • No, no está completa. Está en proceso y si es igual supongo que será por que se debe estar traduciendo del mismo post. Yo también creo contenido y así como no me gusta que me roben mi trabajo, no robaría
      el de otro. Un saludo.

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    • De donde sacas polka que los trabajos de las mangakas son propiedad de los Fansub??? Me encanta que exista gente que continúe los trabajos que otros dejan de trabajar por años. Deberías agradecer leer este trabajo por ellos en vez de acusarlos de esa forma. Además comienzas preguntando si lo tienen completo para satisfacer tus ganas de leer la novela completa y después escribes lo del robo, que desagradable leer a gente como tú, malagradecida pero buena para leer.

      Por otra parte, gracias al Fansub por traducir esta novela, espero la continúen pronto, me encanta ver a Feilong y Yoh juntos 😀

      Gracias por su trabajo 😀

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  2. Hola. Muchas gracias por compartir esto con nosotros!!! Soy la única que quiere que fei se quede con Tao?? Y una consulta, irán poniendo más a medida que se vaya actualizando??. Gracias a todos los q lo hacen posible!!! Besos

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  3. Hola. Gracias por comparti esta maravillosa historia, amo a Feilong, y verlo de esta forma me emociona vastante.
    Se que la novela ya finalizo, pero la traduccion aun no verdad?? Odiaria saber que se queda muy abierta ToT… pero bueno.
    Gracias por traducirlo. Saludos \(nvn)/

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